Capítulo 69

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ELSBETH

—Tengo una pregunta. —Murmuró la criada mientras la mirada de Elsbeth estaba perdida en el espejo, como en un trance. Tanto que Hailek se había empezado a asustar un poco.

—No sé si tendré una respuesta. —Fue todo lo que dijo mientras la sirvienta le recogía el pelo formando un bonito peinado.

— ¿Sabe usted algo de las ejecuciones? —preguntó como si fuera un secreto. La muerte, un tema muy tabú para algo tan natural como es dejar de respirar.

—No, al rey le gusta mantener el suspense... Me dijiste que no solía haber muchas ejecuciones, ¿Verdad?

—Eso era más propio de su padre. Creo que el rey infringe castigos por supuesto, pero si hay ejecuciones no son públicas.

—Supongo que él prefiere castigos más largos. Al fin y al cabo, la muerte es la condena más corta —la chica se quedó algo sorprendida por la respuesta pero hizo un leve asentimiento antes de seguir con su trabajo—. Hailek.

—Dime, princesa.

—Necesito que vayas a la biblioteca y me traigas los libros más antiguos. Si tienen que ver con magia mejor y si hay alguno que perteneciera al Reino de Bronce, me lo traes también.

—P-pero princesa, yo tengo prohibida la entrada a la biblioteca. —Miró el rostro de la imponente rubia reflejado en el espejo.

—Lo sé. Pero tu hermana no y puedes hacerte pasar por ella para entrar, ¿No es así?

—Bueno sí, pero...

—Escúchame: no tengo intención de repetir mis palabras. Mientras yo esté aquí, me obedeces a mí y si yo te digo que mientas por mí, lo haces, ¿Entendido? —El tono sonó todo lo frío que la princesa había deseado, descolocando por completo a la criada quien simplemente acabó asintiendo.

— ¿Cuándo se marchará? —Elsbeth levantó una ceja.

— ¿Quieres que me marche? —Hailek se puso roja por la acusación.

—No, no tiene nada que ver... Es que como he visto su vestido hoy... Y además he escuchado rumores...

—Estoy comprometida y no es con su rey. —Acató la conversación de manera rápida. Un corte limpio. Hailek pareció pensar una respuesta, pero se dio cuenta de que ese día la princesa no respondería de la manera esperada a cualquier cosa que ella dijera. A Elsbeth le habían enseñado a tener mano dura teniendo mano dura sobre ella, pero no le gustaba ver esa expresión en el rostro de la chica—. ¿La gente piensa que estoy comprometida con él?

—Bueno, yo sólo he escuchado el rumor de que usted está saliendo con él. Pero sí, hay gente que piensa que ya le ha pedido compromiso.

—No desmientas los rumores.

— ¿Perdone? —Hailek le pareció extraño.

—Si alguien te pregunta sobre qué sabes, diles que yo no he querido responder ninguna pregunta. No los desmientas —aclaró y la criada volvió a asentir—. ¿Te gustan más las pulseras o los collares?

—La verdad es que no tengo ni unas cosas ni otras. —Murmuró y Elsbeth sonrió de una manera triste.

— ¿Pero si tuvieras que elegir?

—Me gusta cómo te quedan los collares —terminó por contestar y la princesa asintió antes de mirar en su joyero y elegir una pieza. Quiso darle una plateada para que no llamara mucho la atención, pero las únicas que tenía eran las que le había regalado Kallen. Además, que su criada llevara algo de oro, algo suyo, algo que dijera en silencio la posición de su lealtad.

Cogió con cuidado la cadena de oro que tenía un pequeño brillante y se levantó para ponérsela a la joven sin decir nada. Hailek estaba tan asombrada que se quedó en silencio por unos minutos.

—Muchas gracias, princesa. —Hizo una reverencia y continuó con el trabajo que suponía peinar aquellos cabellos de heno.


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