MIRIEL
Tras el desastre que había ocurrido entre las cuatro paredes de un despacho en el que ni siquiera se había fijado bien, se fue a entrenar. El fracaso escocía y quemaba por dentro. Pero no quería olvidarlo, igual que no quería olvidar ese almuerzo. No era la clase de persona que necesitaba olvidar para seguir adelante; sino la clase de persona que utilizaba ese dolor, esa furia para seguir adelante.
Sin embargo seguía sintiéndose estúpida, no importaba cuantas cuchilladas le diera al muñeco ni lo limpias ni lo perfectas que pudieran ser. El rey era mucho más inteligente de lo que ella había considerado en un primer momento y se sentía una completa imbécil por no haberlo visto venir. Había dado información sin temblar, ¿Desde cuándo soltaba cosas con tanta facilidad?
Además tenía grabada en su mente las últimas expresiones que le había visto al plateado. La diversión en su rostro que no había tardado en convertirse en aburrimiento.
Se repitió a sí misma lo mucho que odiaba a Kallen, lo mucho que no podía soportarlo y las ganas de clavarle las uñas en sus ojos y arrancarle las cuencas de los ojos. Ahora estaba mucho más a alerta que antes, miraba la puerta cada varios minutos para saber si alguien había entrado. Para saber si él había entrado. Y cada puñalada que daba tenía como banda sonora la risa de él. Le atormentaba la mera idea de que si el tiempo o el destino le concedían la oportunidad de matarlo, con un plan perfecto y sin demasiadas consecuencias, no escucharía al rey lamentarse. No lo escucharía sufrir ni la mitad que ella había sufrido por aquellos que les habían arrebatado.
—Señorita Miriel. —La susodicha paró en seco y se giró hacia la puerta.
— ¿Qué pasa Havyn? —Preguntó al ver que su criada aparecía por allí. No sabía si la cara incluso más pálida de lo normal era por ver a una supuesta señorita degollando a un muñeco o si era por lo que tenía que decirle.
—Necesito su ayuda.
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Promesas de Plata
ФэнтезиEn Metalia, una vez hubo tres reinos, tan brillantes y preciosos como los metales a los que hacían referencia: El Reino de Bronce, El Reino de Plata y El Reino de Oro. Pero el primero cayó en una noche fría, por una estocada plateada. Ahora que el R...