Los pasos de Cassie resonaban suavemente contra el suelo de mármol mientras avanzaba por el extenso pasillo de la mansión Harrington. La luz del amanecer se filtraba a través de los ventanales altos, proyectando sombras alargadas en las alfombras de tonos borgoña y dorado. Estaba tan feliz de haber vuelto a casa que no podía evitar recorrer la mirada por cada detalle: los candelabros colgantes, los retratos de sus antepasados observándola con expresión severa, las molduras perfectamente pulidas. Todo estaba exactamente en su lugar, como si el tiempo en su ausencia se hubiera detenido y la esperara pacientemente para volver a ocupar su sitio en la mansión.
Sus pies la guiaron instintivamente hasta la gran cocina, donde el característico aroma a café recién hecho y pan caliente impregnaba el aire. La estancia, iluminada por una gran lámpara de hierro forjado, tenía una calidez especial, a pesar de que su madre, la imponente Eleonor Harrington, dirigía la escena con su habitual severidad.
—No, Mortimer, eso es demasiada sal. ¿Acaso quieres que mi familia muera deshidratada?
El aludido, un elfo doméstico de orejas puntiagudas y expresión eternamente exasperada, alzó una ceja con insolencia mientras removía el contenido de la sartén con desgana.
—Oh, qué tragedia, señora. ¿Quién podría haber imaginado que la sal sazona los alimentos?—replicó con un tono arrastrado y socarrón.
Eleonor giró lentamente sobre sus talones dedicándole una mirada afilada que haría temblar a cualquiera y levantó su dedo acusador para recriminarle su insolente accionar. Cassie tuvo que morderse el labio para no reír. Pero antes de que su madre pudiera lanzar la reprimenda que claramente se estaba formando en su lengua, Mortimer chasqueó los dedos con fingido desinterés y desapareció en un parpadeo, dejando tras de sí el sonido de un ligero puf y una nube de humo especiado.
Suspiró con cansancio y entonces, al notar a su hija en el umbral de la puerta, su expresión se suavizó por completo. Una sonrisa, algo raro en ella, iluminó su rostro.
—Por fin despiertas, cariño —dijo con una nota de satisfacción en la voz—. Ven, siéntate y desayuna. No puedo permitir que mi única hija empiece el día desnutrida.
Cassie obedeció, aún riendo por la interacción previa, y tomó asiento en la larga mesa desayunadora de roble oscuro, cuyo barniz reflejaba suavemente la luz de las lámparas. Frente a ella, una elegante vajilla de porcelana con ribetes dorados ya estaba servida con una selección de panes, mermeladas y fruta.
—Ese elfo nuevo es todo un hallazgo, madre —comentó con fingida solemnidad mientras se servía café—. ¿Dónde lo conseguiste? ¿En una tienda de criaturas impertinentes?
—Lo heredé de la tía Cornelia. Al parecer, ni siquiera ella pudo con él.
Cassie río y tomó un sorbo de su café con leche, disfrutando del calor reconfortante de la bebida mientras la luz matutina filtraba su resplandor dorado por los amplios ventanales de la mansión Harrington. Frente a ella, su madre se mantenía erguida en su asiento, con su taza de té perfectamente equilibrada en una mano y una mirada inquisitiva en los ojos claros. Era una mujer de elegancia severa, con un porte que no admitía titubeos ni mediocridad.
—Imagino que este semestre ha sido tan fácil para ti como siempre —comentó con aparente desinterés, aunque Cassie conocía demasiado bien a su madre como para no notar el trasfondo de su evaluación.
—Como siempre, madre —respondió con ligereza, partiendo un croissant entre sus dedos—. Los exámenes no fueron nada fuera de lo común y mis notas siguen siendo impecables. No tienes de que preocuparte.
—Y dime, hija... —comenzó, con ese tono casualmente afilado que indicaba que la conversación tomaba un giro más personal—. ¿Cómo ha sido este año... con los Malfoy?
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𝑴𝑰𝑨 𝑹𝑨𝑮𝑨𝒁𝒁𝑨 ── ᴛʜᴇᴏᴅᴏʀᴇ ɴᴏᴛᴛ
Hayran Kurgu❝ En donde Cassie se enamora del mejor amigo de su ex novio.❞ -Theodore Nott x Oc fem! •Harry Potter universe. •Contenido explícito. •[Slow Burn] Cr: Adorablemente escrita por mi. <3
