Capítulo 4: La Prueba del Guerrero

9 3 0
                                    

El sol apenas había despuntado cuando Creus se despertó con un sobresalto. Había tenido un sueño inquietante, lleno de sombras y susurros. Se levantó rápidamente, sintiendo una extraña sensación de urgencia. Mientras se dirigía hacia la hoguera central, notó que el campamento estaba inusualmente silencioso.

Thorne lo esperaba junto a la hoguera, su rostro serio. “Creus, tengo una misión para ti,” dijo sin preámbulos. “Es hora de que demuestres tus habilidades en una verdadera prueba de fuego.”

Creus sintió una mezcla de emoción y nerviosismo. “¿Qué debo hacer?”

Thorne le entregó un mapa. “Hay un puesto de avanzada enemigo en el bosque al norte. Necesitamos información sobre sus movimientos y planes. Tu misión es infiltrarte, obtener esa información y regresar sin ser detectado.”

Creus asintió, comprendiendo la importancia de la misión. “No te fallaré, Thorne.”

Antes de partir, Creus se tomó un momento para reflexionar. Aunque había entrenado duro y se sentía preparado físicamente, no podía evitar dudar de sí mismo. ¿Sería capaz de cumplir con la misión? ¿Podría manejar la presión y el peligro?

Con el corazón pesado, Creus se adentró en el bosque. La misión requería sigilo y precisión, y cada paso que daba lo acercaba más al puesto de avanzada enemigo. Mientras avanzaba, sus pensamientos se llenaron de dudas y miedos. Recordó las palabras de Thorne sobre la importancia de la fuerza mental y emocional. Sabía que debía superar sus propios demonios internos para tener éxito.

Finalmente, llegó al puesto de avanzada. Observó desde la distancia, tomando nota de las patrullas y las defensas. Con cautela, se deslizó entre las sombras, acercándose cada vez más. Logró infiltrarse en una tienda donde encontró mapas y documentos importantes. Con el corazón latiendo con fuerza, tomó la información y comenzó su retirada.

De regreso al campamento, Creus no pudo evitar sentirse orgulloso de su logro. Había superado sus miedos y completado la misión con éxito. Sin embargo, al llegar, notó una atmósfera tensa. Los rebeldes murmuraban entre ellos, y Thorne lo esperaba con una expresión grave.

“Creus, mientras estabas fuera, descubrimos que hay un traidor entre nosotros,” dijo Thorne. “Alguien ha estado pasando información a nuestros enemigos. Necesitamos descubrir quién es antes de que cause más daño.”

Creus sintió un nudo en el estómago. Sabía que debía actuar rápidamente. Comenzó su investigación discretamente, observando a sus compañeros y buscando cualquier comportamiento sospechoso. Mientras tanto, continuaba con su entrenamiento, perfeccionando sus habilidades con el espadón y el escudo.

Una noche, mientras revisaba los alrededores del campamento, Creus escuchó voces susurrantes. Siguiendo el sonido, se encontró con dos figuras encapuchadas hablando en la oscuridad. Se escondió detrás de un árbol, tratando de escuchar su conversación.

“Debemos actuar pronto,” dijo una de las figuras. “Thorne sospecha algo. Si no entregamos la información a tiempo, estaremos en peligro.”

Creus sintió un nudo en el estómago. Sabía que debía actuar rápidamente. Regresó al campamento y le informó a Thorne sobre lo que había escuchado. Thorne asintió, su rostro grave. “Debemos atrapar al traidor esta misma noche.”

Organizaron una trampa, fingiendo que Thorne se ausentaría del campamento para una misión importante. Creus y un grupo de rebeldes se escondieron, esperando a que el traidor hiciera su movimiento.

Horas más tarde, una figura encapuchada se deslizó hacia la tienda de Thorne. Creus y los otros rebeldes saltaron de sus escondites, rodeando al traidor. Al quitarle la capucha, descubrieron que era uno de los guerreros más antiguos del campamento, alguien en quien todos confiaban.

“¿Por qué?” preguntó Creus, su voz llena de incredulidad y dolor.

El traidor bajó la cabeza, avergonzado. “Me prometieron libertad y riquezas si les ayudaba. No podía resistir la tentación.”

Thorne se acercó, su mirada dura. “La traición tiene un precio. Pero también creemos en la redención. Tendrás una oportunidad de redimirte, pero bajo estricta vigilancia.”

Creus frunció el ceño, sintiendo una oleada de indignación. “¿Redención? ¡Este hombre nos ha traicionado! Debería ser expulsado del campamento, al menos. No podemos confiar en él.”

Thorne lo miró con firmeza. “Entiendo tu enojo, Creus, pero todos merecen una segunda oportunidad. La expulsión sería una sentencia de muerte en estas tierras. No podemos ser tan crueles.”

Creus apretó los puños, luchando por controlar su ira. “¿Y qué pasa con la seguridad de todos aquí? ¿Qué pasa si vuelve a traicionarnos? No podemos arriesgarnos.”

La discusión se intensificó, con ambos hombres defendiendo sus puntos de vista. Thorne, con su experiencia y sabiduría, abogaba por la redención y la vigilancia estricta. Creus, con su pasión y sentido de justicia, exigía una acción más severa.

Finalmente, Thorne levantó una mano para silenciar a Creus. “Basta. He tomado mi decisión. El traidor se quedará bajo vigilancia. Pero si vuelve a traicionarnos, no habrá más oportunidades.”

Creus no pudo contener su frustración. “¡Esto es inaceptable! La traición no merece perdón. Este hombre sabía que nos lastimaría a todos. Deberíamos ejecutarlo.”

Thorne lo miró con una mezcla de sorpresa y desaprobación. “No somos asesinos, Creus. No podemos bajar a su nivel. La justicia debe ser justa, no vengativa.”

Creus, furioso, dio un paso adelante. “Si no estás dispuesto a hacer lo necesario para protegernos, entonces te desafío a un duelo. El destino del traidor se decidirá en combate.”

El campamento quedó en silencio. Los rebeldes se miraron entre sí, sorprendidos por la audacia de Creus. Thorne, después de un momento de reflexión, asintió. “Muy bien, Creus. Si eso es lo que deseas, acepto tu desafío. Nos enfrentaremos esta noche.”

La noticia del duelo se extendió rápidamente por el campamento. Los rebeldes se reunieron en un claro, formando un círculo alrededor de los dos combatientes. La tensión era palpable mientras Creus y Thorne se preparaban para la batalla.

La luna llena iluminaba el campo de batalla cuando comenzó el duelo. Creus, con su espadón en mano, atacó con furia, decidido a demostrar su punto. Thorne, con su experiencia y habilidad, bloqueaba y contraatacaba con precisión.

La batalla fue feroz y duradera. Los golpes resonaban en la noche, y ambos combatientes mostraban su destreza y determinación. A medida que la lucha continuaba, ambos hombres comenzaron a mostrar signos de fatiga y heridas. La sangre manchaba el suelo, y sus respiraciones eran pesadas.

Finalmente, en un momento de debilidad, Creus cometió un error. Thorne aprovechó la oportunidad y lo desarmó, derribándolo al suelo. Con la espada de Thorne apuntando a su pecho, Creus supo que había perdido.

Thorne, jadeando, bajó su espada. “Esto no era necesario, Creus. Pero has demostrado tu valentía y tu pasión. Sin embargo, mi decisión sigue en pie. El traidor se quedará bajo vigilancia.”

Creus, herido tanto física como emocionalmente, se levantó con dificultad. “No puedo quedarme aquí sabiendo que un traidor sigue entre nosotros. Me voy.”

Con esas palabras, Creus se alejó del campamento, cojeando y sangrando. Los rebeldes lo observaron en silencio, respetando su decisión pero sintiendo la pérdida de un valioso compañero.

Antes de desaparecer en la oscuridad, Creus se volvió hacia sus antiguos compañeros. “Tengan cuidado. Mantener a un traidor entre nosotros es un riesgo que no deberíamos correr. Espero que no se arrepientan de esta decisión.”

Con el corazón pesado y sin rumbo claro, Creus se adentró en la noche, dejando atrás el campamento rebelde y a sus amigos. Sabía que su camino sería solitario y peligroso, pero estaba decidido a seguir adelante, buscando un nuevo propósito y una nueva esperanza

Two Coins And One SideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora