Prólogo: Pesadilla

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"¡William, no! Por favor, no te vayas, William", grité.

"Rebecca", me llamó, acercándose a mí.

"No me deje", gemí.

"Rebecca, tienes que despertar. Estás teniendo una pesadilla". Una voz femenina preocupada atravesó la confusa bruma del sueño. Desorientada, volví a sentirme despierta. Mi respiración era áspera y agitada en la silenciosa habitación, y estaba sudorosa y despeinada. Me limpié las lágrimas de las mejillas con el dorso de la mano. Agradecida de que estuviera bien, me lancé sobre él y lo abracé con fuerza. "William, estás bien".

"William Jakrapatr está bien. Ha sido un mal sueño". No era William cuyos brazos me acunaban con tanta ternura.

Me aparté y vi a Freen con cara de asombro. "Oh, Freen... Estoy tan..."

Las pesadillas con William no eran nada nuevo, pero siempre había conseguido ocultarlas o disimularlas ante Freen.

"Por favor. No lo hagas. Has tenido una pesadilla. Dejémoslo así".

Enferma de culpa, me deslicé fuera de la cama y recogí mi bata donde había sido desechada la noche anterior.

"No te irás, ¿verdad?". Su voz sonaba cruda y herida.

"Necesito un poco de aire fresco"

Bajé por la escalera de caracol y salí al patio. Cerré la puerta detrás de mí y levanté la cara hacia el cielo nocturno, tratando de calmar la sensación de malestar en mi estómago. El aire era frío y espeso, la niebla estaba empezando a llegar desde la bahía. Oí que la puerta se abría y luego se cerraba, pero Freen no dijo nada. Me envolví con más fuerza la fina seda alrededor del cuerpo y miré las estrellas brillantes en el cielo.

Podía oírla respirar en el aire silencioso de la noche. Inhalando y exhalando. Pero no decía ni una palabra. Me sentía culpable por la forma en que estaba tratando a Freen. Se merecía algo mejor. Mi corazón me gritaba que me disculpará de nuevo y me arrojara a sus brazos, pero permanecí congelada, con miedo incluso de pronunciar las palabras que estaban en mi cabeza.

Finalmente, me obligué a pronunciar las palabras: -¿Por qué me dejas hacerte esto, Freen?

Suspiró y respiró profundamente antes de recostarse contra la pared del patio. No habló durante un largo rato, pero supe que me había oído.

-No puedo alejarme -dijo finalmente.

La culpa me apuñaló como un cuchillo y me agarré el pecho, abrumada por la promesa que había detrás de esas palabras. Me estaba diciendo que nunca me abandonaría. Pero ¿cómo podía confiar en eso? Había sido horrible con Freen y, sin embargo, ella me estaba dando todo lo que necesitaba. Mucho más de lo que merecía.

"No entiendo."

-No tienes por qué hacerlo. -Se acercó un paso más y pude sentir el calor de su cuerpo detrás de mí-. Solo tienes que confiar en mí.

-Sí, lo hago -susurré-. Es en mí en quien no confío.

-Lo sé. -Me tocó el brazo con la mano y sentí el calor de su piel y el consuelo que siempre me brindaba-. Vuelve a la cama.

"Dame un minuto. Necesito un minuto a solas".

Dudó y luego dejó escapar un profundo suspiro, como si no quisiera dejarme allí.

-Está bien -me dio un beso en la cabeza, tan tierno que tuve que cerrar los ojos para no llorar-. Te estaré esperando.

Perder a la persona amada | Freenbecky (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora