29 ; s e l f c o n t r o l

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La tarde era fresca y soleada, el cielo despejado parecía invitar a disfrutar del día. El campo de Quidditch, iluminado por los rayos dorados del sol, estaba tranquilo, apenas interrumpido por el sonido de las quaffles y los gritos de los jugadores en el aire. Las gradas, aunque vacías en su mayoría, estaban ocupadas por un grupo selecto que había decidido pasar allí el resto de la tarde. Cassie, junto a Blaise y Pansy, se encontraban disfrutando de un momento que parecía más relajado que las tensiones que había vivido en los días anteriores.

Cassie, completamente ajena a cualquier otra cosa, disfrutaba de una bolsa de dulces mágicos que habían comprado ese mismo día en el mercado de Hogsmeade. Su sabor siempre variaba: ahora estaba disfrutando de un sabor cítrico fuerte, y aunque la textura era algo extraña al principio, la mezcla de sabores la hacía sonreír ligeramente.

Sus amigos, por su parte, estaban en medio de una conversación animada que parecía ligera en un principio, pero que rápidamente comenzó a subir de tono. Blaise estaba sosteniendo el paquete de las grageas con una expresión molesta, mientras que Pansy, con su tono sarcástico, no dejaba de reírse de él.

— ¡Pansy, en serio! — Blaise exclamó, claramente molesto. — ¡Te has comido todas las grageas de frambuesa y me has dejado solamente las de sabor vómito!

Pansy, quien estaba recostada con la cabeza reclinada en el respaldo de las gradas, levantó una ceja, visiblemente desconcertada por la acusación.

— Claro que no. — respondió con una mezcla de indignación y desdén. — También tienes sabor cera de oídos.

Mientras que Cassie evitaba que Blaise se abalanzara para atacar a Pansy, el bullicio del campo de Quidditch aumentaba poco a poco. Los jugadores de Slytherin comenzaban a reunirse en el borde del campo, alistándose para la práctica. Los sonidos de las escobas siendo desenganchadas de su soporte, acompañados por el leve murmullo de las conversaciones entre ellos, se mezclaban con el ambiente. Cassie, aunque distraída por el conflicto de sus amigos, no pudo evitar dirigir la mirada hacia allá.

Desde su lugar en las gradas, observó cómo los jugadores de Slytherin se preparaban para la práctica. Draco, con su postura confiada y su característica sonrisa arrogante, caminaba hacia su escoba.  Con una sonrisa arrogante y su postura confiada, el muchacho irradiaba una atracción difícil de ignorar, la mezcla perfecta de fuerza y sensualidad en cada uno de sus movimientos.

Era evidente que se sentía cómodo en el aire, como si el campo fuera su verdadero lugar.

Cassie no pudo evitar notar otra cosa que no fuera el rubio volar, y por un momento, se perdió en la escena. A lo lejos, los jugadores comenzaban a subir a sus escobas, listos para comenzar la práctica. La tensión en el aire era palpable, y los gritos de algunos de los jugadores comenzaron a llenar el espacio.

— ¡Vamos, chicos! — exclamó Blaise, al parecer ya habiendo abandonado la discusión sobre las grageas. — ¡A hacer muchos goles!

— Ni si quiera se usa ese termino en el quidditch.— se burló Pansy.

Con esa orden, todos los jugadores de Slytherin subieron a sus escobas, elevándose con agilidad. Las figuras de los jugadores se movían por el cielo, cortando el aire con sus movimientos rápidos y bien coordinados. Draco parecía estar supervisando todo, lanzando órdenes a su equipo mientras volaba con gracia, realizando algunos ejercicios de velocidad.

Cassie observaba, sin poder evitarlo, el juego que se desarrollaba en el campo de Quidditch. El sol brillante reflejaba sobre el verde del césped, mientras las figuras de los jugadores de Slytherin se deslizaban por el aire con destreza. Sin embargo, algo en el aire hizo que su atención se desvió hacia una figura que acababa de elevarse por los aires.

𝑴𝑰𝑨 𝑹𝑨𝑮𝑨𝒁𝒁𝑨  ──  ᴛʜᴇᴏᴅᴏʀᴇ ɴᴏᴛᴛDonde viven las historias. Descúbrelo ahora