Capítulo 15

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Apenas Beatriz Pinzón Solano abrió la puerta de su apartamento, un huracán de emociones se desbordó en ella.

Daniel Felipe Valencia la estaba besando, sin ella haberse dado cuenta de cómo, ni cuando ni por qué.

No tardó mucho en darse cuenta que eso era lo que ella necesitaba, el tiempo era lo que sobraba para explicaciones. Así que aferró sus dedos al cabello de él y se dejó llevar.

Daniel, por su lado, buscaba con ese beso, demostrarle lo que significaba ella para él. Lo que ella valía como persona, como ser humano, como mujer, su mujer. Intentaba, por todos los medios, volcar sus sentimientos y su necesidad de ella. Hacerle ver qué él no la merecía, que nadie la merecía, ni siquiera sus lágrimas. Que las heridas del pasado que cicatrizaron en ella, ya iban a dejar de existir. Porque él se encargaría de amarla, protegerla y ayudarla a salir adelante. Él se encargaría de hacer brillar ese diamante frente a todos, sería su sabueso, su peón, su esclavo. Sería lo que ella quisiera que él fuese, con tal de hacerla brillar en todo aspecto de la vida.

Ese beso estaba cargado de bronca, por lo que a Betty le tocó vivir. De ira, por haber sido tan ciego de su sufrir. De miedos, por no poder leer su mente y el futuro. De lujuria, por el deseo constante de demostrarle que no era lo que las palabras de Calderón habían descrito. Pero sobre todo de amor, entre dos almas que venían caminando juntas hacia un tiempo, pero que recién en ese momento, en ese beso, se veían de verdad.

- Beatriz- dijo Daniel cortando el beso y uniendo sus frentes y sus miradas- Tengo que decirle que me ha hechizado en cuerpo y alma y... La... La amo, la amo, la amo.

Betty soltó sus manos del cabello del hombre, lo miró a los ojos mientras se alejaba unos pasos de él. Los ojos verde oliva mostraban tormenta, una que nunca había visto en ellos, mostraban determinación, acompañando las palabras que su dueño había dicho. Y lo supo...

Sin mediar palabra, rodeó al mayor de los Valencia, cerró la puerta del apartamento, tomó la mano del castaño y lo condujo a su habitación.

Mientras lo hacía, se recordaba todas las cosas que se había prometido en ese lugar oscuro en el que estuvo cuando sufrió la sobredosis. La promesa de vivir, sin miedos, sin ataduras, sin arrepentimientos. La promesa de amar y ser amada, estaban a punto de comenzar a cumplirse.

Daniel, confundido por lo que pasaba, dejó caer la carta de su mano en algún punto del trayecto y se dejó hacer. Era un títere de trapo en las manos de Beatriz Pinzón Solano, su Betty.

Al llegar a la puerta de la habitación, Beatriz soltó la mano del hombre que la hacía sentir que si moría podía revivir, y tomó su rostro con ambas manos...

- Demuéstramelo, Señor Darcy - dijo mirándolo con un brillo en sus ojos y una sonrisa coqueta.
- ¿Está segura de es..?- intentó hablar Daniel.

Betty no lo dejó continuar, sus labios atacaron furiosos los de él. Dándole a entender lo que ella quería, lo que venían deseando, hacía mucho tiempo, el uno por el otro. Y, se dejaron llevar.

Daniel la alzó con un brazo y ella trabó sus piernas a su cintura, llevando sus manos, otra vez, al sedoso cabello de él. Abrieron la puerta a empujones y se adentraron a lo que sería un momento bisagra en sus vidas. Ella quería poner punto final a la Betty insegura y herida y él la llevaría a la cima de todo y más.

Tropezaron con la cama y cayeron sin dejar de besarse. Él cortó el beso y miró sus ojos. La intensa oscuridad de la mirada café lo hipnotizó y lo hizo actuar en consecuencia.

Agarró las dos manos de ella y las llevó sobre su cabeza. Y concentró sus labios en dejar caricias en su cuello. Betty se debatía en si gemir o no gemir. Pero cuando sintió cómo crecía el bulto de él, apoyado en su abdomen. Se abandonó a la locura del momento. Sería libre.

Las caricias de Daniel sobre el cuerpo de su mujer fueron gentiles pero intensas, quería que ella sintiera todo el amor que merecia tener. Quería que supiera que ella, desde ese momento, no tendría migajas de amor, sino amor puro, completo e infinito. Beatriz era merecedora de sentir el universo entero al ser amada.

Sin soltar las manos de ella, él fue bajando sus besos, aún sobre la tela que separaba sus cuerpos. Beatriz no hacía más que intensificar sus gemidos¿cómo era posible que estuviese sintiendo tanto sin siquiera haberse quitado una prenda?

Daniel volvió a tomar sus labios, furioso, abrazador, lujurioso. Desde ese momento su cerebro se apagó y su corazón tomó el control. Supo, desde ese instante, que amaría a esa mujer por siempre.

- Me volveré creyente si Dios me permite amarte de esta manera por Siempre- habló Daniel con la voz ronca.

Soltó las manos de Betty y la dejó hacer con él lo que quisiera. Ella, en su inexperiencia, empezó a desabrochar la camisa del hombre, su hombre. Y se centró en deslizar sus labios por su cuello y pectorales mientras lo hacía. Daniel ahogaba suspiros ante la gloriosa sensación de sentir los labios, de la mujer que tanto venía deseando tener, resbalando por su cuerpo. No aguantó el deseo de satisfacerla y hacerla suya. La empujó suavemente a la cama. Le quitó con delicadeza la parte de arriba del pijama, y se quedó embelesado con los turgentes pechos que se escondían bajo la tela. Atacó el cuerpo de su mujer como león hambriento, buscándo hacerla sentir el éxtasis que él sentía en ese momento. Fue bajando sus caricias y besos hasta su sexo. Dónde se concentró en complacerla en todo lo que ella le pedía a gritos con los dedos entrelazados en su cabello. Y cuando sonreía al ver lo loca que se ponía por culpa de él y su lengua, supo que si no entraba en ella, no se sentiría completo.

- Eres exquisita, Beatriz Aurora- le dijo en un susurro al acercarse a su oído.

Se entregaron a la lujuria y al placer. Se olvidaron del mundo. No entraron entre ellos el pasado, el presente ni el futuro. Y cuando fueron uno en cuerpo y alma. En una habitación donde solo se escuchaban gemidos, la unión constante de sus cuerpos, y el nombre de él y ella que repetían, una y otra vez, a sus oidos.

Sintieron que la llave había dado doble vuelta en la cerradura. Su amor había comenzado y estaban dispuestos a enfrentar todo por mantenerlo vivo.

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¡¡Hola!! ¿Cómo va?

Ni muy muy. Ni tan tan. Pero se cumplió.

Consulta: ¿quieren escena hot bien potente y perrona o con esto basta?

Sus deseos son órdenes. Tiempo hay y capitulos para hacerlo, también.

Sin más que decir, me retiro hasta mañana.

Gracias por el apoyo. 🌹.

Disfruten su momento de relax.

Besos a todos. 😘😘😘.

Pd.: Darcy tenía que aparecer.
Siempre me imaginé a Daniel como el Darcy moderno. Espero no sea una exageración.

Besos Danielitos y Betticitas.

Pd. II: Decidí subir varios capítulos hoy para no seguir confundiendome los borradores. Casi hago macana. Jajaja. Disfruten. Muack!

Sanar para que haya un NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora