04.

1.1K 89 5
                                    

MIKO
|¿ESTO ES UN SUEÑO?|

Estaba en mi teléfono esperando una respuesta de Rina. Hoy habíamos hablado poco porque, según ella, tendría un día muy ocupado. Ahora era de noche, y aún no había recibido nada de su parte, lo que comenzaba a preocuparme. Hace un rato, Mari me preguntó si quería algo para cenar, pero me negué; no tenía apetito.

Escucho un pequeño golpe en la puerta y luego el sonido de esta abriéndose.

—Mari, ya te dije que no tengo hambre, puñeta—, digo con fastidio.

—Deja de ser tan caprichosa, Victoria, y baja a cenar—, me responde una voz que no es la de Mari.

Levanto la mirada rápidamente, sorprendida. Ahí está ella, parada en la puerta. Rina. No tardo en levantarme de un salto y correr hacia ella, abrazándola con todas mis fuerzas. No sabía si esto era un maldito sueño o la realidad.

—Riri, ¿eres real?—, pregunto con la voz temblorosa, sintiendo que el corazón me va a explotar.

—Claro que soy real, Vic—, responde Rina con una sonrisa mientras me abraza de vuelta.

No podía creerlo. Después de tantos años, de tantos recuerdos y deseos reprimidos, finalmente la tenía frente a mí otra vez. La emoción me invade, y siento las lágrimas acumularse en mis ojos.

—Puñeta, no me lo puedo creer—, digo entre sollozos, apretándola aún más fuerte—. Pensé que nunca te volvería a ver.

Rina acaricia mi cabello suavemente, como solía hacerlo, y siento cómo todo el peso que llevaba encima empieza a desaparecer.

—Estoy aquí, Vic. Y no pienso irme a ningún lado—, me asegura con firmeza.

Nos quedamos en ese abrazo por lo que parece una eternidad, sintiendo que el tiempo se detiene. Cuando finalmente me separo, la miro a los ojos, buscando cualquier señal de que esto podría ser un sueño.

—Dios mío, si esto es un sueño, no quiero despertar nunca—, susurro, y ella solo sonríe, haciendo que mi corazón lata más rápido de lo que había sentido en mucho tiempo.

—Espero te haya gustado la sorpresa—, dice Mariana mientras se apoya en la puerta, con una sonrisa satisfecha. —Es todo un récord traer a esta niña para acá, demasiado work.

—Sorry, es que tengo muchos asuntos, pero Josh se encargará de ellos—, responde Rina, levantando una ceja con una expresión divertida.

—¿Josh? ¿Quién e'?—, pregunto, curiosa, sintiendo una leve punzada de celos.

—Mi mejor amigo y compañero de trabajo—, explica ella, con calma—. Fue uno de los primeros que conocí cuando recién llegué a New York.

Asiento y acomodo mi cabeza en su hombro, sintiéndome más tranquila al escuchar su explicación.

—¡Hoy sí tendrás que aguantarte a María Victoria todo el día cerca de ti!—, grita Ally desde la cocina, con su típico tono burlón.

—¡Cállate, puñeta!—, le contesto, medio riendo y sintiendo un calor en mi pecho al saber que, por fin, Rina está aquí conmigo.

Rina se ríe al escucharnos pelear, esa risa que siempre me calma y que he extrañado tanto.

—Ustedes dos no cambian, mejor bajemos a cenar—dice Ri con una sonrisa, mientras me agarra de la mano para guiarme hacia la cocina—. Los extrañé demasiado.

—Y nosotras a ti, baby—le respondo con emoción—. Después de ocho años, esto es increíble. No sabes lo feliz que estoy de que estés aquí.

Nos sentamos a la mesa, la comida ya estaba servida, y mientras comemos, la atención se centra en Rina.

Después de la cena, cada uno se fue a su habitación. Riri estaba acostada en mi pecho, mientras mis dedos acariciaban su cabello negro. No podía creer que esto estuviera pasando; después de tantos años, nunca creí que la volvería a ver.

—¿En qué piensas, Tori?—escuché su voz, y sus ojos color miel me miraron fijamente.

—En na', baby. Solo aún no supero que esto esté pasando—le dije, y ella me sonrió.

—Me enteré que estuviste con una modelo—habló con un tono no muy gustoso.

—¿Investigaste sobre mí?—pregunté burlona.

—Claro que no, simplemente lo leí en una parte y ya—arqueó una ceja, y luego se sentó en la cama, cruzando los brazos.

La miré por un momento, intentando leer sus pensamientos, pero Rina siempre había sido difícil de descifrar. Suspiré y me acerqué a ella, tomando su mano.

—Riri, lo que haya pasado en estos años ya no importa. Lo que me importa es que estás aquí ahora—dije mientras me sentaba a su lado.

Ella se giró para mirarme, y por un segundo, sus ojos reflejaron una mezcla de nostalgia y algo más profundo.

—Lo sé, pero han pasado tantas cosas en este tiempo. Ya no eres tatuadora, ahora eres una gran cantante. Todo cambió muy drásticamente—habló la pelinegra.

I know. ¿Cómo te sientes ahora que eres una gran fotógrafa?—pregunté con curiosidad mientras me acomodaba en la cama para escucharla.

—Increíble. Trabajo en uno de los mejores estudios de New York, con gente famosa—su emoción era notable—. Todo es un sueño, uno que él no pudo lograr.

—Baby, tu pai era un fotógrafo increíble. Ahora puede ver a su hija ser lo que él siempre quiso—le respondí con sinceridad, acariciándole el cabello.

Rina sonrió, y en sus ojos brilló una mezcla de orgullo y gratitud.

—Gracias, Tori. A veces siento que no merezco todo esto, pero lo hago porque sé cuánto significaba para él—dijo, apretando mi mano con fuerza.

—Lo mereces más de lo que crees—le dije suavemente—. Siempre has sido increíble, y ver lo lejos que has llegado me hace sentir muy orgullosa de ti.

Nos quedamos en silencio por un momento, disfrutando de la tranquilidad y la cercanía. El calor de su cuerpo contra el mío y el sonido de su respiración tranquila eran lo único que necesitábamos para reconectar después de tanto tiempo.

—¿A ti cómo te va con la música?—me pregunta Rina, rompiendo el silencio con su voz suave y curiosa.

—Va muy bien, en realidad—le respondo, sonriendo al recordar mis logros—. He estado trabajando en nuevos proyectos y colaboraciones, y he tenido la oportunidad de hacer cosas que nunca imaginé.

—Eso suena increíble—dice ella, con admiración en sus ojos—. Siempre te dije que no tuvieras miedo al hacerlo.

—Gracias, mami. Una lástima que no estuviste ahí para verme—le digo, con un toque de melancolía en la voz.

—Ahora estoy aquí, y no pienso dejarte sola—responde ella, y sus ojos bajan hacia mis labios antes de desviar la mirada rápidamente hacia otro lado.

I missed you, mi diabla—le digo, recordando ese apodo que solíamos usar.

—Cállate—replica, sonriendo mientras intenta esconder su risa—. Siempre te dije que ese apodo me daba risa.








___________________

HOLAAAA, HE REGRESADOOOOOO (quizás me vuelva a ir) mañana entro a clases 😭😭😭 y me moriré sin cel, deséenme suerte

BESOS, NIX💗

THE STORY OF US (YOUNG MIKO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora