La oscuridad había caído sobre el palacio Di Martin, cubriendo los vastos corredores y salones con una penumbra inquietante. El viento frío de la noche se colaba por las ventanas altas, y las sombras danzaban al compás de las llamas titilantes de los candelabros. En su habitación, Lia se encontraba en una quietud abrumadora, inmersa en pensamientos confusos sobre los recientes eventos. La carta de Amelia aún yacía sobre su tocador, sus palabras nítidas y dolorosas resonando en su mente: la muerte de la reina Emilia, la traición del rey Henry, y el inminente peligro que acechaba en cada rincón del palacio.
De repente, un golpe suave pero firme en la puerta la hizo sobresaltarse. Su corazón comenzó a latir con rapidez, un nerviosismo inusitado recorriendo su cuerpo. No esperaba a nadie. Lentamente, se acercó a la puerta y la entreabrió, solo para encontrarse con los ojos penetrantes del príncipe Nikolai, su expresión seria y llena de determinación.
—Perdona la intromisión, Lady Lia —dijo Nikolai en un susurro, haciendo una leve reverencia, como era costumbre—, pero he venido a hablar contigo. Es urgente.
El brillo en sus ojos oscuros reflejaba una mezcla de preocupación y algo más, algo que Lia no pudo descifrar de inmediato. Asintió, abriéndole la puerta para que entrara. Al cerrar la puerta tras él, la habitación quedó en un ambiente íntimo, donde solo los destellos del fuego en la chimenea iluminaban sus rostros.
—Nikolai, ¿qué ocurre? —preguntó ella, cruzando los brazos en un intento de contener el temblor que comenzaba a sentir en sus manos.
El príncipe la observó durante unos instantes, como si estuviera midiendo cada palabra antes de pronunciarla. Se acercó a la ventana, mirando el jardín oscuro que se extendía bajo ellos, y luego habló con una voz profunda y grave.
—La situación aquí se ha vuelto insostenible. El rey Henry está demasiado envuelto en sus propios escándalos y ambiciones para preocuparse por el bienestar de su propio hijo, mucho menos el tuyo. Cressida trama algo, estoy seguro, y temo que tu vida esté en peligro. —Hizo una pausa, girando para mirarla directamente a los ojos—. No puedo quedarme de brazos cruzados mientras corres ese riesgo.
Lia sintió cómo el peso de sus palabras caía sobre ella, haciendo más real el peligro que hasta entonces solo había sido un rumor. Pero lo que dijo después la dejó sin aliento.
—He venido a proponerte algo, Lia —dijo Nikolai, su voz un susurro cargado de emoción contenida—. Ven conmigo. Escapa esta noche y te llevaré a mi reino, donde estarás a salvo de todo esto. No tienes que enfrentarte a la boda con Ethan ni a los planes siniestros del rey y Cressida. —Hizo una pausa, y sus ojos se suavizaron—. Cásate conmigo. Juntos, podríamos construir un futuro lejos de este caos.
Lia se quedó en silencio, sus pensamientos girando a una velocidad vertiginosa. La propuesta de Nikolai la tomó por sorpresa, no solo por lo inesperado, sino por la sinceridad en su voz, por la manera en que sus palabras parecían venir del corazón. El príncipe, siempre distante y correcto, ahora le mostraba una vulnerabilidad que jamás había imaginado.
—Nikolai... —susurró, incapaz de encontrar las palabras correctas para expresar la confusión que sentía.
El príncipe se acercó un poco más, tomando su mano con suavidad pero con firmeza, como si quisiera anclarla en ese momento.
—Sé que esto te sorprende, Lia, pero es lo mejor. No quiero que te veas arrastrada a un matrimonio que no deseas, ni a una vida que estará llena de intrigas y traiciones. —Sus ojos buscaron los suyos, profundos y llenos de una intensidad que la hizo estremecer—. Yo... me he enamorado de ti, desde el momento en que te conocí. No podía decírtelo antes, pero ahora que todo esto ha ocurrido, no puedo quedarme callado. Te protegeré, Lia. Solo di la palabra, y te llevaré lejos de aquí.
El silencio que siguió fue denso, cargado de emociones no dichas. Lia sintió su corazón latir con fuerza en su pecho. Las palabras de Nikolai resonaban en su mente, su promesa de seguridad, de amor, tan distinta a la frialdad calculadora de la corte. Sin embargo, su vínculo con Ethan, su deber y sus propios sentimientos la mantenían atada a este lugar, a un destino incierto.
Nikolai, al ver la duda en sus ojos, apretó su mano con un poco más de fuerza.
—No hay mucho tiempo, Lia. Si decides quedarte, el peligro solo aumentará. Te lo suplico, confía en mí. Te llevaré lejos, y nadie podrá alcanzarte.
Lia respiró hondo, consciente de que cualquier decisión que tomara esa noche cambiaría su vida para siempre. Los ecos de la muerte de la reina, los planes oscuros de Cressida y el amor inesperado de Nikolai se entrelazaban en su mente, creando un laberinto del que no sabía cómo salir.
El reloj en la pared marcó la medianoche, y el destino de Lia colgaba de un hilo. ¿Debía aceptar la propuesta de Nikolai y huir hacia lo desconocido, o permanecer en el palacio, enfrentando lo que la esperaba al amanecer?
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una desastrosa alianza matrimonial
Roman d'amouresta novela ambientada en la época victoriana, nos presenta a lía, la hija de un rey, la cuál debe casarse con el principe de otro reino para formalizar una alianza a través del matrimonio. Aunque no todo será felicidad, porque detrás de esta maravi...