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Me había quedado profundamente dormida, abrazada a las cobijas, hasta que de repente sentí una luz que me pegaba directo en los ojos. Parpadeé varias veces y ahí estaba Richard, parado junto a la cama, con una caja en una mano y un vaso de gaseosa en la otra, sorbiendo ruidosamente.

—Mire, ahí le traje pa' que coma —dijo, viéndome mientras yo trataba de abrir bien los ojos, aún medio perdida.

—¿Qué es eso? —pregunté, la voz aún llena de sueño.

—Salchipapa, pa' que no se acueste sin comer —dijo él, con esa forma tan despreocupada de hablar, mientras se sentaba al lado mío en la cama.

—parece mi papá — le dije mientras reía

Desde donde estaba, podía olerle el aliento a puro trago mezclado. Olía como si hubiera estado bebiendo de todo.

—Venga, pero pa' ser futbolistas, toman como que mucho, ¿no? —le dije, mientras me ponía cómoda y empezaba a comer.

Richard se rió, echando la cabeza para atrás, recostándose contra la pared, con los ojos entrecerrados de lo borracho que estaba.

—No se preocupe, que ahorita me acuesto —respondió con una sonrisa vaga, pero parecía que se iba a quedar dormido ahí mismo.

Estaba tan ido que casi ni se daba cuenta de lo que pasaba a su alrededor. Caminaba mal, descalzo y tambaleándose cada vez que trataba de moverse. Terminé de comer y le arrebaté el vaso de gaseosa que tenía en la mano para bebérmelo. Estaba dulce y frío, justo lo que necesitaba.

Richard se sentó a mi lado en la cama, me dio un beso en la mejilla, y con una sonrisa perezosa, intentó besarme de nuevo, pero estaba tan borracho que prácticamente me tiró todo el cuerpo encima.

—Ahorita me acuesto, vea —murmuró, aunque ya había dicho eso como tres veces, y no se movía del lugar.

—Ajá, ajá —le respondí, riéndome mientras apagaba el foco y, tambaleándose, salió de la habitación a oscuras.

Me eché a reír de lo mal que caminaba y de lo gracioso que se veía así, pero después me volví a acomodar, hundiéndome en las cobijas, lista para seguir durmiendo. Cerré los ojos lentamente, y el cuarto se quedó en silencio.

No sé cuánto tiempo pasó, pero de pronto sentí que alguien se metía en la cama conmigo. Me sobresalté un poquito, pero entonces escuché esa voz inconfundible.

—Soy yo, soy yo —dijo Richard, y me relajé un poco, dejándome caer de nuevo en el colchón.

Él se acomodó cerca, y todo estaba tranquilo hasta que sentí que empezó a besarme cerca del oído, suavecito, con esa respiración pesada de alguien que ha tomado demasiado.

...

Perdón por lo corto , ya voy a escribir el otro cap

Snapchat - Richard Rios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora