Empujé con la punta de mi converse la puerta de la cafetería y caminé directo hacia la máquina de jugos, cogí unas cuantas monedas para meterlas y después recoger mi jugo de uva por el orificio de abajo. Me cuerpo se tensó al sentir unos brazos atraparme por la espalda haciendo presión, aunque me relajé al instante cuando escuché la familiar risa ruidosa de Ashton haciéndome cosquillas en el lóbulo de la oreja. Me removí entre sus brazos y él me soltó, me giré para poder verlo con una sonrisa.

—Hey — saludé estirando unos de mis brazos y poder revolver su cabello.

—No hagas eso — gruñó divertido haciendo un mohín causando que la ternura se presentara ante él. Yo negué con burla y volví a hacerlo.—Es en serio, Katniss — me reprendió riendo. Ashton sujetó mis muñecas, volviéndome a abrazar, pero ejerciendo un poco más de fuerza.

—Déjame respirar — carcajeé con dificultad. Él liberó de su agarre para pasar unos de sus brazos por encima de mis hombros y, así, atraerme hacia su cuerpo brindando protección a mi pequeño cuerpo, empezamos a caminar hacía una de las mesas del centro donde se encontraban algunos de sus compañeros del equipo de rugby. Quienes al instante que nos vieron, sonrieron.— ¿Irás hoy a mi entrenamiento? — me preguntó Ashton mirándome. Adoraba sus ojos color hazel, eran muy bonitos y cuando pedía un favor era imposible negarse.

— Claro — respondí en un asentamiento de cabeza, él esbozó una sonrisa de oreja a oreja —¿Cómo podría faltar?— ¿Te paso a buscar? — indicó. Aunque sabía que de todos modos iría si le decía que no, ya era como una pequeña costumbre entre nosotros, pero aún tenía la decencia y costumbre de preguntar por ello. Llegamos hasta la mesa y empujó a uno de sus amigos para sentarse, el pelinegro lo miró con recelo — ¿Tú qué crees, Ashton?— Entonces te paso a buscar— confirmó sonriente ante mi sarcasmo.
— ¿Vendrá al entrenamiento? — Neisan preguntó. Dirigí mis vista hacía el chico pálido con cabellera negra. Iba a hablar, pero Dylan me interrumpió — ¿Katniss cuándo no ha ido a un entrenamiento de Ashton? — éste rió para después darle un sorbo a su bebida.

— El día en que murió su perrita — respondió Ashton mirándolo con unas de sus cejas en alto.
— De hecho, sí llegó, al final del entrenamiento, pero llegó — atacó Dylan — Me acuerdo porque fue el día en qué fuimos a comer pizza y para que no estuviera triste nos metimos a los juegos infantiles.

— Y nos sacaron del local — completó Neisan. Lo compañeros del equipo de Ashton se habían vuelto un poco cercanos a mí y también se habían acoplado a mi presencia durante el último año. Ir a sus prácticas, oír sus conversaciones y ser la única chica entre ellos cuando comían ya era algo normal en nuestras vidas. Un poco de dedicación por parte de todos.

— Casi todo el instituto piensa que ustedes tienen una relación — informó el castaño, Daniel. Comía una papita frita mientras sus ojos se dirigían a mí y el ruloso.
— Pero aquí sabemos que Katt babea por Michael — Ashton indicó rápidamente, a lo que yo le lancé una mirada feroz.

El instituto tenía varios equipos de diferentes deportes y mayormente el equipo de rugby, baloncesto y voleibol se iban a los estatales. Michael era el capitán del equipo de baloncesto y el chico que me gustaba desde hace dos años aproximadamente. Ashton molestaba con eso cada que él pasaba delante de nosotros, ellos cruzaban palabras cuando los llamaban por el simple hecho de que eran los capitanes de los equipos más importantes del instituto.

— Hablando de Michael, lo he visto hoy con un nuevo tinte — informó Dylan con cautela, todos alrededor me miraron para esperar por mi reacción. Solían carcajear siempre que mis mejillas se tornaban de un color carmesí. — ¿De qué color? — el chico pelinegro rió ante mi pregunta, debido a que salió demasiado rápida de mi garganta.
— Rojo — respondió.Apreté los labios para evitar una sonrisa boba ante la imagen del chico en mi mente. Michael solía cambiar de color su cabello cada cierto tiempo, sustituyéndolo por otro más extravagante. Ashton solía decir que en tan poco tiempo se quedaría calvo.

Promesas RotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora