¡NO ES TU HIJA!

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TIFÓN

—Tu padre ha estado reparando la habitación del altar de… bueno ya sabes, he logrado que no se encuentre con Gianna y el cargamento ya está ordenado, las armas son buenísimas, definitivamente los ingleses son los mejores en eso.

—Lo son pero eso no importa ahora, sigo esperando que me digas que paso con el mensajero, Paulette y Gianna.

Me pregunta Max tomándome por sorpresa, los ojos oscuros llenos de malicia esperan mi respuesta pero pierde el enfoque al igual que yo cuando en el despacho aparece la mujer de ojos claros que claramente tanto los descompone.

—¿Qué pasó con Paulette?.

—¡Esto!— entra y le tira unas fotografías a Max— en lugar de estar preocupado por tu zorra deberías ocuparte de la niña a la que estás volviendo un monstruo.

—¿Qué mierda te pasa?— Ya van a empezar a pelear— ¡Ya te he dicho que no te metas en lo que no te importa!.

—Y yo te he dicho que a mí no me trates como un peón.

Me hago a un lado cuando veo que la mujer recoge lo que ella mismo tiró y las fotografías las estrellas en el pecho del hombre que respira como un toro bravo metido en los ojos de quién yo sé es la madre de mi niña.

—Lo lamento, los dejo solos.

—¡No!— gritan al mismo tiempo y me quedo dónde estoy.

—Tu sabías, sabes lo que la niña ha hecho y no has hecho nada para evitarlo, todos están hablando de cómo el Tifón se quedó a un lado mientras una niña de tres años le ordenaba a ese animal que ataque a su enemigo.

—¿Eso es todo?— habla Max— estás enferma o que mierda te pasa, un día eres una lunática que juega a llamarse la princesa de la muerte, te metes a mi casa exigiendo poner tu apellido en mi organización y ahora ¿Lloras porque una niña de tres años que tanto jodes y quieres tratar como princesa tiene más pelotas que tu?.

—Tu y yo somos adultos— lo empuja cuando lo tiene extremadamente cerca— siendo una mierda pero ella.

—¡Ella es mi hija!— eso me llena de orgullo— y tú no puedes hacer nada para que eso cambie.

—Puedo decirle a todos la verdad, puedo decirles que ella no es tu hija, si no tu sobrina.

Lo que habla no solo me congela a mi si no al hombre que la mira con el infierno que acaba de desatar, mis razones para no decirle a Max quien es ella es esperar con paciencia pero lo que acaba de ser Brooke Jones o Sarah es cambiarlo todo.

No sé qué hacer, no entiendo este paso pero el desespero de madre le ha ganado, ella ha sufrido mucho, sus ojos llenos de lágrimas me lo dicen y supongo que una madre que no nació en el mundo de la mafia no quiere que su hija sea lo que es Gianna y ahora no es momento de retroceder.

—¿Qué mierda dijiste?— cierro las puertas porque el Satán me lo ordena— ¡Habla!.

—La verdad, lo veo en tus ojos— lo rodea— lo que tanto quieres esconder y con una sola palabra se puede desbaratar, este mundo no es tuyo porque la niña no es tu hija, es la hija de tu hermano— realmente no lo puedo creer— Antuan Zerboni.

Es lo último que dice cuando la mano de Max se enrosca en su cuello con tanta fuerza que le corta el aire de inmediato, aún así lucha golpeando su estómago pero no es suficiente, por mucho que le pido al enorme hombre que la suelte no lo hace y esto es una mierda.

—¡Basta Max!— lo jalo pero es fuerte, emperrado lo es más aún— ¡Joder la vas a matar y Nevada y la Tríada están aquí!.

—Que me importa— su cuello está a punto de reventar— está maldita es una traidora, siempre lo supe.

—Dejame— súplica ahogándose y lo tengo que empujar con mucha fuerza para que lo haga.

