El sonido del piano resonaba en mi mente, una melodía cruel que me taladraba los oídos, como si cada tecla fuera una daga que me recordaba la realidad que se avecinaba. No era un piano real, sino el eco constante en mi cabeza, un símbolo de todo lo que había estado acumulándose. Me desperté con esa melodía, y lo primero que vi fueron los papeles del juicio, esparcidos sobre mi escritorio, la cama, el piso... y entremezclados con las hojas de mi presentación de tesis. Era como si mi vida se hubiera convertido en un caos tangible, donde lo más oscuro de mi presente y lo más brillante de mi futuro se mezclaban sin compasión.
Repasé cada detalle del juicio, leí una y otra vez los testimonios, las evidencias, y todo lo que pudiera necesitar en caso de que algo se me escapara. Pero el caos era inevitable. Entre medio, estaban las diapositivas de mi tesis, garabateadas, corregidas, con las notas que me había hecho para la defensa. Tenía miedo de que todo se mezclara en mi mente, como los papeles en la realidad.
El día más duro para Guido se cruzaba, casi de manera cruel, con lo que se suponía debía ser uno de los días más felices de mi vida: cuando me convertiría en licenciada. Una ironía que no podía ignorar. No podía evitar pensar en él, cómo estaría enfrentando el juicio, y cómo todo lo que había luchado hasta ese momento dependía de un solo veredicto. El nudo en mi estómago se hacía más grande con cada segundo que pasaba, sabiendo que no había vuelta atrás para ninguno de los dos.
Me acerqué a la ventana y vi el cielo gris. Era temprano, pero ya podía sentir el peso del día. El juicio comenzaba por la mañana, y mi presentación de tesis era a las tres de la tarde. Dos mundos tan diferentes, pero ambos gravitaban hacia el mismo centro: yo. Tenía que estar en los dos lugares a la vez, pero sabía que era imposible. El juicio podía tardar horas, y no tenía ni idea de cómo gestionar mis horarios. Cada minuto que pasara en el tribunal podría alejarme de mi título. Y cada minuto que dedicara a mi tesis, me alejaba del destino de Guido y su familia.
Me arrodillé junto al escritorio y empecé a recoger las hojas. Las del juicio a la izquierda, las de la tesis a la derecha. Intentaba desesperadamente mantenerlos separados, aunque en mi cabeza ya se habían entrelazado. Mi mente repasaba una y otra vez cómo me había metido en esto. Todo lo hice por Guido, por verlo feliz. Pero ahora, al enfrentarme al día, la magnitud de lo que estaba en juego me paralizaba. No era solo su vida la que estaba en la balanza, también la mía.
Me cambié de ropa lentamente, eligiendo algo que fuera neutral, profesional. No sabía si tenía que parecer más una abogada o una estudiante, y eso me generaba más ansiedad. Me miré en el espejo. Tenía los ojos cansados, ojeras profundas de noches sin dormir. Las manos me temblaban. Tomé aire profundamente y pensé: Hoy se define todo.
El teléfono vibró y me sobresalté. Lo revisé con la esperanza inútil de que fuera él. Pero no, era solo mi mamá, recordándome que todo estaba listo para el juicio, que no debía preocuparme. ¿Cómo no iba a preocuparme?
Suspiré y me guardé el teléfono en el bolsillo. El tiempo avanzaba implacable, y cada segundo me acercaba más al inevitable cruce de caminos. Salí de casa con las carpetas en la mano, el corazón latiendo rápido, más rápido de lo que hubiera querido. Cada paso hacia la salida era más pesado que el anterior. Me subí al taxi, mirando por la ventana cómo la ciudad pasaba, mientras yo solo podía pensar en todo lo que podía salir mal.
—¿Juicio o tesis?—me pregunté en voz baja, con un nudo en la garganta.
El trayecto hacia el tribunal se me hizo eterno. Cada semáforo rojo, cada bocina, cada persona caminando despreocupada mientras mi mundo se derrumbaba. Cuando llegué, me bajé despacio y entré al edificio. La tensión en el aire era palpable, y por un momento me sentí fuera de lugar, como si no perteneciera a ese mundo de abogados y acusaciones.
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Cicatrices en el pentagrama (GUIDO SARDELLI)
RomanceMeret, de 25 años, está decidida a hacer una tesis que marque la diferencia en su carrera universitaria en artes musicales. Su idea de grandeza surge cuando decide investigar a Guido, un músico retirado que fue acusado de asesinato y cuya carrera se...