El amanecer trajo consigo un cielo gris y nublado, reflejando el ánimo sombrío de Creus. Se levantó con dificultad, sus músculos aún doloridos por la golpiza de la noche anterior. Mientras se vestía, sus pensamientos volvían una y otra vez a los rumores de la revuelta. ¿Podría realmente haber una oportunidad para escapar?
El día comenzó como cualquier otro, con Creus realizando sus tareas bajo la mirada vigilante de Sir Gareth. Sin embargo, algo en el aire se sentía diferente. Los otros esclavos murmuraban entre ellos, susurrando sobre extraños movimientos en el bosque cercano. Creus escuchó atentamente, su corazón latiendo con fuerza.
Mientras limpiaba la cocina, una joven esclava llamada Elara se le acercó. Sus ojos verdes brillaban con una mezcla de miedo y esperanza. “Creus, he oído que los rebeldes están cerca. Dicen que atacarán esta noche,” susurró, mirando a su alrededor para asegurarse de que nadie más escuchara.
Creus sintió una oleada de emoción y miedo. “¿Estás segura?” preguntó, tratando de mantener la calma.
Elara asintió. “Sí, pero debemos tener cuidado. Si Sir Gareth se entera, nos matará a todos.”
El día transcurrió con una tensión palpable en el aire. Creus no podía dejar de pensar en la posibilidad de escapar. Cada tarea que realizaba, cada orden que obedecía, lo acercaba más a la decisión que debía tomar. ¿Podría realmente arriesgarlo todo por una oportunidad de libertad?
Al caer la noche, Creus fue enviado nuevamente al bosque a recoger leña. Esta vez, su corazón latía con una mezcla de miedo y determinación. Mientras caminaba entre los árboles, escuchó un susurro a su izquierda. Se detuvo, su cuerpo tenso.
“Creus,” llamó una voz baja. Era Elara, escondida detrás de un árbol. “Ven, rápido.”
Creus se acercó, su respiración acelerada. “¿Qué pasa?”
“Los rebeldes están aquí. Quieren hablar contigo,” dijo Elara, señalando hacia un claro en el bosque.
Con el corazón en la garganta, Creus siguió a Elara hasta el claro. Allí, un grupo de hombres y mujeres armados lo esperaban. Sus rostros estaban marcados por la determinación y la esperanza.
“¿Eres Creus?” preguntó un hombre alto con una cicatriz en la mejilla.
Creus asintió, su voz temblorosa. “Sí, soy yo.”
“Nos han dicho que eres fuerte y valiente. Necesitamos tu ayuda para liberar a los esclavos de los nobles,” dijo el hombre, extendiendo una mano. “¿Estás con nosotros?”
Creus miró a su alrededor, viendo los rostros decididos de los rebeldes. Sabía que esta era su única oportunidad. “Sí,” respondió, tomando la mano del hombre. “Estoy con ustedes.”
El líder de los rebeldes sonrió. “Bien. Esta noche atacaremos la mansión de Sir Gareth. Debemos ser rápidos y silenciosos. ¿Estás listo?”
Creus asintió, sintiendo una nueva determinación crecer dentro de él. “Estoy listo.”
La noche avanzó lentamente, cada minuto cargado de tensión. Los rebeldes se movieron con sigilo, acercándose a la mansión. Creus lideraba el camino, conociendo cada rincón y pasillo. Cuando finalmente llegaron a la puerta principal, el líder de los rebeldes levantó una mano, señalando el inicio del ataque.
El sonido de la madera rompiéndose resonó en la noche, seguido por los gritos de los guardias. Creus se lanzó a la batalla, su corazón latiendo con fuerza. Cada golpe, cada movimiento, era una lucha por su libertad. El aire estaba lleno del olor a sangre y el sonido del metal chocando contra el metal. Los gritos de los heridos y moribundos resonaban en sus oídos, creando una sinfonía de caos y desesperación.
En medio del caos, Creus vio a Sir Gareth, su rostro lleno de furia. “¡Tú!” gritó, avanzando hacia él con una espada en mano.
Creus se preparó para el enfrentamiento, sabiendo que este era el momento decisivo , Creus sin experiencia sabía que sería difícil para el. La batalla entre ellos fue feroz, cada golpe resonando en la noche. Finalmente, con un último esfuerzo, Creus logró desarmar a Sir Gareth dándole un tajo en una de sus manos y el al ser noble que nunca aprendió la esgrima fue una ventaja para que Creus pudiera derrotarle , dejándolo indefenso en el suelo. Creus exclamó
“Esto es por todos los que has oprimido,” dijo Creus, su voz llena de determinación.
Sir Gareth lo miró con odio, pero no dijo nada. Creus se volvió hacia los rebeldes, viendo que la batalla estaba ganada. Los esclavos de el noble eran libres.
Mientras el sol comenzaba a asomarse en el horizonte, Creus sintió una oleada de emoción y alivio. Habían ganado, pero sabía que la verdadera lucha apenas comenzaba. Con una nueva determinación, se unió a los rebeldes, listo para enfrentar cualquier desafío que viniera
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Two Coins And One Side
Fantasytodo comienza con un joven Creus de 16 años , que es esclavo en el castillo de un noble llamado Sir Gerath , Creus con su ferviente deseo de libertad empieza con su plan