Capítulo 2 - Intentando

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Miré el reloj de mi habitación y me di cuenta de que no tenía mucho tiempo antes de que llegara Irin. Después de recogerme el cabello para evitar que se mojara, me di una ducha rápida. Me había prometido venir a mi casa para ayudarme a arreglarme. También había prometido traerme un vestido, lo que me puso nerviosa. Era guapísima y teníamos una complexión parecida, pero sus gustos eran mucho más provocativos que los míos. En el trabajo era refinada y sofisticada, pero le gustaba soltarse cuando salía.

El cuarto de baño era lujoso, con una preciosa bañera y una ducha de cristal sin marco. El suelo y la ducha eran de piedra caliza pálida, y el tocador doble estaba cubierto de mármol marrón ricamente veteado. En el pasado había sido una de mis habitaciones favoritas del apartamento, aunque hacía mucho tiempo que no me tomaba el tiempo de sumergirme en la bañera y relajarme.

Acababa de salir de la ducha y me había puesto un albornoz cuando oí que llamaban a la puerta. Me ajusté el cinturón y me acerqué, mirando por la mirilla para asegurarme de que era Irin antes de abrir. Cuando vi que era ella, me apresuré a abrir. Iba vestida de manera informal y llevaba una bolsa grande y otra de ropa.

Alargué la mano hacia la bolsa en la que supuse que estaba mi vestido, pero ella me apartó las manos de un manotazo.

-No puedes mirar hasta que lo veas puesto. Algo en sus palabras me puso ansiosa al instante.

-¿Por qué me preocupa eso? -le pregunté, tomando la otra bolsa y llevándola a mi habitación.

Colgó la bolsa para ropa en un gancho en mi armario y llevó la otra bolsa al baño. -No tengo ni idea. Deberías tener más fe en mí.

Aunque sabía que podía confiar en ella, toda la situación me tenía nerviosa. La miré con escepticismo y ella señaló el taburete bajo frente al tocador. "Siéntate. Voy a rizarte el pelo".

Diez minutos después, mi cabello estaba en rulos calientes y ella me había dado vueltas para maquillarme.

Asentí con la cabeza en los momentos apropiados cuando ella habló, pero me encontré perdido en mi cabeza. Me pregunté qué estaría haciendo William esta noche, y si me extrañaba tanto como yo lo extrañaba a él. Estaba deseando salir con Irin, pero lo habría cambiado en un santiamén por una noche en el sofá, viendo la televisión idiota con William.

Intercambiamos lugares mientras ella se maquillaba y peinaba y pasé el tiempo mirándome en el espejo, sin estar segura de quién era en absoluto. No me había maquillado para una salida nocturna desde que William se había ido. Apenas me reconocía.

Me veía bien; Mis mejillas estaban sonrojadas, mis ojos estaban muy maquillados y mis labios eran de un brillante color nude. Cuando terminó, me peinó el cabello en una coleta baja a un lado. Me peinó el flequillo hacia un lado y dejó las puntas de mi largo cabello castaño rizado. Me puse el vestido que me entregó de la bolsa de ropa y me di vuelta para mirarme en el espejo.

Me miré en estado de shock. El vestido que me había traído era precioso y muy, muy pequeño. Además, un gran cambio de ritmo con respecto a los reconfortantes tonos neutros que había estado usando en los últimos días. Era un vestido sin mangas, con escote en V y un detalle drapeado en el costado. Me di vuelta y lo miré de lado, me gustó el dobladillo asimétrico. Lo único de lo que no estaba segura era del color.

"Es tan... rojo, Irin. ¿Estás segura?". Si bien me encantaba el rojo, era un color sexy y seguro, no me sentía así. "¿No podría al menos adentrarme en las aguas un poco más despacio?", pensé.

-Estoy segura -dijo con firmeza-. Te ves deslumbrante y, si tengo algo que decir al respecto, no vas a volver sola a casa esta noche.

-Gracias a Dios que no tienes nada que decir al respecto -dije secamente-.

Perder a la persona amada | Freenbecky (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora