El monstruo de dos mundos (TERMINADA)

El guerrero

BROOKE

—No entiendo qué más quieres, hemos cedido, gracias a ti ahora Gianna está en un colegio— escuchó a Max que casi lo dice con asco— compartiendo con niños que espero por lo que pago no tengan piojos.

Giro los ojos ante su exageración pero terminó suspirando cuando sus brazos rodean mi cuerpo por la espalda y pone su barbilla en mi hombro inundando mis fosas nasales con su maravilloso olor y mi corazón desbocado cuando posa sus manos en mi abultado vientre que despierta al torbellino que crece dentro de mi.

—Él ama a su padre.

—No es el único.

Le doy la cara y a pesar de la enorme panza que tengo me las arreglo para besarlo con las ganas que solo él puede provocar en mí, los ojos oscuros que adoro me miran haciéndome sentir en las nubes porque a pesar de parecer un globo aerostático el me hace saber que me ama y me desea en cada caricia, mi monstruo perfecto me dice que soy una problemática de primera cuando el del conflicto es el pero no importa.

—Tengo algo para ti— me aplasta un pecho con cuidado porque sabe que están muy sensibles— y tú qué tienes para mí— junta los dos haciéndome jadear.

—Un bebé de 8 meses con un tamaño poco habitual.

Mi niño se mueve y mis ojos brillan cuando mi marido se ríe con esa media sonrisa que me regala, sus labios se estrellan nuevamente en los míos y el otro brillo que coloca en mi anular me hace abrir más los ojos, un rubí exageradamente hermoso y superior al que tenía y fue vital para que sigamos juntos adorna mi mano haciendo que cualquier cosa se vea opaca ante la belleza de lo que es una de mis debilidades y no sabía que tenía.

Me encanta y mi felicidad la percibe el príncipe que hace un mes se confirmó es un niño, uno inquieto que le gusta moverse aplastando mis costillas haciéndome sentir viva por el camino que he recorrido.

—¿Acaso puedes ser más espléndido?.

—No tenía idea pero supongo que sí.

Lo abrazo con todo el amor que jamás imaginé tener por mi enemigo, el hombre que quise destruir y se terminó apoderando de mi alma que con gusto le pertenece, tengo una familia y los dolores del pasado no se olvidan, me sirven para saber de dónde vine y a dónde voy, a donde vamos juntos porque así es como quiero estar.

—Afortunadamente metiste la mano en este lugar, si hubiese sido por Maximilian está mansión esto sería el castillo de Drácula— Steven aparece y me río cuando Max lo mira feo.

—Él es un poco muy apegado a sus reglas.

Mi Satán se molesta y dice que somos insoportables, para él todo el mundo es insoportable menos el que a propósito hace gritar a Gianna solo para ver cómo mi barriga se mueve, ya me he acostumbrado a la mejor sensación del mundo y es que el hermoso guerrero como lo llama su hermana se vuelve loquito cuándo la escucha, insisto en que duele pero ser madre es la mejor recompensa a las lágrimas que quedaron en el pasado, Gianna llega haciendo alborotos lo cual es normal en ella perseguida por el puma que de cachorro ya no tiene nada presumiendo el jardín de agua que Max ha mandado a construir para ella.

—Debe seguir fortaleciendo sus pulmones— lo dice él como si nada pero es todo para mí y para ella.

—Es hermoso y gigante como papi— lo besa y él la sienta en la barra— estoy tan ansiosa— mi niña de cuatro años habla como una adulta— ya quiero que el pequeño guerrero salga de ahí— pone su mano en mi vientre que se mueve más como si fuese posible— seré una buena hermana lo prometo.

Quiero llorar, es más lloro porque las lágrimas se anuncian solas y no las escondo, mucho nos costó convencer a Gianna de que la llegada de su hermano no sería un problema si no una felicidad a nuestras vidas, todavía recuerdo cuando saliendo de la casa donde todas las almas desaparecieron entre llamas nos instalamos en Manhattan, un lugar hermoso mientras se construía la fortaleza de aquí y mi engreída no quería comer, mi barriga iba creciendo pero ella no quería acercarse, fue hasta mi tercera amaneza de aborto, cuando mi útero anunciaba que mi bebé al quinto mes no podía sostenerse que ella finalmente se acercó asustada por mi dolor y mi tristeza, ese día con lágrimas en los ojos le expliqué que no quería que su hermanito se vaya, quería ser fuerte para los dos, a ella le asustaba ver como mi barriga crecía y pensaba que el niño me hacía daño pero finalmente comprendió que mis pequeños monstruos son mi vida.