ANTUAN
— La vergüenza de los Zerboni.
— El asqueroso Satán.
— Que bien — dice el maldito mientras me lleva del cuello entre golpes a dónde está la oxitocina.
— ¿Ahora te drogas con esta mierda o quieres imitar mi negocio con medicina barata? — me golpea en el costado tirando todo el medicamento.
Está pelea es a muerte, el infeliz de mi hermano me tira al suelo burlándose de mí supuesta debilidad pero no tiene idea de que está exactamente dónde yo quería, está vez no me voy a dejar, ahora no hay tregua, no hay médicos que me cuestionen, ni siquiera está Sarah diciendo que salve a mi hermano, no hay nadie más que el y yo y el momento ha llegado.
Me levanto sin dolor, no me importa más que ganar, sacar a Sarah de aquí y volver a repetir el proceso para tener todo lo que quiero, el fuego empieza a hacerse más notable en más de un lugar pero este es el maldito infierno que yo he desatado y nadie me va a quitar eso.
— Cobarde — me dice el malnacido cuando lo veo tranquilo arrancando su camisa viendo sus músculos y yo tomo un bate por lo que se ríe.
— Tu fuerza bruta nunca te ha dejado pensar, no te culpo, papá y todas esas mierdas de la Hermandad te hicieron creer que eres mejor solo por ser más grande pero no eres más que la presa.
— ¿Realmente crees que puedes jugar a ser Dios no?
— Más que eso.
— Pues bien, ven aquí angelito — hay mofa en su maldita voz. Ven aquí que el Satán te va a enseñar porque el diablo también ganó un reino — hace un gesto con las manos llamándome y ambos vamos con todo.
No soy tan grande ni corpulento como él pero tampoco soy pequeño, soy inteligente y también estoy entrenado, la fuerza que siento en mí es sobrenatural y nos vamos uno contra el otro haciendo que su pierna en alto me reciba primero pero no me dejó, caigo al piso y el perro se ríe viniendo por mi pero el bate en su estómago le quita el aire dándome la satisfacción de verlo retroceder mientras escupo la sangre de la boca.
— Tu error es creer que eres mejor — tiro un líquido en sus ojos que lo hace maldecir.
— Estás dónde quiero que estés, pero aún no es suficiente, te necesito en el piso, besando el lugar por el que yo paso — hablo y caigo al sentir que su mano me alcanza y me arrastra con fuerza.
— No voy a pelear por lo que todo el mundo sabe — estrella un puño en mi cara.
— Soy mejor que tú — vuelve a repetir la acción y me renuevo para esquivarlo sintiendo sus huesos en mi clavícula.
— Ni tu, ni mi padre, ni tu maldito hijo son rivales para mí — lo vuelvo a golpear con el bate y aunque hace un gesto de dolor me vuelve a golpear.
— No soy tu rival, soy el ganador — le meto los dedos a los ojos y lo enfurezco más haciendo que sus puños se estrellen por todos lados, golpeando el piso y a mi.
— Maldito traidor — grita cuando se da cuenta que los de las Vegas están aquí, me río con la cara seguramente hecha mierda pero no siento más que placer por ver su rabia aunque no se arrodilla.
— Te dije que estabas donde yo quería. Ves que tú fuerza no es nada ante mi.
— ¡Hay que acabarlo! — grita Jones pero eso aún no.
— Lo quiero de rodillas.
— Mátame de una puta vez Antuan — su orden en lugar de rendirse me enerva
No cometas el mismo error dos veces, me dejaste vivo una vez, si eres tan inteligente como dices hazlo porque yo sí no te pienso dar ni un solo chance. — amenaza y me revuelve el estómago al ver qué no se inclina.
— Jamás me voy a arrodillar — desafía y pelea con los 3 inútiles que no lo pueden domar.
— Lo harás, claro que lo harás — la ansiedad me consume, al igual que el fuego empieza a consumir partes de este lugar, doy órdenes de que busquen a mi mujer mientras golpean a este maldito, con suerte el humo hizo que esa mala jugada del destino deje de respirar.
— Se quedó en la habitación, tengan cuidado, es mi esposa y aún es el útero sano que quiero y necesito — inhaló otra línea de cocaína sintiendo como la energía y el poder se meten a mi cuerpo.
— Déjenlo — cae al suelo la bestia que salió del mismo vientre que yo pero se levanta de inmediato con sangre en la ceja y tomando las costillas que seguramente están rotas.
— ¿El Satán ya no quiere jugar en el infierno? — pico y la furia arde en él al punto de que su cuerpo me atropella por completo para golpearme como un demente y me rio, me rio cuando el cuchillo que tengo se le implanta en el pecho, me rio tanto que no siento cuando otro puñal aparece metiéndose en mi estómago, el filo del metal se retuerce en mi piel, dentro de mi cuerpo y el malnacido me dice que nunca seré lo suficiente para enfrentarlo.
— Te voy a ganar — siento otra puñalada en el mismo lugar viendo su sadismo y como se saca el cuchillo aunque hay mucha sangre.
— No importa que hayamos nacido el mismo vientre, ni siquiera el mismo día, tu nunca serás nada para mí. — escupe al lugar en el que estoy y pisa la herida que me ha hecho haciéndome gritar de dolor pero no importa, puedo soportarlo.
— Eres un maldito enfermo — chillo.
— ¿Que mierda te hice, porque me haces esto Max, porque? — hablo con dificultad viendo su desconcierto.
— Eres mi hermano, porque.
— Que mierda te pasa.
— Que mierda te pasa a ti Max, como es posible que hayas desatado está locura, tu ambición — siento las manos de mi padre que viene a mi lado y la cara del Satán es un poema que gustosamente podría retratar con la sangre.
— ¡Papá! — me aferro a Benjamín Zerboni. Papá, mi familia. Los mato a todos, ayúdame. Los mato a todos.
Su guerra por el poder me ha destruido, tu nieto.
— Vas a estar bien hijo, te juro que estarás bien, eres fuerte, por favor Antuan, no me dejes.
¡Busquen a mi nieto! !Busquen al heredero!.
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El monstruo de dos mundos (TERMINADA)
Acción*Sinopsis* Ella nunca imagino que amar sería su condena, la dulce enfermera se casó con él hombre perfecto, el mismo quien resultó ser un heredero de la mafia que necesitaba un hijo para tomar el poder, el mismo que al tener una niña la arrancó de...