Capítulo 51

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KALLEN

Kallen subió a su habitación, después de que su padre desapareciera del mapa se suponía que él debía haberse mudado a la habitación del rey, sin embargo se había quedado en la misma habitación. No por la mudanza en sí, sino porque el dormitorio de su padre nunca le había gustado.

El dormitorio del príncipe no era enorme, no tanto como podía imaginar alguien. La cama sí que era bastante grande y a menudo solitaria. El armario, la cómoda y el escritorio, todos de madera oscura, eran los únicos otros muebles que había en la habitación.

Tenía un despacho, que conectaba con la habitación a través de una puerta secreta en la pared, pero aun así solía rellenar mucho papeleo en ese escritorio, sobre todo durante noches en vela. Pero esa misma noche, a pesar de que tenía cosas que hacer, simplemente se quedó mirando el dosel de la cama. Toda la noche. Soltó un suspiro y abrió el armario para buscar otra chaqueta.

Había mandado a algunos hombres a investigar si encontraban a algunos posibles sospechosos que pudieran haberla atacado, aunque la princesa no llevaba nada encima. Él siempre dudaba, pero es que no había nada de lo que sospechar: el relato cuadraba, el tiempo cuadraba, la zona a la que había huido cuadraba... Era como si hubiera estado premeditado. Era improbable que le estuviera mintiendo, ¿No?

—Kallen. —Escuchó la voz de Kalon en la puerta y le hizo un gesto para que entrara. Su amigo cerró la puerta tras entrar.

— ¿Ya han vuelto todos de la búsqueda? —Kalon asintió.

—Sí, los últimos acaban de llegar. ¿La princesa se encuentra bien?

—Creo que todavía sigue descansando, pero ya está bien...

— ¿Pasa algo?

—Siento que hay algo muy raro en todo esto, ¿Algo nuevo que deba saber? —Kalon negó.

—Tú no pareces convencido con la situación —cambió de tema y Kallen le explicó lo que Elsbeth le había relatado—. Ya podrás preguntarle más cosas cuando despierte, ¿De verdad crees que te miente?

—No lo sé, y creo que la única manera de averiguarlo, será tenderle una trampa. —Kallen notó que Kalon estaba tenso, pero su mente ya estaba cavilando. Una sonrisa afloró entre sus labios. Quizás ese incidente pudiera ser beneficioso para sus planes también.


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