Capítulo 12

605 59 38
                                    

Daniel Valencia y Beatriz Pinzón estaban frente a frente, en la misma mesa, en la que habían compartido una comida hacía unos cuantos días. Tenían una copa con su bebida predilecta en frente, y un silencio abrazador alrededor.

El aire era denso y lleno de incógnitas, como si buscara incomodarlos y no ayudarlos a ordenar sus pensamientos y las cosas que tenían para decirse.

- No quiero que se sienta obligada a hablar y aceptar sentimientos que quizás no entienda en este momento, Beatriz - Daniel cortó el silencio con un tono de voz distendido pero respetuoso hacia su interlocutora.- Somos adultos, sabemos que, quizás esto haya sido un desliz. Una tentación del destino que nos vimos obligados a probar.
- Doctor- interrumpió Beatriz- No me siento obligada, y no puedo aceptar sentimientos que no tengo.- Daniel cerró un candado en su interior al oír eso- No me arrepiento, pero no voy a mentir, sólo fue curiosidad. Quizá por todo lo que hizo usted por mí este último tiempo. Por mi amistad con su hermana, y el tener que cruzarnos más seguido, ahora que vivimos en el mismo edificio.
- Entiendo - dijo Daniel volviendo a ponerse la máscara, por la que era conocido en todos lados. - Fue una simple calentura que hubo que apagar, como adolescentes que empiezan a descubrir el cuerpo del sexo opuesto.
- ¿Qué quiere decir?- preguntó Beatriz mirando confundida y enojada a Daniel. Entendiendo el punto, pero no queriendo hacerlo- ¿Cree que voy saltando de cintura en cintura, despeinando hombres, por el solo hecho de saciar las necesidades de mis hormonas?-
- Si lo quiere ver de ese modo- dijo él fingiendo desinterés - No soy quién para juzgarla, todos tenemos gustos y fetiches, Beatriz.
- La verdad, no sé qué esperaba al venir acá - dijo ella visiblemente afectada y levantándose de un tirón - Usted jamás va a cambiar y nuestra "relación", tampoco.
- ¿Nosotros también tenemos lo "nuestro"?- preguntó Valencia dando a entender perfectamente lo que quería dar a entender.
- No voy a responder esa pregunta- habló Betty entre dientes.- Doctor Valencia, tenga buena noche.

No escuchó su nombre de los labios de él, cruzó la puerta del apartamento y no miró atrás. Había quedado claro, ese beso y su exabrupto, había sido un error. En ese punto, él tenía razón, habían actuado como dos adolescentes en celo, incapaces de frenar sus hormonas, saciándolas con la primera persona que tuvieron enfrente.

Daniel Valencia quedó mirando la puerta varios minutos después de escuchar el portazo que la doctora Pinzón había dado. Él nunca se arrepentía de nada, pero intuía que, en cualquier momento lo haría. Bebió hasta el último sorbo del contenido de su copa, que alargó lo más que pudo; tuvo la ilusión de que esa puerta se abriera nuevamente y Beatriz cruzara por ella, pero no lo hizo. Todo había terminado, sin siquiera haber empezado.

Beata lo mataría, lo mejor sería irse a pasar la noche a un hotel, antes de que ella volviera y lo cortara en pedacitos.

{.....}

Beatriz Pinzón Solano se sentía estúpida. No sentía dolor emocional sino que estaba furiosa. Enojada por haber caído ante el hombre más cínico y soberbio que se pudo haber cruzado. Ella solita había buscado la humillación que había vivido dentro de ese apartamento. Despidió a Beata con un abrazo, bajo la promesa de ésta de que mataría a su hermano y se dispuso a salir. No quería quedarse encerrada esa noche.

Se dió un baño, eligió una ropa de noche de color gris y negro, con tacones bajos para soportar, un maquillaje de noche con poco brillos en los ojos y se fue, luego de quedar con Aura María en la discoteca de siempre. Decidió viajar en taxi, ya que no volvería en su mejor estado esa noche, o a la mañana siguiente.

Mientras tanto, Daniel no pudo escapar del verdugo que estaba hecha María Beatriz.

- ¡¿Tú eres idiota o te haces?!- le gritó a su hermano apenas cruzó la puerta.
- No grites - pidió él fingiendo calma. No tuvo tiempo de escapar.- Los vecinos se van a quejar.
- Deja esas estupideces , Daniel Felipe Valencia- dijo Beata sirviéndose una copa y cruzándose de brazos después de terminarsela entera- ¿Sabes lo que acabas de hacer?-
- Veo que ya estás enterada de todo- dijo él levantándose y llevando su copa a la bacha de la cocina- Los chismes vuelan.
- No sé Nada- dijo ella siguiendo a su hermano y apoyándose en la puerta de la cocina- No me dijo nada, pero su rostro y forma de moverse, la delataron.
- ¿Ahora eres experta en lenguaje corporal, Beata?- dijo él sonriendo sarcástico.
- No. Pero Betty es un libro abierto. - dijo ella suspirando frustrada. - Va a salir a "despejarse"- dijo con tono obvio. - ¿ Sabes lo que significa eso?
- No- dijo él cruzándose de brazos y mirándola con cara de nada.
- ¿En serio vas a jugar este juego, Valencia?- preguntó Beata a punto de perder la paciencia.
- ¿Juego?- dijo él fingiendo ingenuidad.
- Si. Un estúpido juego. - dijo ella masajeando las sienes- ¿La dejaras a merced de cualquier idiota?- preguntó abriendo los ojos un poco más.
- Ella es libre de hacer lo que quiera- contestó él prendiendo un cigarrillo.
- Repítelo hasta que lo creas, Daniel- dijo ella llevando su copa a la bacha y acercándose a su hermano mayor- Estamos hablando de Beatriz Pinzón. Una mujer que recién está experimentando la vida. - Daniel miró a su hermana a los ojos.- Que está enojada, por tu culpa, y que va a borrar cassette con una noche loca y quién sabe qué cosas hará o le van a hacer.

Sanar para que haya un NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora