32. Francia...

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La elegante sala de conferencias en Berlín estaba decorada con banderas de la Unión Europea, creando un ambiente que debía ser de unidad y cooperación. Sin embargo, la atmósfera estaba cargada de tensión. Alemania, sentado en una mesa central, revisaba nerviosamente sus notas, preparándose para la velada donde se discutirían importantes temas sobre el futuro del continente.

Los diplomáticos llegaban uno a uno, entre ellos Francia, que, como siempre, atraía todas las miradas con su porte encantador y su sonrisa carismática. Alemania sabía que este evento podría ser crucial para su imagen, pero la presencia de Francia le generaba inquietud. Recordaba muy bien el desprecio que el francés sentía por él debido a su pasado.

Cuando comenzó la velada, las conversaciones giraban en torno a la cooperación y la paz, pero el ambiente se tornó rápidamente más enérgico cuando Francia tomó la palabra. Con un brillo en los ojos, comenzó su discurso:

—Estimados colegas —dijo, su voz resonando con confianza—. Es un honor estar aquí en Berlín, en el corazón de Europa. Pero, ¿qué es Europa sin recordar las lecciones del pasado? Alemania, mi querido amigo, sabe más que nadie sobre eso. Intentado ocultar su historia, pero la sombra de su padre siempre esta sobre él.

Los murmullos de incomodidad comenzaron a recorrer la sala. Alemania tragó saliva, intentando mantener la calma mientras sentía las miradas fijarse en él.

Francia continuó, disfrutando del momento. —Hoy celebramos la unidad, pero debemos ser sinceros: Alemania todavía es un niño asustado que no sabe cómo crecer. Tal vez debería considerar hablar, aunque sea una vez en su vida, para que podamos entender su vida.

Alemania sintió que el sudor comenzaba a acumularse en su frente, pero trató de mostrar una sonrisa. Sin embargo, la risa de algunos asistentes lo lastimaba profundamente.

—¿Es posible que los traumas de su pasado lo mantengan atado al silencio? —dijo Francia, caminando lentamente hacia Alemania, acercándose a su mesa—. Me pregunto si en su casa aún guarda los juguetes de su infancia, aquellos que nunca pudo dejar atrás.

La sala estalló en risas, y el rostro de Alemania se tornó rojo. En ese instante, no solo era un líder, sino un objetivo. Francia, sintiendo que su juego había comenzado bien, siguió atacando.

—Y ahora, con todo este progreso, ¿cómo puede el hijo del Tercer Reich estar aquí, en la misma mesa que nosotros? —dijo, levantando su copa de vino a lado de Alemania, volcando la mitad de su copa sobre el "accidentalmente"—. Tal vez deberíamos organizar una ceremonia para recordarle su lugar.

La risa se intensificó, y Alemania se sintió aún más expuesto. Intentó concentrarse en su discurso, pero la burla de Francia resonaba en su mente.

Durante la presentación de los proyectos de cooperación, Alemania se levantó para exponer una iniciativa sobre sostenibilidad. A pesar de su mudez, había preparado un cartel con gráficos y datos. Sin embargo, sintió el peso de la mirada de Francia, quien interrumpió con una risa burlona.

—¿Sostenibilidad? Eso suena genial, pero no olvidemos que Alemania ha sido el maestro del desperdicio durante décadas —dijo Francia, gesticulando exageradamente como si estuviera presentando una obra de teatro.

Alemania, visiblemente afectado, miró a su alrededor. Francia continuó, sin dejar que su comentario se enfriara:

—Quizás deberías enfocarte en aprender a reciclar tus palabras primero, Alemania.

Las risas estallaron en la sala. Alemania, con el rostro enrojecido, intentó seguir con su presentación, pero la marea de burlas no se detuvo.

—Además, ¿quién se va a tomar en serio un proyecto de sostenibilidad de alguien que todavía se aferra a los métodos del pasado? —agregó, mientras el público murmuraba, sumido en la diversión.

La suave vos de un ángel...(Rusger/Alemania×Rusia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora