017.

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RINA
|PANTY|

—No quiero que te vayas, baby— escucho la voz de Vicky, con ese tono caprichoso que me hacía sonreír, mientras sus manos firmes me agarran de la cintura, acercándome aún más a ella.

—Vicky, tengo que volver mañana— le respondo con una mezcla de paciencia y ternura, acariciándole suavemente el cabello—. Te prometo que nos volveremos a ver muy pronto, no seas dramática.

Estábamos en su camerino, faltaban unas horas para que comenzara su concierto, pero, en lugar de prepararse, la niña no me soltaba. Parecía completamente decidida a ignorar la cuenta regresiva hasta el momento en que tenía que subir al escenario.

—Acho, Vicky, déjala— interviene Ally desde su lugar, girando en una silla de maquillaje—. Entre más rápido regrese, más rápido se vuelven a ver.

Vicky frunce el ceño y niega con la cabeza, aferrándose a mí como una niña mimada que no quería soltar su juguete. No puedo evitar rodar los ojos ante su terquedad, aunque una parte de mí lo encuentra increíblemente encantador.

—Tú no entiendes, Ally— replica Vicky, con esa intensidad que siempre la acompaña—. No quiero que se vaya.

Sus manos me aprietan aún más, y la falda que llevo puesta se sube ligeramente, dejando más de mis piernas al descubierto. Siento su mirada recorriendo mi piel, y un calor familiar se instala en el ambiente. Ella siempre sabe cómo jugar con los límites, cómo hacerme sentir atrapada entre la necesidad de mantenerme firme y el deseo de rendirme completamente a su cercanía.

—Bueno, pues yo me largo antes de que se ponga más intenso— dice Ally con una risa, levantándose de la silla y dándonos una mirada cómplice—. No quiero ser parte de esto.

Con una sonrisa divertida, Ally sale del camerino, dejándonos completamente solas. El silencio que sigue es denso, cargado de una tensión que se ha ido acumulando desde el momento en que llegué. Miro a Vicky, y ella me devuelve la mirada con una mezcla de travesura y algo más profundo.

—¿Qué pasa?— le pregunto en tono bajo, aunque ya sé la respuesta.

—Nada— murmura ella, acercando su rostro al mío—. Solo que... te extraño ya, y ni siquiera te has ido.

Vicky acerca sus labios a los míos, rozándolos apenas, como una invitación. Su mano se desliza lentamente por mi espalda, hasta llegar a mis caderas, y me pega aún más a ella. Mi respiración se vuelve un poco más pesada, pero me mantengo firme, queriendo jugar a su juego sin rendirme tan rápido.

—¿Ah, sí?— susurro, mis labios apenas rozando los suyos, dejándole sentir el calor de mi aliento—. ¿Y qué piensas hacer al respecto?

Una sonrisa traviesa se forma en sus labios antes de que ella decida responder, no con palabras, sino con un beso que comienza suave, pero que pronto se vuelve más intenso. Sus labios se mueven contra los míos con una urgencia que me hace perder el control por un momento. Las manos de Vicky bajan hasta mis muslos, acariciando mi piel desnuda, mientras yo entrelazo mis dedos en su cabello.

El beso se profundiza, y antes de darme cuenta, estoy sobre su regazo, completamente envuelta en ella. La forma en que me sostiene, cómo me besa, me hace olvidar por un momento todo lo que está por venir.

El beso se vuelve aún más apasionado, con nuestras respiraciones entrelazadas y la intensidad creciendo entre nosotras. Siento cómo sus manos exploran cada rincón de mi piel, y mi mente se nubla con el deseo, olvidando por completo el mundo exterior.

Sin embargo, de repente, un golpe en la puerta interrumpe el momento, y Vicky suelta un suspiro de frustración, claramente molesta por la interrupción.

THE STORY OF US (YOUNG MIKO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora