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RINA
|BORICUA|

Estábamos en el departamento de Josh, reunidos, mientras los demás habían salido a comprar comida. Vicky y yo nos habíamos quedado para cuidar al hermano menor de Josh, Iván, que tenía unos deberes pendientes.

—¿Dónde se fue Josh?—pregunté mirando a Iván, quien hacía unos minutos estaba conmigo en el sofá y ahora había desaparecido sin rastro.

—No sé—contestó Iván, encogiéndose de hombros—, recibió una llamada de su novio y se fue.

—¿Qué novio?—pregunté, intrigada, mientras me acomodaba más cerca de él.

—Uno de los tantos que tiene, ya sabes cómo es Josh—respondió el chico con una sonrisa divertida, y yo no pude evitar reír también.

Iván se quedó un momento en silencio, concentrado en su cuaderno de matemáticas, antes de volver a levantar la mirada hacia nosotras.

—Vicky, ayúdame con esto. No lo entiendo—pidió, tendiéndole el cuaderno.

Vicky lo miró, hizo una mueca y negó con la cabeza mientras se acercaba más a mí, claramente desinteresada en intentar resolver el problema.

—Mejor a Ivette, ella es como una calculadora humana—dijo, pasándome el cuaderno.

Tomé el cuaderno y empecé a revisar el problema. No pude evitar sonreír al recordar cuánto me frustraba este tipo de ejercicios en el colegio.

—Esto es fácil, Iván. Mira—, le dije mientras comenzaba a explicarle.

Vicky se acercó por detrás, apoyando la barbilla en mi hombro para observar lo que hacía. Sentí el calor de su aliento en mi cuello, lo que hizo que me distrajera un poco.

—A ver si es verdad que es fácil—, comentó en tono burlón mientras intentaba entender lo que explicaba. Le di un codazo suave, riendo.

—Déjame concentrarme—, le respondí divertida.

Iván nos miraba con una mezcla de confusión y paciencia, esperando que dejáramos de tontear para que pudiera entender el ejercicio.

—Ok, entonces, lo que tienes que hacer es aplicar esta fórmula—, le dije a Iván, señalando el cuaderno—. Todo depende de que entiendas bien cómo despejar la incógnita.

Le expliqué el proceso paso a paso mientras Vicky observaba en silencio, aunque de vez en cuando soltaba algún comentario juguetón que hacía que Iván riera y yo rodara los ojos.

Cuando terminé de explicarle, Iván asintió, aunque todavía parecía un poco perdido.

—Bueno, eso es más o menos—, le dije, dándole unas palmaditas en la espalda—. Practica y seguro te sale mejor la próxima vez.

—Gracias, Ivette—, respondió él, tomando de nuevo su cuaderno y comenzando a escribir.

Vicky, todavía a mi lado, me rodeó con sus brazos y me dio un beso rápido en la mejilla.

—¿Qué hubiera hecho yo sin ti?—, susurró en mi oído.

—Seguramente reprobar matemáticas—, respondí, bromeando.

Nos reímos los tres hasta que escuchamos la puerta del departamento abrirse, señal de que Josh había regresado.

—¿Dónde estabas, Joshua? No somos niñeras para cuidar a tu hermano—le dije, cruzándome de brazos.

—Tengo 16, no necesito niñera, Rina—, protestó Iván, haciéndome rodar los ojos.

—¡Rina! ¡Vicky!—gritó Ally desde la entrada—¡les trajimos comida!

THE STORY OF US (YOUNG MIKO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora