— ¡Déjame ganar!— chillé una vez más oprimiendo cualquier botón de aquel control, brincando en la cama como niña chiquita haciendo un berrinche.
—Jamás en la vida— Michael carcajeó a un lado de mí, y volvió a ganar.— ¡Esto es un chiste!— farfullé dejando el control con cierto enojo sobre su cama. Él volvió a reír y se puso de pie, me crucé de brazos dándole una mirada con el entrecejo fruncido. Habíamos decidido venir a su casa después de clases, se supone que veríamos películas, pero ahora nos encontrábamos jugando algunos de sus Vídeojuegos favoritos en su habitación. Era como la quinta vez que me ganaba y en menos de una hora, era un asco para esto, ni siquiera sabía qué botón servía para disparar, estaba un poco frustrada porque él solo sabía reír cada que me quejaba. Aunque no podía negar que me divertía un poco escucharlo reír, nuestra relación estaba yendo con mejor postura, ya no estaban muchas sus excusas, se había vuelto más cercano que antes y cada que me veía seguía coqueteando aún fuera su novia. Michael se inclinó un poco hacia mí, clavando sus ojos verdes a mis iris azules con detenimientos, su mirada era sarcástica y divertida, yo seguí con mi posición sin moverme, él no apartó su mirada de mí. Con su dedo índice tocó mi nariz y soltó una pequeña risa.
—Vamos, no seas tan gruñona— murmuró burlón— Jugaremos una vez más y te dejaré ganar, pero quiero un beso. — ¿Esa es tu condición? — cuestioné arqueando una ceja. Él frunció los labios y ladeó la cabeza como si estuviese pensando en algo sumamente importante.
—Sí— afirmó, una de sus tantas sonrisas coquetas se plasmó en su rostro.
—Eres un malvado— susurré entrecerrando los ojos.
—Uh-huh— musitó. Acercó su rostro hasta el mío y besó mis labios, su toque era suave y lento, unas de sus manos se posicionaron sobre mi mejilla, con su pulgar dio varias caricias a ésta y se separó un poco —Te dejaré ganar dos veces sólo porque me ha encantado éste beso —confesó con una pequeña sonrisa y volvió a besarme. Mis manos se fueron hasta su cuello y profundicé el beso, él soltó un gruñido y me separé esbozando una sonrisa satisfactoria.
— Pero que no sea el mismo juego— advertí.
—Hecho — concluyó, irguiéndose de nuevo y alzar su mano. Michael caminó hasta su consola y me miró— ¿Cuál quieres jugar?Me levanté de la cama y caminé hacia él, poniéndome a su lado y todos los videojuegos que tenía.
—Me llama la atención éste — mencioné pasándoselo.
—Perfecto— sonrió.
Sacó el disco y lo intercambió con el otro, regresé de nuevo a la cama y me senté en posición de flor de loto tomando el control entre mis manos, Michael se puso a un lado mío y suspiró. Esperamos a que cargara y seleccionamos lo indicado, volvíamos a jugar y yo con mis quejas. Maldita sea la hora en que escogí éste juego, me estaba desesperando y a eso al chico lo entretenía.—Eres un asco en esto, Katt— murmuró entre risas.
—Cállate— refunfuñé exaltada. Aunque después de todo, Michael se dejó ganar y a pesar de que yo lo sabía, me puse alegre, mirándole con superioridad y sacarle la lengua de una forma infantil. — ¿Qué quieres hacer ahora?— preguntó, tirándose de espaldas a la cama.
—No sé— copié su acción — ¿Podemos ir a comprar algo de comida?—No es mala idea— indicó— Después podría irte a dejarte hasta tu casa ¿está bien?—Por supuesto — asentí. Nos quedamos en silencio así, hasta que Michael se acercó hasta mí y comenzó a hacerme cosquillas — ¡No! ¿Qué haces? ¡Detente! — comencé a gritar y mi respiración se agito, sus dedos se movían con rapidez por todo mi cuerpo, estaba quedando sin aire.
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Promesas Rotas
Novela JuvenilUna chiquilla escuálida llegando casi siempre tarde a sus clases con una mancha de pasta dental en su blusa, entra a la vida del chico como un rayo de luz en la habitación más oscura. La penumbrosa estela ilumina el cielo para ambos enseñándole un...