Cada día parecía una aventura emocional completamente nueva. Despertar en la casa de Alemania, ver cómo se movía en silencio por la cocina o cómo se sentaba en la sala leyendo, lo hacía sentir más conectado a él que nunca. Sin embargo, con cada día que pasaba, esa conexión se tornaba más ambigua. ¿Era solo amistad lo que sentía, o estaba cruzando una línea que, después de tantos años, ya no podía ignorar?
Esa mañana, Rusia se despertó antes que de costumbre. Los rayos del sol se colaban por las persianas, llenando la habitación con una cálida luz dorada que le dio la energía suficiente para levantarse. Se estiró perezosamente, sintiendo el cosquilleo de la anticipación en el estómago. Desde que llegaron a Berlín, había intentado mantener las cosas "normales" entre él y Alemania, pero la barrera del pasado, la separación, y los silencios incómodos de su presente eran cada vez más difíciles de ignorar.
Rusia salió de su cuarto, decidido a empezar el día con algo diferente. Quizá, solo quizá, podría acercarse a Alemania de una manera distinta, aunque fuera en pequeños gestos.
Bajó las escaleras y lo encontró sentado en el sofá, revisando algo en su teléfono. Alemania estaba vestido de manera casual, con una camiseta gris y unos jeans oscuros. Parecía cómodo, relajado, pero había una concentración en su rostro que siempre llevaba consigo. Rusia sonrió con suavidad, observando en silencio un momento antes de aclararse la garganta.
-Buenos días, Ale-dijo Rusia mientras se acercaba lentamente-. Pensé en preparar el desayuno. ¿Te gustaría que cocináramos juntos?
Alemania levantó la mirada de su teléfono y, sorprendido por la oferta, le lanzó una mirada curiosa. Con una ligera inclinación de cabeza, aceptó, sonriendo con esa leve curva en los labios que Rusia encontraba irresistible.
Minutos después, ambos estaban en la cocina. Alemania cortaba con precisión algunos vegetales mientras Rusia intentaba, con menos éxito, batir los huevos. La atmósfera estaba relajada, pero Rusia podía sentir una especie de tensión flotando en el aire, como si ambos supieran que había algo más detrás de esos pequeños gestos. Algo que ambos se resistían a nombrar.
De vez en cuando, los ojos de Rusia se desviaban hacia Alemania. Lo miraba con admiración, notando los pequeños detalles: cómo se movía en silencio, cómo sus manos eran increíblemente hábiles incluso en las tareas más simples. Y de repente, en medio de un descuido, Rusia dejó escapar más huevo del que debía y la mezcla se derramó por la isla de la cocina.
-¡Ah, no!-exclamó Rusia, tropezando hacia el fregadero mientras intentaba limpiar el desastre. Alemania lo miró, con una ceja alzada y una expresión divertida en su rostro. El pequeño error rompió el hielo de la mañana y, sin decir nada, Alemania se acercó para ayudar a limpiar. Su hombro rozó el de Rusia, y por un segundo, ambos se quedaron congelados.
Fue un contacto breve, apenas un roce, pero fue suficiente para que los nervios de Rusia se dispararan. Su torpeza usual lo traicionó cuando accidentalmente dejó caer el paño en el suelo, haciendo que Alemania se riera silenciosamente, con una risa que solo se reflejaba en sus ojos. Rusia sonrió, aunque su corazón latía con fuerza.
-Estoy bien-murmuró Rusia, sonrojado mientras recogía el paño y limpiaba el resto del desastre-. No es como si... quisiera impresionar a nadie ni nada de eso.
Alemania lo miró de reojo, su sonrisa aún presente mientras se movía con elegancia por la cocina. Su manera de ser, tan tranquila y controlada, hacía que Rusia se sintiera un poco más torpe de lo normal. A pesar de todo, había algo reconfortante en estar juntos así, en compartir pequeños momentos domésticos.
Ya en la mesa, disfrutaban del desayuno que, sorprendentemente, había salido bien. Rusia notaba cómo Alemania le lanzaba miradas ocasionales, y aunque no podían hablar en palabras, ambos parecían decirse muchas cosas con la manera en que se miraban. Había una tensión palpable, pero no era incómoda, sino una mezcla de curiosidad y anhelo que ambos sentían pero no mencionaban.
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La suave vos de un ángel...(Rusger/Alemania×Rusia)
RandomAlemania es mudo sin embargo no siempre fue así. "Eres esa parte de mí que nunca supe que faltaba, como si mi corazón estuviera incompleto hasta que llegaste tú. Cada día que paso contigo me convence más de que estaba destinado a encontrarte, y aho...