Cuando las puertas del ascensor se abrieron, la mirada oscurecida del mayor de los Valencia, se clavó directamente en el hombre que más odiaba en su vida. En otro momento, lo hubiese dejado hacer, pero, después de todo lo que le había hecho a su mujer, tenía que mostrarle qué era capaz de hacer Daniel Valencia, cuando tocan su tesoro más preciado.
- ¡Abre Daniel Valencia! ¡Abre la maldita puerta!- gritaba Armando, su raciocinio se había ido al abismo. - ¡Por eso me dejó! ¡Porque tú le calentaste el oído! ¡Ah!
- ¿Acaso piensas que Beatriz sigue siendo la mujer ingenua e infantil que se cruzó contigo y se enamoró de tí, imbécil?- habló con calma Daniel, pero con voz peligrosa, mientras abría la puerta y la cruzaba, para volver a cerrarla.
- No me vengas con esas, Daniel- habló entre dientes Armando, agarrándolo de la remera.- Ella jamás estaría contigo, sino fuera porque la manipulaste. ¿Qué quieres? ¿Ecomoda? Te doy mi voto. Pero no a ella.
- Suéltame, Armando- vociferó Daniel safándose del agarre.- No quiero la empresa, nunca la quise, sólo buscaba proteger el patrimonio de mi familia. - dió un suspiro de frustración y se llevó los dedos al puente de la nariz- No voy a hacer esto contigo, Betty no es negociable. No es mía. No es tuya. Ella es libre. Y escogió estar conmigo y estamos bien. Mantente donde te corresponde.
- ¡No!- gritó el menor de los Mendoza, provocando eco. - ¡Ella y yo somos el uno para el otro! ¡Ella me ama! ¡La escuché decirlo! - seguía haciendo su drama.
- ¡Armando!- vociferó con potencia Daniel. - Tú eres su pasado, déjala en paz. Eres tan egoísta, que no estás siendo capaz de soltarla para que sea feliz con alguien más..
- Lo haría si ese alguien no fueses tú - dijo Armando, retándole con la mirada, a ver si era capaz de dar el primer golpe.
- Venía a matarte. - habló Daniel cansado- Pero no vales la pena... No vales lo suficiente para matarte e ir a la cárcel y estar lejos de mi mujer..
- No es tu mujer, imbécil - habló Armando, y dió el primer golpe.
Daniel no lo vio venir. Cuando salió del aturdimiento, después de unos segundos, sintió sangre en su boca. Le había cortado el labio.
No valía la pena matarlo, pero lo dejaría para varios meses de rehabilitación. Cómo que se llamaba Daniel Felipe Valencia.
Comenzó a empujar a Armando para alejarlo del edificio. Si se iban a ir a los puños, mejor lejos. No quería crear espectáculo o que su mujer y su hermana, lo vieran desde arriba.
Mientras tanto, en el departamento de Betty, el aire se podía cortar con cuchillo. Beata buscaba levantarle el ánimo a su cuñada, sin éxito.
Betty estaba tensa, con una angustia en su pecho, que la estaba llevando a crear escenarios en su mente y ninguno tenía buen final. Empezó a morderse la uña del dedo pulgar, mientras caminaba de un lado a otro en la sala, con la mirada puesta en el piso y su otra mano en la cintura.- Todo va a terminar bien. Ya verás.- le hablaba Beata, sin lograr llamar su atención.
Beatriz no escuchaba más que los pensamientos de su cabeza. Si ella no hubiese sido tan ingenua y no hubiese caído en el juego de Armando y Calderón, nada de eso estaría sucediendo.
Sabía, a ciencia cierta, que Armando se iría con todo contra Daniel, acusándolo de manipulador y de haberla convencido de dejarlo, cuando en realidad, al empezar la relación, su corazón se había olvidado de él, hacia mucho tiempo. Eso lo tenía claro.
Más allá de eso, fue sincera consigo misma en ese momento de estres, y aceptó que, si no se hubiese dejado arrastrar a las ilegalidades y planes de esos dos y hubiese mantenido su ética profesional en alto, nada hubiese pasado.
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Sanar para que haya un Nosotros
FanfictionLa vida trajo A Beatriz Aurora Pinzón Solano de vuelta a Bogotá, de vuelta a Ecomoda. Sumida en una faceta de su vida en la que busca expiar culpas y sanar heridas para seguir adelante, Beatriz se verá dentro de una tormenta de situaciones y emocion...