Capítulo 80

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ELSBETH

Había esperado más de la joven bronceana. Besar a un rey como si nada al que hace dos días quería matar. Sabía que se llevaba por impulsos, pero no habría esperado eso. Aunque quizás sí que hubieran tenido más encuentros de los que ella conocía. Por otro lado, ¿Por qué Kallen no había bajado a cenar?

No merecía la pena preocuparse por alguien como él, seguramente se habría quedado maquinando algo más, buscando otro plan. El rey le había dicho que sus planes ya estaban hechos cenizas, pero ¿Se daría por vencido? A veces pensaba que eran dos personas diferentes conviviendo bajo la misma piel. A veces quería matarlo, a veces tenía que darle la razón, a veces se apiadaba de él.

Si Miriel se enamoraba de él... Eso sólo serían problemas añadidos, nadie en su sano juicio elegiría a alguien sin poder ni título para reinar a su lado. Y tampoco podrían decir de la nada que Miriel era la princesa bronceana. Aunque quizás, si Kallen rompía su corazón continuaría con su venganza. Quizás continuaría con su venganza si supiera que el hombre que ordenó aquellas masacres sigue con vida.

— ¿Aquí también necesitas una vela? —Al escuchar la voz de su madre, pensó que estaba soñando y que se despertaría en cualquier momento. Pero cuando la vio sentada en su cama y jugando con la vela entre las manos supo que la imagen era demasiado vívida para ser pintada por una mente somnolienta.

— ¿Madre? —preguntó confundida. No podía decir que su madre hubiera cambiado nada en tan poco tiempo, pero verla en otro lugar que no fuera su castillo dorado era extraño— ¿Qué hace aquí?

— ¿Sabías que el consejo quería comprometer al rey Kallen con una princesa extranjera? —La princesa Elsbeth dudó unos segundos pero acabó asintiendo—. Bien, pues el barco de la princesa tuvo algunos problemas y acabó en nuestros puertos en vez de los suyos. Tu padre me pidió que fuera al puerto para al menos intentar conversar con la princesa, nos vendrían bien tener buenas conexiones con otros reinos... La princesa era muy agraciada y amable, no muy inteligente si me preguntas... Apenas llevábamos un día allí cuando llegó un carruaje plateado, gran sorpresa nos llevamos cuando traían un mensaje de rechazo... Resulta que el rey no piensa casarse con ella, ¿Lo sabías? —Elsbeth se quedó callada, sabía que en esos casos lo mejor era no hablar—. La joven estuvo algo extrañada, pero sobre todo aliviada. Algo me dice que está enamorada de alguien más... Pero ya que el carruaje estaba ahí... Tuve que llevar a cabo algunos arreglos pero lo importante es que estoy aquí. —Su madre sonrió de esa manera tan característica que hacía que cualquier hombre temblara.

— ¿Has hablado con el rey?

—No mucho, la verdad. Me lo esperaba más mayor... —yo asentí con la cabeza a pesar del pinchazo que me atravesaba el pecho—. Además, he escuchado que ha habido varios acercamientos entre el rey y tú...

—No ha pasado nada, soy una mujer comprometida. —Se apresuró a decir. Su madre se quedó en silencio.

—Si tu padre se entera de esto...

— ¿Vas a decírselo? —a Elsbeth no le sorprendió ver a su madre asentir. La lealtad de Amice siempre había sido hacia su esposo, nunca hacia su hija—. ¿Qué crees que pasará entonces? —Su madre no contestó así que la princesa optó por cambiar de tema—. ¿Qué hay de Nicholas?

—Está algo enfermo, ha cogido un resfriado. No sé si vivirá. —su madre seguía siendo igual de directa por lo que se veía.

— ¿Y si muere?

—Te casas y es Gawain quien reinará por ti.

— ¿No hay otra forma? Puedo reinar. —Elsbeth no recordaba la última vez que había puesto esos pensamientos en voz alta—. Tú vienes de un reino en el que las mujeres podían reinar.

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