24 ; t h e s a m e s i t u a t i o n

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   El día continuaba concurriendo con normalidad en la clase del gigante Rebeus Hagrid, los alumnos iban de aquí para allá a través de aquel bosque encantado lleno de todo tipo de insectos y criaturas mágicas que podrías llegar a encontrar allí, para la suerte de todos el clima era estupendo para pasarlo debajo de aquello pequeños rayos de sol que se atravezaban entre el follaje de los arboles, muy altos y viejos, consigo el ruido de alguna que otra tierna ave  acompañaba armoniosamente de fondo.

Uno de los equipos que llevaban la delantera pospuesto debía ser el de Cassie y Theodore, dado que ambos jóvenes poseían una inteligencia nata no fue sorpresa que ya tuvieran casi todos los objetivos de la lista que el profesor les había entregado.

Y claro que algunos de esos besos traviesos en aquel viejo árbol no estaban en ella.

Pero si fuera por la pelinegra, podría pasar horas en el bosque simplemente viendo, era de esperarse que estuviera mas que entusiasmada, aquella era la asignatura preferida de la jóven ya que combinaba bastante bien cosas que eran de su agrado, aquel curioso bosque y las criaturas mágicas increíblemente tiernas que habitaban en él, aunque no todas lo fueran. En sí, la pequeña no dejaba de dar vueltas y comentar datos curiosos sobre cada cosa que se atravesara en su camino, al muchacho le pareció algo jodidamente adorable el escucharla hablar, apostaría lo que fuera por quedarse allí durante horas solo admirandola.

─ ¿Y también sabías que hay Thestrals por todo el bosque?─ mencionó fugazmente mientras caminaban─ Hagrid siempre dice con orgullo ser posiblemente la primera persona en haberlos domesticado.

─ ¿Enserio? ¿Cómo?─ sonrió interesado en saber más.

─ No lo sé, supongo se le da muy bien el cuidar de criaturas mágicas.

─ Cuando era niño tuve una tritón de doble cola─ mencionó haciéndo que la muchacha se sorprenda─ Sí, tenía dos cabezas y su dieta consistía en algas solamente.

─ ¿Que pasó con él?─ curioseo, jamás había visto una.

─ Oh, mi padre lo lanzó por el inodoro─ río ligeramente tras notar el cambio de expresión en la pequeña─ Le resultó demasiado feo y se arrepintió de habermelo comprado ese mismo día en el callejón Diagon.

─ ¡Eso suena horrible!─ contestó riendo un poco de su desgracia─ Bueno, pudo haber sobrevivido una vez en las tuberías, ¿No?

─ Sí te hace sentir mejor.

Aquella charla los llevó caminando hasta llegar a un pequeño arroyo, había unas cuantas estructuras rocosas que hacían que el agua caiga en un especie de catarata y circule mejor, aquel líquido estaba tan puro y limpio que si notabas la suficiente atención podías notar algún que otro pequeño pez nadando por allí, justo entre aquellas algas de colores poco comunes, ¿Aunque que mas podrías encontrarte en aquel recóndito bosque encantado? Todo a su paso parecía conducirte a una sensación mágica y fugaz pero a su vez tranquilizadora y de paz.

─ Allí─ el castaño apuntaba con su dedo sobre una piedras húmedas─ Los asquerosos insectos que buscamos.

─ No son asquerosos insectos, son sangijuelas de Hogsfield─ habló mientras se ponía de cuclillas para recoger algunas de las recién mencionadas.

─ ¿Y por qué están aquí y no en Hogsfield?─ ironizó mientras hacía alguna que otra mueca de asco al ver como la muchacha agarraba aquel baboso insecto con su mano como si nada.

─ Por qué hay demasiadas y llegaron hasta aquí por si solas─ explicó─ Aunque dicen que estás son mas venenosas.

─ ¡Lo ves, son una plaga!─ habló al ver tantas regadas por ahí, para luego recalcular en lo que dijo─ ¡Además, si son venenosas ¿¡Por que las estas tocando con las manos!?

𝑴𝑰𝑨 𝑹𝑨𝑮𝑨𝒁𝒁𝑨  ──  ᴛʜᴇᴏᴅᴏʀᴇ ɴᴏᴛᴛDonde viven las historias. Descúbrelo ahora