BROOKE
—Bajen sus armas si no es molestia, eso me incomoda un poco, hace años que no vengo a América, es una sorpresa pero no es el recibimiento que espero.
Hablo con las manos en alto teniendo finalmente a solo unos cuantos metros de mí a aquel hombre que he visto dos veces en mi vida casi por minutos, tengo aún los lentes oscuros puestos viendo las ametralladoras que llevan sus hombres y el, el que con un solo chasquido de dedos da una orden y ya no estoy siendo apuntada.
—Lo siento, quizá debí avisar que venía.
Hago uso no solo del sarcasmo que tanto disfruto si no también del autocontrol que no me hace caer pero tampoco me permite del todo controlar la manera en la que realmente tiemblo, los nervios se apoderan de mis músculos que se sienten atrofiados en un desafío de miradas y poderes pero no dejo que se apoderen de mi cabeza, el hombre que pregunta quiénes somos, qué queremos y que hacemos en su territorio me impacta de la misma manera que pasó al enterarme que era hermano de mi maldito esposo y meses después cuando lo ví salir de las llamas cuando suplicaba que no se lleven a mi bebé.
—Estoy esperando una maldita respuesta— escucho su voz imponente mientras mira a todos lados.
—Ya deja la desconfianza— me obligó a actuar y me pellizco con disimulo para que no se me enrede la lengua— no somos enemigos, quizá antes si pero no ahora Maximiliam Zerboni.
—¿Quién eres tú?— exige porque no pregunta.
—Me llamo Brooke, tú no me conoces, pero lo harás.
Sonrió y me quito los lentes poniéndolos sobre mi cabeza, viendo finalmente en todo su esplendor al desgraciado que tiene a mi hija en su poder, las fotografías que me han dado de él y las veces que lo he visto no le hacen justicia a la altura que tiene, ahora cuando ha dado unos pasos hacia mi, lo veo pero he llegado demasiado lejos para retroceder, el avanza y yo no me alejo porque cobardía y corazón son cosas que ya no tengo.
—Tomen a esta mujer— ordena y mis hombres que no son muchos se ponen en posición— ahora— repite mientras yo ordeno.
— ¡No me toquen!, el que lo haga se muere aquí y ahora, y la verdad— arreglo mi cabello— no me gustaría arruinar mi traje— me doy cuenta como se miran él y el otro, estoy seguro que es su hombre de confianza pues él sostenía a mi hija en la última foto que tengo.
—Entiendo que en este mundo no se sepa lo que es la paz, pero he tenido días muy complicados— respiro teniendo que sentirme dueña del momento— la muerte no es fácil de sobrellevar— me obligo a ser más de piedra y como dije ya no hay como retroceder.
—¿Ahora los japoneses mandan mujeres a resolver sus problemas?— pregunta el hombre de cabello negro que tengo cerca— manda niñas para enfrentar sus porquerías.
—¿Niñas?— me ofendo mirándolo— una mujer que sabe lo que hace, soy Brooke— estiró la mano sin temblar— Brooke Jones y necesito tu ayuda para que Nevada regrese al Inframundo.
Mis palabras salen como si nada, como si lo que digo es lo más normal del mundo, y quizá lo sea, lo común de este mundo más no de lo que hago, Maximilian Zerboni me mira de una manera que ni mis rivales lo han hecho, es como si fuese una mosca para él y no le permito aquello, le ordenó a Sánchez que saque a la persona que tengo en la maletera y es lo que hace.
El mexicano que se ha vuelto parte fundamental de mi propia misión, saca al inútil de Pavel y lo pone a pies del Satán que si ya tenía cara de demonio, ahora mismo escupe el lugar donde está el hijo de William mientras que la vida del rubio no vale nada, pero aún lo necesito vivo.
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El monstruo de dos mundos (TERMINADA)
Acción*Sinopsis* Ella nunca imagino que amar sería su condena, la dulce enfermera se casó con él hombre perfecto, el mismo quien resultó ser un heredero de la mafia que necesitaba un hijo para tomar el poder, el mismo que al tener una niña la arrancó de...