Me estaba tomando un par de fotos, ustedes saben, fotos 😈. Me acababa de
salir de duchar, y mi pelo seguía mojado, pegado a mi espalda.El frío en la habitación hacía que mis pechos estuvieran parados, y me gustaba cómo se veían.
Me tomé como diez fotos, pero de esas, solo una... ¡una sola era la perfecta!
Estaba de lado, completamente desnuda, en blanco y negro, y el tatuaje de Tudoo passa brillaba justo donde debía. Todavía quedaban gotas de agua en mi piel, y, pa' qué te digo mentira, era la mejor foto que me había tomado en la vida.
—¡Verga, esto es arte! —dije en voz alta, sonriendo como si hubiera ganado un premio.
Salí del baño emocionada, enrollándome la toalla mientras pensaba en lo brutal que había quedado la foto.
Me puse la pijama rápido y me tiré de nuevo en la cama. Ese día había sido eterno, acompañando a mi mamá de tienda en tienda, arrastrando bolsas, probándonos ropa... estaba muerta del cansancio.
Justo cuando ya mis parpados me pesaban, el teléfono sonó. Era Jannia, mi beffa, que seguro estaba por contarme alguno de sus chismes nocturnos.
— Niña, ya te iba a llamar —le contesté, con esa flojera que uno siente cuando ya está lista pa' dormir.
- ¿Y eso, escarabajo? —preguntó ella, curiosa como siempre.
- Para que me califiques una fotoooo - dije, con una sonrisa traviesa en los labios.
Quería que viera esa obra maestra.- Pasela ps, perra —dijo ella, riéndose al otro
lado.- Se la voy a pasar por Snapchat, espérate —le contesté, buscando la aplicación con los ojos a medio cerrar.
- Listo -dijo, colgando sin más.
Me levanté con pereza para apagar la luz del cuarto.
El aire acondicionado estaba en su punto, ese frío rico que te envuelve.
Apagué el foco y me tiré de nuevo en la cama, sintiendo cómo el sueño empezaba a arrastrarme. Pero antes de caer rendida, abrí Snapchat, seleccioné a Jannia, o eso creí, y le envié la foto. Me sonreí pensando en lo que me iba a decir cuando la viera.
"Me va a decir que estoy loca" pensé, riéndome.
Puse el teléfono en silencio, lo metí bajo la almohada y me acomodé entre las sábanas, disfrutando del fresquito de la cama. El aire en la habitación era delicioso, y me dejé llevar, mis ojos cerrándose poco a poco.
En mi mente ya me imaginaba la respuesta de Jannia, como siempre: "Ay, niña, ¿y tú por qué eres así?"
y yo riéndome,diciéndole que una no siempre se ve así de bien y que hay que aprovechar.