—Así las cosas no van a funcionar.

Lo alejo y hago de todo para que no la lastime mientras ella busca oxígeno yendo con dificultad a abrir las ventanas, mirándonos no con miedo, por lo menos no por ella, lo sé, lo intuyo tanto como se que Maximilian la quiere matar.

Intento de mil formas apaciguar al demonio que le grita mientras ella se nota arrepentida por lo que ha hecho pero ya no hay retroceso, Max exige que le diga de dónde sacó eso y no le queda otra que hablar aunque se que le está dando la historia a otra persona.

—Pavel me lo dijo— responde aún tosiendo un poco.

—Te pregunté que más sabías y nunca hablaste de eso— prepara su arma el Satán mientras pide que siga hablando.

—No tenía porqué y si fuera una traidora ya lo hubiese hecho hace mucho, él me dijo que en ese lugar la madre de la niña murió, su padre también y si era la mejor estrategia para el ataque— cada palabra aumenta su ira y la mía también— pero no lo hice.

—Pero lo harás— ahora soy yo quien habla.

—No y no por miedo sino porque— los labios le tiemblan al mismo tiempo que se sienta derrotada en el mueble— ella es una niña y tú— mira al Satán— crees que le enseñas a ser una mujer fuerte siendo cruel pero no es así, tu y yo sabemos que no es así, la gritas, no la tratas como una persona de su edad, mira lo que estaba a punto de hacer cuando llegamos— en eso tiene razón.

—Tu drama me harta.

—Pero es verdad y lo sabes.

—Lo único que sé es que estás muerta.

El arma del satán la apunta y rastrilla sin pensar en nada pero me pongo en medio de los dos sorprendiendo a la pareja que no se da cuenta que juntos pueden tener un poder mayor.

Maximiliam me grita que me quite y hunde el cañón exactamente en medio de mis ojos pero no retrocedo, con todo y su rabia no lo hago y las palabras traidor no dejan de llegar.

—¡Eres un maldito traidor!.

—No es así, yo solo quiero que la niña este bien y no por ser la heredera del Inframundo si no porque es tu hija— muevo el arma pero no la baja— le guste a quien le guste Gianna es tu hija, tu la sacaste del infierno y ella daría la vida por ti.

—¿Qué harás?— pregunto a Brooke que sale de mi espalda— ¿Qué quieres hacer con lo que sabes?.

—Quiero que Gianna tenga otra vida— me mira y aunque no conocí nunca a la enfermera, la mirada de la mujer de este instante no es la de la princesa de la muerte si no la de la madre que ruega por su hija y mira al monstruo que también la mira tomando con sutileza el arma que él sostiene— no quiero que ella tenga la misma vida que yo, cruzando infiernos sin una verdadera protección.

—La tiene.

—En este mundo ser mujer es un gran problema, tu padre la odia y no te equivoques, ni con todo tu poder ella estará a salvo siempre.

—¿Qué te importa una niña que no es nada tuyo y acabas de conocer?.

—Mucho, soy la hija que perdió muchos años entre el dolor y las sombras, la mujer que no es feliz y quien nunca podrá tener un hijo, para quien añora eso, es importante— sus ojos muestran todo el dolor que siente— no dejes que ella pierda su vida en la infelicidad.

—Gianna no va a cambiar.

—¿Por qué tengo que cambiar?.

Escuchamos a la niña que aparece de la nada detrás de todos y Max esconde rápido el arma mientras Brooke busca la forma de tapar su cuello marcado.

—¿Qué haces aquí?— pregunta su padre.

—Quiero saber si— se muerde el labio y jala sus dedos nerviosa— mejor no— da la vuelta y su madre toma su mano con cuidado.

—¿Qué pasa muñequita?— la mira con ternura haciendo que mi niña toque su cuello— estoy bien, te podemos ayudar.

—¿Me puedes peinar?.

El monstruo de dos mundos (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora