33 ; t h e c a r n i v a l pt 2

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El ambiente en Las Tres Escobas era una mezcla de risas, música y un inconfundible aroma a cerveza de mantequilla. El lugar, iluminado por cálidas velas flotantes, había sido adornado ligeramente para la feria con guirnaldas mágicas que cambiaban de color y pequeños globos encantados que estallaban en chispas doradas al azar. Las mesas estaban llenas de estudiantes y adultos por igual, y el bullicio alegre hacía eco por todo el local. En la barra, tres jóvenes disfrutaban de la bebida estrella del lugar. Cassie, Daphne y Pansy se habían apoderado de un par de taburetes y una pequeña mesa cercana, donde las jarras de cerveza de mantequilla se acumulaban peligrosamente rápido. La razón principal de aquella torre de jarras vacías era, por supuesto, Pansy, quien, al escuchar que había un descuento especial por el día de la feria, no había podido contener su entusiasmo.

— ¡Es que esto es un regalo de los dioses! — exclamó Pansy, alzando su cuarta jarra con una sonrisa deslumbrante pero notablemente torpe. — ¿Cómo es que no hacemos esto más seguido? ¡Estoy segura de que puedo vivir solo a base de cerveza de mantequilla!

Daphne, siempre más moderada, sorbía de su jarra con calma y arqueó una ceja.

— Pans, si tomas una más, vas a caer de la silla, y no pienso cargarte de vuelta a Hogwarts. — Su tono era ligero, pero la mirada de advertencia estaba clara.

— ¡No me subestimes, Greengrass! — replicó Pansy, señalándola con el dedo mientras su mano temblaba ligeramente. — Soy una Slytherin con resistencia.

Cassie, que observaba la escena con una mezcla de diversión y vergüenza, apoyó el codo en la barra y cubrió su sonrisa con la mano.

— Claro, Pansy, eres todo un ejemplo de sofisticación. — bromeó, inclinándose ligeramente hacia Daphne. —Probablemente se suba a la barra a cantar.

— ¡Eso no es cierto! — Pansy puso una expresión exageradamente ofendida, aunque su tono arrastrado traicionaba su estado. — Aunque es una muy buena idea de hecho.

— Sí, claro. — Daphne rodó los ojos. — La última vez no necesitaste insistencia, solo una canción que te gustara. ¿Recuerdas tu actuación de "Celestina Warbeck en vivo"? No creo que nadie aquí la haya olvidado.

Cassie soltó una carcajada al recordar la anécdota.

— ¡Oh, Merlin! ¿De verdad lo hiciste? — preguntó, fingiendo incredulidad mientras su risa se intensificaba.

Antes de que Pansy pudiera responder, una voz conocida interrumpió la conversación.

— Sí, y no sabes lo tedioso que fue verla.— Blaise apareció de la nada, acercándose a la barra con su andar relajado y una sonrisa socarrona. A su lado, Theodore lo seguía con las manos en los bolsillos, su expresión indescifrable pero con una chispa de curiosidad en los ojos.

— ¡Oh, por Merlín! ¿Tú aquí? — exclamó Pansy, girándose sobre su taburete para mirar a Blaise, quien ya se había acomodado despreocupadamente en uno de los asientos vacíos junto a las chicas.

— ¿Y qué esperabas? — Blaise se encogió de hombros, haciendo un gesto teatral con las manos. — Me prometieron buena música y una copa gratis. Aunque debo de admitir que no estaba listo para escuchar sobre tu horrorosa interpretación de Celestina Warbeck, repitiendo el mismo estribillo como si fuera un hechizo interminable.

— ¡Qué malvado! — Pansy se llevó las manos al pecho, fingiendo compasión. — Aunque, siendo sinceros, ¿no lloraste tú también?

— Claro que no. — Blaise puso una expresión ofendida. — Yo solo derramé lágrimas internas de desesperación.

Mientras la conversación fluía entre risas y bromas, Cassie se dio cuenta de que Theodore permanecía en silencio. Lo miró de reojo y, como si lo hubiera llamado sin palabras, sus ojos se encontraron en el acto. Ambos compartieron una sonrisa ligera y discreta, una conexión muda que parecía detener el tiempo por un instante. Theodore, sin decir nada, dejó que su mirada vagara de nuevo hacia ella, recorriéndola de arriba a abajo con sutileza.

𝑴𝑰𝑨 𝑹𝑨𝑮𝑨𝒁𝒁𝑨  ──  ᴛʜᴇᴏᴅᴏʀᴇ ɴᴏᴛᴛDonde viven las historias. Descúbrelo ahora