36. de vuelta a casa

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El euro-asiatico ya yacía afuera de la puerta de su casa aproximadamente a las 1:40 am, casa la cual compartía con sus hermanos Ucrania, Kazajistán y la más pequeña de todos, bielorrusia. El ruso estaba inseguro de entrar o no, sabía que al cruzar esa puerta todo volvería a su vida monotona, suspiro algo pesado y empezó a abrir la puerta lentamente.

Lo primero que vio fue a pequeña Bielorrusia dormida en el gran sillón de la sala con la televisión encendida, rodeada de muchas envolturas de dulces o alimentos que Rusia no dejaría comer en exceso a la bielorrusa si hubiese estado en casa. Rusia suspiro pesadamente y se rió levemente de la contraria. Dejo sus maletas en la entrada y envolvió a su hermana entre las cobijas para cargarla hacia a su habitación.

Rusia no se acordaba en qué momento bielorrusia había crecido tanto; Paso de ser una bebé a tener casi 13 años en un abrir y cerrar de ojos. Este la recostó en su cama, y cerro la puerta, Rusia sabía que está no se despertaría hasta la mañana ya que tenía el sueño muy pesado. Rusia decidido entro a la habitación de Ucrania, en segundo mayor, para avisar de su llegada, sin embargo no lo encontro, si no que había un desastre: basura de comida, discos de música regados, ropa sucia, hasta incluso calzones regados había.

Rusia frunció un poco su ceño entonces decidió ir a la  última habitación, la de Kazajistán, ahí estaba el kazajo despierto leyendo un libro. Este inmediatamente se dió cuenta de Rusia.

—Debiste de haber tocado la puerta... creí que llegarías mañana.— Reprochó este con su tono típico sin siquiera levantar la mirada.

—No podría dejarlos ni un día más solos y más conociéndolos—Rusia rió en lo bajo dándole palmaditas en cabeza a su hermano a lo cual este apartó su mano de inmediato.

Kazajistán cerró el libro y lo miró, una sonrisa sarcástica dibujándose en su rostro.

—Así que, ¿no encontraste a Ucrania en su glorioso desastre de habitación?

—No. ¿Y tú? ¿Sabes dónde está?

Kazajistán se encogió de hombros, con aire despreocupado.

—Dijo que iba a salir con unos amigos. No sé cuándo regresará, pero no importa, volverá cuando haya expandido su desastre por otra parte.

Rusia se cruzó de brazos, sintiéndose algo preocupado.

—Espero que no se meta en problemas…

—¿Tú preocupándote por él? No me hagas reír. —Kazajistán soltó una carcajada—. Hablando de problemas, ¿tú qué tal? ¿Cómo te fue en tu “viaje”?

Rusia parpadeó, saliendo de sus pensamientos mientras sentía un ligero calor subir por sus mejillas. Lo primero que le vino a la mente fue la estancia en la casa de Alemania, Todo lo que habías pasado juntos esas últimas semanas... Sacudió la cabeza rápidamente, apartando esos recuerdos antes de que su rostro se volviera más rojo.

—Eh, fue... tranquilo —respondió, tratando de mantener su voz neutral, aunque sus ojos no lograban disimular del todo el nerviosismo que sentía. Sabía que Kazajistán tenía una habilidad especial para notar esas cosas—. Ya sabes cómo son estas cosas, no pasó nada fuera de lo común.

El menor arqueó una ceja, claramente no convencido por la respuesta de su hermano mayor.

—¿"Tranquilo"? —repitió, soltando una sonrisa burlona—. Eso no suena a ti. Vamos, no me digas que todo fue tan aburrido como dices.

Rusia desvió la mirada, sintiendo una punzada de incomodidad. Sabía que Kazajistán podía leerlo como si se tratase de un libro abierto. Su mente volvía, involuntariamente, a la imagen de Alemania. Se obligó a apartar esos pensamientos, el sonrojo aún presente en sus mejillas.

La suave vos de un ángel...(Rusger/Alemania×Rusia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora