CAPÍTULO 66.- segundo fragmento

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—¿Dónde estamos? —preguntó Belial.


—Está en una de mis guaridas, mi señor —Roux apareció haciendo una reverencia a Belial.


—Un maldito hechicero —Belial se aproximó a una velocidad extremadamente rápida hacia el hechicero y lo tomó del cuello—, fueron ustedes los que nos dañaron hace años.


—Este está a nuestro servicio Belial —hablo Mammón—, fueron otra facción los que crearon las armas para matar demonios nacidos de humanos.


Belial soltó con tosquedad al hechicero y se volvió a ver a Mammón.


—¿Realmente Lucifer piensa que va a salir victorioso en otra guerra con los celestiales? —Belial miro con asco al hechicero que se retorcía con dolor en el suelo—, porque si en algo estoy de acuerdo con la loca de Lilith, es que probablemente nos pateen el trasero como las otras dos primeras veces, que los malditos Tronos o Querubines van a dejarnos destrozados en la mejor de las suertes o simplemente nos atraviesen con esas lanzas ardientes que les dio el creador para eliminarlos de toda existencia.


—Fuimos celestiales en algún momento Belial, tu fuiste una vez uno de los mejores querubines que han existido, el más poderoso e imponente, todos los ángeles retrocedían solo con sentir tu presencia, ¿Ahora te atemorizan unos cuantos tronos? —cuestiono Mammón.


—¡Perdimos gran parte de nuestro poder cuando nos expulsaron! —exclamó Belial haciendo que todo el lugar temblara—, ¡Nos cortaron las alas y tuvimos que crearnos otras con lo que nos quedaba de poder para no morir! ¡Nos tomó siglos recuperarnos!


—¡Y ahora Lilith está aliada con una de las responsables de que nos hicieran eso! —replicó Mammón—, ¡La diosa nos dio la espalda cuando pedimos ayuda! Y fue Lilith la que hizo que viniéramos a este asqueroso mundo para matar la forma humana que tomó la diosa y masacráramos a todos esos lobos dorados. Ahora se esconde bajo sus faldas de la diosa, confabulando con los perros que traicionaron al mismo Agares hace cientos de años ¿realmente piensas apoyarlos en esto?


Belial soltó un rugido.


Estaba demasiado confundido, por un lado, estaban sus antiguos sentimientos. El odio de ser asesinado como lo fue, cuando le había advertido a su amigo Agares el peligro de ir con la creación de la diosa y cuando fue atrapado poco después de la muerte de Abaddon. Belial no tenía más que odio y repulsión por los hechiceros, humanos y hombres lobos. Especialmente porque fueron estas tres razas los que lo mataron tan dolorosamente y al parecer sellaron por más de 600 años su existencia en su tumba.


Pero estaban sus nuevos sentimientos y recuerdos. Tenía un amor real por su falsa familia que le causaba mucho conflicto.


Y maldiciendo en su interior con muchas ganas, estos sentimientos por Timothee ¿Cómo se le ocurría enamorarse de un hombre lobo?


Los demonios solo amaban una vez y Timothee sería suyo, aunque tenga que hacer lo impensable.


—Tengo condiciones —dijo Belial casi en un susurro.


En la cara de Mammón apareció una sonrisa maquiavélica. Tan retorcida que estaba destrozando los músculos de su cara.

THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora