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La música sonaba mientras me maquillaba, preparándome para una noche más de fiesta. Ferxxo sonaba de fondo con "151," y yo movía la cabeza al ritmo mientras terminaba de delinear mis ojos.

"Tú de otra city... ese totico rosado, flow Hello Kitty..."

Le mandé un mensaje a Jannia:
"Ya estás lista?"
Ella respondió casi de inmediato:
"Ya casi, dame cinco."

Me puse a arreglarme el cabello con más calma, sabiendo que siempre se demoraba un poco. Cuando terminé, fui directo al clóset. Mis ojos se posaron en un vestido rojo, ajustado y más corto de lo que suelo llevar. Perfecto para esta noche. Me puse unos tacones negros de suela roja y agarré un bolso negro.

Lista.

Bajé las escaleras, despidiéndome rápido de mis padres antes de salir a la calle, lista para lo que fuera.

Cuando llegué a la discoteca, el lugar ya estaba lleno, pero conocía este sitio de pies a cabeza. Sabía exactamente dónde encontraría a Jannia, en nuestro punto habitual. Caminé hacia allí y, efectivamente, estaban todos.

— ¡Llegaste tarde! —dijo Carrascal, levantando su vaso y sonriendo.
— Siempre llego tarde, tú lo sabes. —le respondí, tomando un trago de su vaso sin preguntar.
— ¿Lista para otra borrachera inolvidable? —preguntó, ya animado.
— Hoy sí que sí. —le dije con una sonrisa, mientras me sentaba en el sofá junto a él.

Nos quedamos hablando mientras los tragos seguían corriendo.

— ¿Viste que Richard vino con otra nena? —me dijo Carrascal, señalándolo discretamente.
— Sí, la brasileña... —respondí, encogiéndome de hombros como si no me importara.
— ¿Y eso no te molesta?
— ¿Por qué debería molestarme? Somos solo amigos. —dije, pero algo en mi interior se revolvió.
— Amigos, claro... —Carrascal soltó una carcajada, como si no me creyera.
— Mejor cállate y sírveme otro trago. —le contesté, intentando cambiar de tema.

El ambiente estaba subiendo de tono cuando de repente empezó a sonar una guaracha, y todos nos levantamos de golpe. Nos pusimos a saltar y a movernos sin pensarlo, el ritmo nos arrastraba.

De repente, el DJ cambió la canción, y ahora sonaba "Cairo" de Karol G. Jannia y yo comenzamos a cantar a todo pulmón, mientras Richard, desde la barra, no me quitaba los ojos de encima.

"Mis amigas me dicen que eres medio perrito..."

— ¿Viste cómo te mira Richard? —me susurró Jannia, sin dejar de cantar.
— Ni me importa. —respondí entre risas, pero los tragos ya me estaban pegando, y sentía su mirada fija en mí como un peso.

Cuando la canción terminó, todos comenzamos a caminar de vuelta a la mesa. Fue entonces cuando, distraída, choqué con alguien.

— ¡Uy, lo siento! —dije mirando al chico, y entonces lo reconocí.
— Hola... ¿te conozco? —pregunté, mirándolo bien.
— Sí, soy el mesero que te sirvió el trago más fuerte del mundo la otra noche. —respondió él con una sonrisa encantadora.

— ¡Es cierto! Pero... ¿no deberías estar trabajando en el otro bar?
— Es mi día de descanso. —dijo, y su sonrisa se amplió.

— ¿Te gustaría bailar? —me preguntó con algo de timidez, aunque no tardó en recuperar la confianza.
— ¡Claro! Ni que yo mordiera. —dije, tomando su mano y llevándolo a la pista de baile.

La música era intensa, un reguetón lento y pesado. El chico se puso detrás de mí, agarrándome por las caderas, y comenzamos a movernos al ritmo. El calor del momento, la sensación de su cuerpo junto al mío, todo me hacía olvidarme de cualquier otra cosa. Pero entonces giré la cabeza, y ahí estaba Richard, mirándome desde la barra con el ceño fruncido, los ojos fijos en nosotros.

¿Qué importa? pensé. Después de todo, yo solo soy su "hermanita," ¿no?

Me reí para mis adentros y me concentré en el baile, dejando que la música me arrastrara una vez más.

Snapchat - Richard Rios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora