•Capítulo 18•

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Cuando llegamos a Miami ya era casi media noche, por lo que fuimos directos a casa.
Deshice la maleta y me tumbé sobre la cama, ya no podía dormir ya que había estado durmiendo en el avión, Benjamin se tumbó a mi lado, me giré para verle y me encontré con esos maravillosos ojos grises que estaban detrás de esas gafas negras.

-no puedo dormir- le dije.

-yo tampoco- me respondió mientras se levantaba para quitarse la camiseta.

-que vas a hacer?- pregunté

-voy a la piscina, ¿te vienes?- preguntó con una gran sonrisa.
Obviamente no le iba a decir que no, no tenía ganas de bañarme, pero con Benjamin me apetecía todo.

-claro, voy a cambiarme- le dije levantándome.
Tras cambiarme y bajar a la piscina en biquini, vi que Benjamin estaba haciendose unos largos de piscina, estaba todo a oscuras.
Entré al agua, que estaba bastante fría, pero era agradable ya que hacia un calor infernal.

-ni sabía que eras nadador olímpico- le dije

-se me ha ocurrido una idea para esta noche- dijo Benjamin.
Ya se por dónde iban los tiros.

-no me parece mala idea- le respondí pasando mis brazos por su cuello al mismo tiempo que él pasaba sus brazos por mi cintura.
Me cogió de las caderas de una manera en la que me levantaba, enrollé mis piernas en su cuerpo y metió su lengua en mi boca de una manera apasionada.

-aqui en la piscina es muy raro- me dijo Benjamin.

-tienes razón, vamos dentro- dije yo.
Él me cogió en brazos y me llevó hasta el sofá, allí comenzó a quitarme la parte de arriba del biquini  yo le quité el bañador que llevaba puesto, después me quitó la parte de abajo del biquini y nos quedamos piel con piel.
Benjamin continuó besándome el cuello mientras subía hasta los labios.
Un huracán de lujuria nos apoderó de nuevo.
Nos estábamos besando apasionadamente hasta que un vidrio roto nos sorprendió.
Me separé de Benjamin rápidamente, él se quedó mirándome al igual que yo.
Se puso el bañador rápidamente igual que yo, y fue a mirar.
Cuando vi a ver lo que había ocurrido no esperaba eso.
Alguien había tirado una piedra a nuestra ventana, y no era una piedra pequeña.
Benjamin estaba recogiendo los pequeños trozos de vidrio del cristal de la ventana de la cocina, me acerqué a coger la piedra ya que había un papel encima pero justo entonces sentí un fuerte pinchazo en la planta del pie, solo pude exclamar una mueca de dolor.

-¿estas bien?- preguntó Benjamin mientras me ayudaba a sentarme en un taburete de la isla de la cocina.

-creo que me he clavado un cristal en el pie- dije, estaba en lo cierto, tenía un cristal bastante grande clavado en la planta del pie.

-voy a curarte vale? Voy a buscar el botiquín- dijo Benjamin antes de ir al baño a buscar el botiquín para curarme la herida.
Aproveché para leer la nota que estás en la piedra, ya que la llevaba en la mano.

«No pienses que has ganado»

Estuve repitiéndome la frase unas 10 veces, hasta que un nombre y una cara me vinieron a la mente.
Karen Davis.
Era ella, quién más podía ser, sabía que no acabaría tan fácilmente con ella, sabía que después de lo del coche cobraría venganza, pero ella jamás sabría que habiamos sido nosotras quien le habíamos pinchado las ruedas y le habíamos rayado el coche.
Recordé palabra por palabra lo que me dijo la noche que Benjamin anunció que éramos pareja.
“Te conviene tenerme de amiga, yo se muchas cosas que mejor mantenerlas en secreto”
A saber que más cosas le habia contado Brandon o Emily de mi pasado.

Antes de que pudiera pensar más, Benjamín apareció por las escaleras con un antiséptico, algodón, unas pinzas y unas vendas.

-voy a quitarte el cristal vale?- dijo Benjamin cogiendo las pinzas, me concentré en mirarle a él, así no sentiría dolor.

-vale- respondí mientras le observaba, cuando me quitó el cristal no sentí nada, tal vez porque estaba embobada mirando cada rasgo de Benjamin.
Después me desinfectó el corte y colocó una venda.

-no sabía que también eras médico- le dije en un tono relajado.

-por ti sería hasta un asesino en serie- dijo Benjamin.
Nunca me habían dicho eso, jamás, sabía perfectamente que Benjamin estaba enamorado de mi al igual que yo, y ese hecho me encantaba.

-voy a acabar de barrer los cristales, quédate aquí no vaya ser que te claves otro- dijo Benjamin, hice lo que me dijo.
Entonces me di cuenta de que seguía con la nota en la mano.
¿Debía decírselo a Benjamín?
Si hubiese sido una tontería no, pero aquello ya estaba pasando de castaño oscuro así que decidí decírselo.

-Ben....en la piedra había una nota- le dije tendiéndole mi mano con el papel.
Benjamin la abrió y la leyó, se quedó algo sorprendido, cuando recuperó la compostura volvió a hablar.

-crees que es quien yo creo- dijo Benjamin.
Karen.
Había sido Karen, no había otra persona, se había vuelto obsesiva por amor y la habia tomado conmigo, había sido ella.

-ha sido Karen, estoy segura- musité. Benjamin me abrazó profundamente.

-no dejaré que te haga nada, ni a ti ni a nadie de nuestro entorno- dijo Benjamin.
Cuando nos separamos del abrazo ambos compartimos una mirada que iba con el mismo pensamiento.
Las cosas iban a ir a peor a partir de ahora.

𝐒𝐨𝐮𝐭𝐡 𝐁𝐞𝐚𝐜𝐡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora