Capítulo 7: El Camino De Regreso A Camelot

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El sol apenas había despuntado cuando Creus dejó atrás el campamento rebelde. Con cada paso que daba, sentía una mezcla de libertad y responsabilidad. El bosque se extendía ante él, lleno de misterios y peligros desconocidos. La brisa matutina acariciaba su rostro, y el canto de los pájaros le daba una sensación de esperanza.

Mientras avanzaba, Creus no podía evitar reflexionar sobre su decisión. Había dejado atrás a sus compañeros, pero sabía que debía hacerse más fuerte para protegerlos mejor en el futuro. “Camelot,” pensó. “Allí encontraré el entrenamiento y el poder que necesito.”

El primer día de su viaje transcurrió sin incidentes. El bosque era denso y lleno de vida, y Creus se sentía en paz con la naturaleza. Sin embargo, al caer la noche, la atmósfera cambió. Los sonidos del bosque se volvieron más inquietantes, y la oscuridad parecía envolverlo todo.

Creus decidió acampar cerca de un arroyo, donde el sonido del agua le daba una sensación de calma. Encendió una pequeña hoguera y se sentó a reflexionar. “Debo estar alerta,” se dijo a sí mismo. “Este bosque puede ser traicionero.”

Mientras se acomodaba para dormir, escuchó un crujido en la maleza. Su mano se dirigió instintivamente a la empuñadura de su espadón. “¿Quién anda ahí?” preguntó, su voz firme pero cautelosa.

De entre las sombras emergió una figura imponente. “No temas, viajero,” dijo una voz grave. “No vengo a hacerte daño.”

Creus mantuvo su guardia alta. “¿Quién eres y qué quieres?”

La figura se acercó lentamente, revelando el rostro de un hombre fornido, con una barba espesa y ojos penetrantes. “Soy Valheim, un bárbaro de las tierras del norte. Vi tu hoguera y pensé que podría unirme a ti por esta noche. Los bosques no son seguros para nadie que viaje solo.”

Creus lo observó detenidamente, buscando señales de engaño. Finalmente, asintió. “Está bien, puedes quedarte. Pero mantén tus intenciones claras.”

Valheim sonrió y se sentó junto a la hoguera. “Gracias. ¿Hacia dónde te diriges?”

“Camelot,” respondió Creus. “Busco entrenamiento y poder para proteger a mis compañeros.”

Valheim asintió, comprendiendo. “Es un camino largo y peligroso. Pero si tienes la determinación, llegarás allí.”

La noche transcurrió en relativa calma, y al amanecer, Creus y Valheim se despidieron. “Buena suerte en tu viaje, Creus,” dijo Valheim. “Espero que encuentres lo que buscas.”

“Gracias, Valheim. Cuídate,” respondió Creus, antes de continuar su camino.

A medida que avanzaba, el bosque se volvía más denso y oscuro. Los árboles parecían cerrar el paso, y el aire se volvía más pesado. Creus sentía que algo lo observaba, pero no podía ver nada. “Debo mantenerme alerta,” pensó.

De repente, un rugido ensordecedor rompió el silencio. Creus se giró justo a tiempo para ver una criatura enorme y peluda emerger de entre los árboles. Era un warg, una bestia feroz conocida por su agresividad y fuerza.

Creus desenvainó su espadón y se preparó para el combate. La bestia lo atacó con furia, y Creus apenas logró esquivar sus garras. “¡Vamos, monstruo!” gritó, lanzándose al ataque.

La batalla fue intensa. Creus golpeaba con precisión, pero la bestia era rápida y fuerte. Cada vez que lograba herirla, el warg respondía con un ataque aún más feroz. Creus sentía el cansancio acumulándose, pero no podía permitirse fallar.

Finalmente, con un golpe certero, Creus logró herir mortalmente al warg. La bestia cayó al suelo, y Creus se dejó caer de rodillas, jadeando. “Eso estuvo cerca,” murmuró, limpiando el sudor de su frente.

Mientras recuperaba el aliento, escuchó un susurro en el viento. “Bien hecho, guerrero,” dijo una voz etérea. Creus se levantó de un salto, buscando el origen de la voz, pero no vio a nadie.

“¿Quién eres?” preguntó, su voz resonando en el silencio del bosque.

“No temas,” respondió la voz. “Soy un espíritu del bosque. He observado tu valentía y determinación. Sigue tu camino, y encontrarás lo que buscas.”

Creus asintió, sintiendo una extraña calma. “Gracias,” dijo, antes de continuar su viaje.

Los días siguientes fueron una mezcla de desafíos y descubrimientos. Creus se enfrentó a bandidos, criaturas del bosque y obstáculos naturales. Cada batalla lo hacía más fuerte, pero también más consciente de sus propias limitaciones.

Una tarde, mientras cruzaba un río, Creus se encontró nuevamente con Valheim. El bárbaro estaba luchando contra un grupo de bandidos, y aunque era fuerte, estaba claramente superado en número. Sin pensarlo dos veces, Creus se lanzó al combate para ayudarlo.

“¡Valheim!” gritó Creus, blandiendo su espadón. “¡Estoy contigo!”

Juntos, Creus y Valheim lograron repeler a los bandidos. La batalla fue feroz, pero su trabajo en equipo fue impecable. Al final, los bandidos huyeron, dejando a los dos guerreros victoriosos pero exhaustos.

“Gracias, Creus,” dijo Valheim, respirando con dificultad. “No sé si hubiera podido con ellos solo.”

“Estamos en esto juntos,” respondió Creus, ayudando a Valheim a levantarse. “No dejaremos que nos derroten.”

Desde ese momento, Creus y Valheim decidieron continuar su viaje juntos. A medida que avanzaban, se enfrentaron a más desafíos, pero su amistad y camaradería crecieron con cada batalla. Valheim le enseñó a Creus técnicas de combate cuerpo a cuerpo, mientras que Creus compartía su conocimiento sobre estrategia y tácticas.

Una noche, mientras acampaban, Valheim se sentó junto al fuego con Creus. “¿Por qué buscas poder, Creus?” preguntó Valheim.

“Para proteger a mis compañeros,” respondió Creus. “Quiero ser lo suficientemente fuerte para que nunca más tengan que sufrir.”

Valheim asintió, comprendiendo. “Es una noble causa. Pero recuerda, el poder no lo es todo. La sabiduría y el corazón también son importantes.”

Creus reflexionó sobre las palabras de Valheim. Sabía que tenía razón, pero también sabía que debía seguir su camino. “Gracias, Valheim. No olvidaré tus palabras.”

Finalmente, después de varios días de viaje, el grupo llegó a las puertas de Camelot. La ciudad se alzaba majestuosa ante ellos, con sus torres y murallas brillando bajo el sol. Creus sintió una mezcla de emoción y nerviosismo. “Este es solo el comienzo,” pensó.

Mientras se adentraban en la ciudad, Creus y Valheim sabían que su verdadero desafío apenas comenzaba. Pero estaban listos para enfrentarlo, con la determinación de convertirse en los guerreros que sus compañeros necesitan

Two Coins And One SideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora