Beatriz Aurora Pinzón Solano, alias Betty, alias chocolate blanco, no salía de su asombro. Los tres test de embarazo, tenían dos rayas rojas bien marcadas, cada uno.
No sabía si reír o llorar. Un hijo era una bendición, pero ella no buscaba quedar embarazada. Con todo lo que le había tocado vivir y con su mentalidad de fea aún rondando por su cabeza, no se había hecho a la idea de formar una familia.
Además y sobre todo porque Betty, se cuidaba con pastillas anticonceptivas. Era imposible que los tres test arrojaran un resultado positivo. ¿O sí?
Abandonó sus pensamientos y disyuntivas, cuando, en su campo de visión, apareció el mayor de los Valencia, quien al ver las rayitas, se había quedado blanco como un papel y con las órbitas de sus ojos a punto de salirse. Jamás había visto esa expresión en él, ni aún cuando se había enfrentado a la muerte misma.
La pelinegra buscó apaciguar sus temores, porque sabía la tormenta que Daniel había empezado a librar en su interior, y lo abrazó. No recibiendo ningún movimiento por respuesta. Al parecer, la noticia lo había golpeado con fuerza.
- Tranquilo.- le dijo Betty mirándolo frente a frente.- Pueden ser muchas cosas.
- Sé que te cuidas. Y, a veces, yo también.- habló él, con la voz ronca de lo seca que tenía la boca.- ¿ Cómo es posible?- preguntó algo brusco.
- No lo sé.- respondió Beatriz tratando de no enojarse. - Puede ser otra cosa, un quiste, un..
- No, Beatriz.- exclamó Daniel alejándose un paso o dos.- Estás cambiada. Ganaste peso, cambiaste comidas, duermes más tiempo. ¿Quieres que siga?- preguntó molesto, tocándose la frente con una mano y empezando a caminar de un lado al otro. Se le habían pegado costumbres.
- Daniel Valencia.- vociferó ella.- Me di cuenta. Pero no quería confirmarlo. Sé que tú no quieres ser padre, creeme que lo sé. Pero, ya está hecho...
- Oh, si. Ya está... Estamos obligados a recibirlo. O...
- No sigas.- pidió ella firme y saliendo del baño.- No quiero escuchar lo que tengas para decir.
- ¿No tengo poder de decisión? La mitad de ese feto es mío..- dijo él, su mente era nebulosa, ya no sabía lo que decía. Pero eso no le daba el derecho a ser un patán. ¿O sí?
- No. No lo tienes. - dijo Betty buscando ropa para cambiarse.- No te lo permitiré. No en el estado en el que estás.
- ¿En qué estado estoy?- le dijo él agarrándola por los aires y sentándola sobre la cómoda de la habitación y trabándole las salidas con ambos brazos.- No es para menos, ¿no te parece?- los ojos de Valencia eran un fuego, no de lujuria o para echar pasión, más bien por el caos que era su cabeza.
- O sea que es mi culpa...- dijo Pinzón Solano haciéndole frente. - Te recuerdo que a este bebé lo hiciste gustoso, nadie te obligó...
- No es lo que intento decir, doctora Pinzón - finalizó él, no quiso seguir. Lejos era su intención de incomodar a su mujer y menos en ese estado. - No me esperes, no tengo hora de vuelta...
Daniel cruzó la puerta de la habitación y la cerró de un portazo. Dejando a su mujer en shock y mirando la puerta. Cuando se recompuso, unos segundos después, Betty tocó su barriga. ' No te asustes, está loco, pero no es malo. Papá es... Bueno, te tocó Daniel Valencia'., le dijo a su bebé.
Y sí, Daniel Valencia era... Daniel Valencia.
{.....}
El Valencia mayor, conducía las calles de Bogotá como un loco. La cabeza la tenía hecha una desquiciada nebulosa. Los pensamientos viajaban para todos los lados posibles. No se concentraba en ninguno, solo los dejaba pasar.
Llegó a un parque lejos de su hogar y se estacionó. Apagó el auto y apoyando la cabeza en el asiento, cerró los ojos, inspiró profundo, retuvo un poco el aire y soltó lentamente.
Nada le costaba irse a un bar, beber varios tragos y despertar a la mañana siguiente junto a su mujer sin saber cómo había llegado a casa y qué había hecho esa noche.
Pero no era justo para Beatriz y tampoco para él.
Tendría que estar contento, saltando de alegría. Un hijo era una bendición. Pero él no era como los demás hombres, él no tenía planeado ser padre y, en base a eso, había hablado con su prometida para cuidarse y así, evitar este imprevisto que ya lo tenía agarrado de los huevos.
'Me di cuenta. Pero no quería confirmarlo...'
' Se que no quieres ser padre...'
Las palabras de la pelinegra le vinieron a la mente una y otra vez.
Se encontró siendo egoísta. Por primera vez en mucho tiempo, Daniel Valencia estaba sintiendo una, muy, profunda culpa. De esas de las cuales cuesta volver. Esas que se te meten hasta el fondo de los huesos y, aún años después de haberlas sentido, vuelven de vez en cuando a hacerte la vida miserable.
Estaba siendo egoísta con Aurora y, sobretodo con el bebé, que nada tenía que ver en lo que estaba sucediendo y, mucho menos, era culpable de los traumas que él tenía.
En una milésima de segundo se le cruzó la imagen de él, con un bebé en brazos pero la desechó rápidamente. Su mente racional traumada estaba luchando contra su corazón.
Daniel Valencia no quería ser padre, pero entendía y aceptaba que ya estaba hecho. No había vuelta atrás. El bebé ya era un ser vivo creciendo en el vientre del amor de su vida.
Abrió los ojos, enfocó en la oscuridad de la noche y, con la mente embrollada pero la determinación en su corazón, volvió a su hogar.
Debía enfrentar la realidad que Dios había decidido darle. Y, mientras volvía, las palabras de su madre volvieron a su mente:
"La vida es un ciclo, Daniel. A veces debemos dejar ir, para recibir algo nuevo.Y tú, debes soltarme, ahora más que nunca, porque tus hermanas y tu familia, te necesitan".
" Tus hermanas y tu familia..."
"Tu familia..."
'Mi familia', pensó. Le daba terror decir esas dos palabras. Se había hecho a la idea de ser Betty y él. Solos los dos. Ahora, todo los planes a futuro se habían esfumado.
' Mi familia', repitió en voz alta.
' Betty y yo', siguió diciendo...
' Betty, el bebé y yo', habló, vibrando los labios.
' Betty, mi hijo y yo', dijo en un susurro...
'Betty, nuestro hijo y yo', dijo finalmente...' Mi familia, nuestra familia', finalizó viendo todo con más claridad.
No iba a ser fácil para él, sus sentimientos no iban a cambiar de la noche a la mañana, pero estaba decidido a hablarlo con su mujer y poner lo mejor de si. Su bebé no tenía la culpa de sus traumas y de que él fuese un patán por eso.
Frenó frente a una florería y una chocolatería. Sabía que una fiera lo esperaba en su hogar. Si lograba dormir en el suelo del pasillo esa noche, estaba satisfecho.
' Dios, mamá, no me desamparen. Amén'.
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¡¡Hola!! ¿Cómo va?
Creo que Daniel reaccionaria así. Vimos un poco lo que pasó con Patricia. Pero acá es Betty, la pelinegra de ojos cafés que lo tiene muerto de amor.
Así que creo que ese sería su hilo de pensamiento. No lo quería hacer tan largo a su enojo. Además, tengamos en cuenta que Daniel es un adulto funcional con todas las capacidades cognitivas para manejar la situación y llegar rápido a la conclusión que llegó.
Sin más que decir (Jejeje)
Gracias por el apoyo. 🌹.
Disfruten de su momento de relax.
Besos a todos. 😘😘😘.
P.D.: Betty Croft...
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Sanar para que haya un Nosotros
FanfictionLa vida trajo A Beatriz Aurora Pinzón Solano de vuelta a Bogotá, de vuelta a Ecomoda. Sumida en una faceta de su vida en la que busca expiar culpas y sanar heridas para seguir adelante, Beatriz se verá dentro de una tormenta de situaciones y emocion...