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Después de que Richard se fue, volví cansada a dormir. No era lo mismo sin él. Tal vez me estaba acostumbrando a su presencia y a su calor. Esa tarde tuve clases interminables; el profesor no paraba de hablar. Cuando llegué a casa, mi mamá estaba en la cocina con mi papá y Sofía en la sala. Solo quería descansar un rato, así que subí a mi cuarto y me quedé dormida en segundos.

No sé cuánto tiempo pasó, pero me desperté cuando mi mamá abrió la puerta de golpe.

—Escarabajo, los pelaos están abajo —dijo.

Asentí adormilada, me puse las chanclas y bajé. Apenas podía mantener los ojos abiertos de tanto dormir, y ya era de noche. Bostecé y me tiré al lado de Richard en el sofá.

Los demás ya estaban reunidos, incluyendo a Jannia, James y otros amigos. Todos hablaban, aunque yo seguía medio dormida. Richard me pasó el brazo por los hombros y me quedé recostada en él. Estábamos en medio de una conversación tranquila hasta que mi mamá salió de la cocina.

—Pruebe este postre que su papá hizo —dijo, extendiendo una cuchara con algo que no tenía buena pinta.

Le di una probada y de inmediato lo escupí.

—¡Uy no, ma! ¡Qué asco! —dije, con cara de disgusto.

Los demás se empezaron a reír, pero mi papá, que salió de la cocina justo en ese momento, soltó una de las suyas.

—Peores cosas se ha metido a la boca —dijo con una sonrisa traviesa.

La sala estalló en risas. Lucho casi se atraganta con lo que estaba bebiendo, mientras que Jannia se reía tanto que se tapaba la cara. Richard me miró alzando las cejas, aguantándose la risa, pero no aguantó mucho.

—¡Total! —añadió Sofía desde el otro lado del cuarto, echando más leña al fuego.

Yo, que no me había levantado de muy buen humor, giré hacia ella molesta.

—Usted sí es sapa —le solté.

Sofía, con una sonrisa que no ocultaba nada, respondió:

—Pues sí, soy sapa... ¿y Richard durmió aquí anoche?

Todos en la sala se quedaron en silencio por un segundo. Mis amigos intercambiaron miradas, no sabían si reírse o qué hacer, mientras yo sentía la mirada de mi papá taladrándome desde el otro lado de la sala. El ambiente se volvió tenso, pero carrascal, como siempre, rompió el hielo.

—¡Eyyyy, bomba! —dijo, dando un manotazo en el aire. Todos se rieron, pero mi papá seguía serio, y eso me tenía los nervios de punta.

—Ay, marica... —fue lo único que pude decir.

—Malparida sapa, pues no hable mucho que se escapa casi todos los días para verse con el malandro del barrio en el parque.—  le respondí

Los ojos de Jannia se abrieron como platos, mientras duran soltó una risa nerviosa. Richard miraba a un lado, incómodo, y yo ya no sabía dónde meterme. Pero no iba a dejar que ella ganara esa.

—Pues al menos no lo meto a pichar a la casa me respondio , retándome

—¿y los gemidos de ayer? O va a negar también que le chupó el pipí en la cabaña.

El silencio que siguió fue denso. Jannia dejó de reír, James miraba al suelo tratando de no hacer contacto visual con nadie, y Richard simplemente carraspeó. Mi papá dio un paso hacia mí, y ahí supe que la cosa se estaba poniendo seria.

—Hijueputa... —murmuré, ya con los nervios de punta.—Yo no me lo culie —dije finalmente, tratando de sonar firme, aunque ya me temblaba la voz.

—Ah, no, ¿y entonces qué fue todo ese escándalo? —insistió Sofía, con los brazos cruzados.

Mi mamá, que hasta ahora había estado en silencio, intervino:

—Ya, ya, dejen de pelear, que los vecinos van a escuchar todo este show.

—Vecinos ya tenemos —dijo Jannia con una sonrisa nerviosa, señalando hacia la ventana. Lucho soltó una carcajada, y de nuevo el ambiente se relajó un poco, aunque mi papá seguía mirándome como si no hubiera terminado la discusión.

—A ver, escarabajo, a su cuarto —dijo él finalmente, y con eso, el ambiente volvió a tensarse.

Snapchat - Richard Rios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora