DANZA DE MONSTRUOS

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MAXIMILIAN

—¿Estás seguro que Brooke no se fue?.

—Si es tan inteligente como dice entonces no— le respondo a Gianna que no deja de preguntar por ella— ¿Desde cuándo te importa tanto esa mujer?.

—Ella me dijo que estaría aquí, no entiendo porque dicen que el mundo será lo que yo quiera si no va a estar aquí y el abuelo no quiere que me siente en el trono, yo me baño papá.

Dice molesta y me empiezo a desesperar porque tampoco entiendo porque la gente busca poner mi paciencia a prueba cuando saben que no tengo, el cumpleaños de papá es una tradición ya que los líderes de cada estado ven como un logro que cada mafioso cumpla años porque en este mundo uno nunca sabe cuando va a desaparecer.

El lugar luce como nunca antes lo había visto, la oscuridad es lo mío pero en este caso hay luz suficiente para dejar ver el lujo y el buen gusto que tiene la mujer que no se sale por ningún lado, Gianna será enana pero parece el mensajero enjaulado y no entiendo desde cuándo se muestra tan preocupada por alguien que no sea yo y porque la demente esa no viene.

—Tu esposa tiene muchas agallas para honrar a su padre cuando es el cumpleaños de su suegro— me habla la cabeza de Ohio refiriéndose al cuadro que Brooke puso de su organización— una mujer sorprendente.

—Y nuestra— miramos hacia abajo— papá, nuestra Brooke ya llegó— recalca la la niña con corona y ella aparece mientras todos la miran.

Y con todos me incluyo porque es imposible no mirarla, sus piernas largas bajan las escaleras haciéndome ver lo jodidamente delicada, sensual y elegante que es, no necesita demasiado para resaltar pero lo hace, los ojos que se carga van a juego perfecto para los labios rojos como la sangre, la sangre que se me enciende cuando camina, el cabello oscuro cae suelto para un solo lado luciendo los diamantes que tiene, la abertura del vestido es pequeña pero el escote deja ver el nacimiento de los pechos que me jode no poder tener en la boca, ella simplemente flota sabiendo lo que tiene y causa en todos pero me mira a mi.

Es evidente como más de un hombre aquí daría mucho para tenerla pero me río porque no se puede, nuevamente soy yo el ganador, el que camina hacia ella para ofrecer mi mano que toma haciendo que se me hinche la entrepierna cuando su perfume me invade, soy el monstruo que según ella le da asco pero en este o en cualquier mundo se queda con todo.

Es una locura, una mujer que me odia pero se le acelera el pecho teniéndome cerca, los súbditos que saben sus ganancias dependen de mí y la garrapata que desafía a mi padre, quien fue una leyenda de la mafia pero no puede hacer nada para detener el paso de la niña que se arregla el oro que tiene en la cabeza.

—Estas hermosa— hablo sin medir nada recibiendo una sonrisa honesta cuando sus hoyuelos se forman en esa combinación de dulzura y sensualidad.

—¡Lo hiciste!— chilla la escandalosa mientras estamos al pie de la escalera— eres tan bonita— habla haciendo que los ojos le brillen aún más cuando se miran— es el negro— el piojo habla no solo para nosotros si no que reclama la atención de todos— es el negro— se estira el vestido— el color de los monstruos.

Ella aplaude y muchos la miramos, su cara muestra malestar porque siempre hace gestos y me pide que la levanté, papá me está odiando y con más gusto lo hago, cargo a Gianna que respira ofuscada y vuelve a decir que es color de los monstruos, empiezo a entender lo que dice, es una fiesta pero vestimos el color de la muerte, solo los tres marcando la diferencia mientras la niña chasquea los dedos y el rugido del puma se escucha en toda la sala.

—Somos los monstruos— habla más fuerte y se agita por su rabieta— ¿no entendieron?— la mano de Brooke se enrosca en mi brazo y ambos la miramos para que se calme.

El monstruo de dos mundos (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora