010.

709 51 11
                                    

RINA
|EXES|

Mientras la masa para las arepas estaba casi lista, escuché a Josh entrar a la cocina con esa energía que siempre traía, pero hoy había algo diferente en su tono. Me volteé a verlo, notando la frustración en su rostro mientras se apoyaba contra la encimera.

—Entonces el wey ese me dijo que no estaba listo, cuando todos estaba perfecto!—exclamó, su voz cargada de incredulidad y enojo—. ¿Cómo que no estaba listo? ¡Si todo iba de poca madre!

Seguí amasando la masa, pero mis ojos se clavaron en Josh. Podía ver cómo apretaba los puños, cómo trataba de contener las lágrimas, aunque era claro que le dolía.

—Coño, pana, qué rabia me da esa vaina—le dije, sintiendo su dolor como propio—. ¿Y qué excusa te dio? ¿Que no quería lastimarte?—

Josh soltó una risa amarga, agitando la cabeza.

—¡Exacto!—soltó con sarcasmo, casi gritándolo—. Dijo que me quería un chingo, pero que no podía seguir, que tenía que "encontrarse a sí mismo". ¿Qué chingados significa eso?—

Solté un suspiro, dejando la masa a un lado y limpiándome las manos en un trapo.

—Eso es puro cuento, Josh—le dije, acercándome para poner una mano en su hombro—. Hay gente que no sabe lo que quiere y termina jodiendo a los demás en el proceso. Pero tú eres fuerte, ¿me oyes? Ese pendejo no sabe lo que perdió.

—¡Pero yo sí sé lo que perdí!—respondió, su voz quebrándose un poco—. Y eso es lo que más me emputa. No entiendo cómo alguien puede decirte que te quiere y luego hacerte esto.

Sentí un nudo en la garganta al verlo así, a alguien tan alegre y lleno de vida, roto por alguien que no supo valorarlo.

—¿Sabes qué, Josh?—dije, tratando de poner algo de firmeza en mi voz—. Tal vez te esté haciendo un favor sin saberlo. Tú mereces a alguien que esté listo, que no tenga dudas, que te ame con todo, sin excusas pendejas. Y esa persona va a llegar, te lo juro.

Él asintió lentamente, pero podía ver que sus ojos seguían llenos de tristeza y frustración.

—No sé, Rina. Me siento bien pinche confundido, como si todo esto fuera una pesadilla de la que no puedo despertar.

Me acerqué y lo abracé, dejando que apoyara su cabeza en mi hombro.

—Vamos a salir de esta, Josh—susurré—. Y cuando ese cabrón se dé cuenta de lo que dejó ir, ya será demasiado tarde.

Mientras seguía abrazando a Josh, escuché el sonido de pasos entrando a la cocina. Era Ally, con su energía vibrante de siempre, pero al vernos, levantó una ceja y se detuvo en seco.

—¿Qué pasa aquí?—preguntó con una mezcla de curiosidad y preocupación en su tono, antes de esbozar una sonrisa—. Puñeta, Rina, qué brutal que estés haciendo arepas. Extrañaba tus comidas, chica.

Solté a Josh suavemente y me giré hacia Ally, tratando de sonreírle, pero ella notó la tensión en el aire.

—¿Y por qué carajos están tan tristes?—dijo, cruzando los brazos mientras nos miraba a ambos—. ¿Qué pasó aquí, guys? ¿Se acabó la harina o qué?

Josh soltó una risa amarga, pero no dijo nada. Sabía que no tenía ganas de repetir todo de nuevo, así que tomé la palabra.

—Nada, Ally, solo que... bueno, Josh tuvo un mal rato con su ex—le expliqué, mientras ella nos observaba con atención—. Le soltó la típica excusa de "no estoy listo" y lo dejó.

Ally resopló, sacudiendo la cabeza en desacuerdo.

—Puñeta, pero qué cabrón. Mira, Josh, esa excusa es más vieja que la piña colada. Ese tipo no merece tus lágrimas ni un segundo más de tu tiempo—dijo, su voz firme pero con un toque de dulzura—. Además, ¿quién te necesita cuando tienes a Rina haciendo arepas y a mí para sacarte a janguear?

THE STORY OF US (YOUNG MIKO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora