Perder a la persona amada | Freenbecky (G!P)

Capítulo 30 - El Juicio

I still wonder

If this is a dream

That someone like you

Would stand here with me

look in your eyes

I still get butterflies

oh my

It's like a dream

I'm not perfect

But somehow It's you

Who still love me

And yes it is true

You make my heart flows

More than you ever know

Angel is right here this flow

Artistas: Freen - Sarocha Chankimha, Becky - Rebecca Patricia Armstrong

A la mañana siguiente, cuando me desperté, Freen ya estaba despierta. Me lavé los dientes, me eché un poco de agua en la cara y me puse las lentillas antes de aventurarme a bajar las escaleras. Estaba en la cocina preparando el desayuno, así que me acerqué a ella, apreté mi mejilla contra su espalda y sentí su cuerpo tenso a través de la fina tela de su camiseta azul pálido. La rodeé con mis brazos y la abracé fuerte, sintiendo que se me cerraba la garganta por la emoción reprimida.

-Lo siento -susurré finalmente-. Anoche fue muy difícil para mí y no lo afronté bien. Debería haber hablado contigo.

Suspiró y dejó la espátula que sostenía. Escuché el silbido del gas cuando apagó el quemador. La cocina quedó en silencio durante un largo momento antes de que él hablara.

-Sé que lo sientes. No lo dudo ni un instante. Es solo que... -La voz de Freen se apagó.

Nos quedamos así por un largo rato, mis lágrimas humedecieron la parte de atrás de su camisa. Presionó su palma contra la mía, que descansaba sobre su corazón, y bajó la cabeza. Sentí que respiraba lenta y uniformemente. Finalmente, se dio la vuelta en mis brazos y me abrazó fuerte.

-Todo irá bien, Becky -dijo en voz baja-. Resolveremos esto.

Me levantó suavemente la barbilla para poder mirarme a los ojos. No dijo nada más, pero no hacía falta. Podía ver lo que estaba pensando, claro como el día, escrito en su rostro. Le preocupaba que me diera por vencida y le preocupaba porque sabía que yo estaba sufriendo.

Me secó suavemente las lágrimas con los pulgares y me besó los labios. Freen no se había dado por vencida conmigo y yo estaba muy agradecida, pero me preguntaba cuánto tiempo estaría dispuesta a soportar mi comportamiento errático. Se merecía algo mucho mejor que yo.

La noche anterior, ambas nos habíamos hecho promesas. Freen no se alejaría, sin importar lo que yo hiciera, y yo iba a seguir intentando que las cosas funcionaran.

Desayunamos juntas y, como la noche anterior no había comido nada, tenía un hambre voraz. Ni siquiera recordaba la última vez que había comido panqueques, y mucho menos unos tan buenos. Freen seguía bastante tranquila. No parecía molesta conmigo, solo contemplativo. Yo tampoco tenía idea de qué decirle. La noche anterior había sido emocionalmente agotadora y parecía haber puesto un muro entre nosotras.