𝑴𝑰𝑨 𝑹𝑨𝑮𝑨𝒁𝒁𝑨 ── ᴛʜᴇᴏᴅᴏʀᴇ ɴᴏᴛᴛ

16 ; t r o u b l e i n p a r a d i s e ?

Días más tarde Cassie se encontraba leyendo un libro de pociones en una vieja mesa de la biblioteca de Hogwarts junto a Pansy y una gran pila de libros al rededor, había convencido a su amiga para estudiar juntas el día de hoy aunque esta se negase al principio diciendo que sería demasiado aburrido poner siquiera un pie en la biblioteca. 

Notó que la sala estaba extrañamente mas silenciosa de usual, la lluvia continuaba salpicando las ventanas y las cortinas se agitaban con una suave brisa, mientras que la pelinegra pasaba las páginas con dedos algo fríos y pálidos haciendo el intento de continuar su lectura y concentrarse pero aquello parecía una tarea complicada con su mente divagando constantemente, la imagen de Theodore era algo recurrente en su cabeza, cada vez que trataba de leer un párrafo de su libro su mente reproducía recuerdos de aquel día. A su vez sentía algo de pena por el chico, lo había estado evitando durante días solo por que se sentía demasiado culpable como para mirarlo a los ojos. 

─ ¿Estas bien?─ la voz de Pansy a su lado la distrajo abruptamente sacándola de sus pensamientos.

─ Sí, ¿Por qué no habría de estarlo?─ contestó sin quitar la vista de su libro.

Su amiga miró algo preocupada a la pequeña con una expresión curiosa, sentía que todo aquello era por Draco o algo así pero se ahorraba de preguntar dichas cosas para no hacer sentir mal a la pequeña, aunque mentiría si dijera que no la había notado algo rara estas semanas.

─ Sabes que puedes hablar conmigo de lo que quieras, Cass─ posó su mano en la de su amiga reconfortantemente.

La joven dudó por momentos en contarle pero al ultimo segundo pensaba mejor las cosas y se arrepentía al respecto, tampoco le gustaba ocultarle cosas a su mejor amiga pero no se sentía preparada para revelarle tal información aun si tuviera intenciones de hacerlo en algún momento, temía ser cuestionada.

─ Serás la primera en saber si algo sucede─ le sonrió un poco para dejarla tranquila.

─ Bueno, si te sirve para despejarte nos ha faltado recoger un libro de pociones y mis piernas están demasiado entumecidas en este momento como para caminar hasta allí─ canturreo Pansy cambiando de tema hábilmente, cosa que la muchacha agradeció internamente.

─ ¿Y sugieres que vaya a buscarlo?─ río ligeramente a lo que su amiga la miró con ojos de cachorrito en suplica.

No le quedo mas remedio que levantarse de su asiento, no sin antes alisar su falda gris y comenzar a caminar para adentrarse a los pasillos, la biblioteca del castillo siempre le pareció hermosa en todos sus aspectos y por donde se la viera, estaba llena de libros de todos tamaños y colores, organizadas cuidadosamente en estantes de madera que llegaban hasta el techo. Las largas filas de libros estaban perfectamente ordenados entre sí dando un ambiente de tranquilidad y erudición, había algún que otro estudiante allí en alguna de aquellas largas mesas, estudiando bajo la luz de las velas.

El libro que Cassie debía buscar se hallaba en la ala este de la biblioteca, un rincón algo oscuro y polvoriento donde las telarañas colgaban de los estantes de madera carcomida por el tiempo, los libros eran viejos y sus páginas estaban amarillentas casi frágiles, los estantes estaban ligeramente torcidos y algunos tenían grietas en el revestimiento, dejando entrever las nubes de polvo que se habían acumulado en el interior, sin mencionar que aquella zona estaba algo alejada de lo demás.

Su mirada iba y venía de entre los libros buscando el adecuado pero sin embargo no lograba encontrarlo por ninguna parte, quizá alguien mas pudo haberlo tomado. 

─ ¿Buscas esto?

Una voz masculina detrás suyo logró sorprenderla precipitadamente haciéndola girar en menos de un segundo para darse cuenta que el dueño de aquella misteriosa pero conocida voz gruesa era nada mas ni nada menos que Theodore, su rostro fue invadido por una expresión de sorpresa total, no esperaba encontrarse al castaño justo aquí. Su rostro lucía mas ojeras de lo normal, haciendo que se pregunte que era lo que le quitaba el sueño durante las noches, a pesar de aquello el maldito se veía igual de bien como siempre, ¿Habrá sido siempre así de guapo? La pelinegra comenzaba a replantearse aquello aun si no quisiera pensarlo