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(Marzo de 2017)

El año pasado fue muy aburrido, y pasé la mayoría del tiempo sola, ya que la banda de los chicos comenzó a ser un poco reconocida y se la pasaban de gira. Aun así, cuando Guido no estaba por unos días y luego aparecía, tengo que admitir que desarrollé sentimientos por él. Cada vez que nos juntábamos fuera de la escuela, íbamos a su casa o a tomar helado. No podía evitar pensar en miles de situaciones de él y yo juntos haciendo algo romántico, como agarrarnos de la mano o darnos un beso.

Por temas personales, pasé todas las vacaciones de verano en Tres Arroyos con mi papá.

Pero bueno, con mis compañeros decidimos hacer el UPD. Era juntarnos un día antes del primer día de clases y ponernos en pedo.

Yo llegué primero a la casa de Guillermina, la ayudé a preparar todo, ya que íbamos a comer unos patys y después íbamos a empezar a tomar. La idea era que, después de haber tomado, ir al colegio. Yo solo iba a estas juntadas porque iba Guido; si no, ni me aparecía, para ser sincera.

Poco a poco empezaron a llegar todos mis compañeros, y al final vi a Guido. Me levanté y fui a saludarlo.

—¿Qué ondaaa, todo bien? —sonreí, y él me abrazó.

—Fea de mierda, hace una banda que no nos vemos. —correspondí al abrazo.

—Mal, se sintió muy largo este verano, te juro que me aburría en esa casa. —suspiré, y nos fuimos a sentar. Teníamos que ponernos al día.

Los patys empezaron a salir, y los tragos también.

Después de unas horas, mi cabeza ya me jugaba en contra. Miraba a Guido muy atontada. Debo admitir que se me pasó por la cabeza robarle un beso, pero aún era un poco consciente de que si lo hacía, podría arruinar nuestra amistad. No tenía fe en que Guido sintiera lo mismo por mí. Él era una persona tranquila, y se notaba por su actitud normal de amistad que no pasaba nada para él. Pero a mí me daba igual; me gustaba tanto. Se podría decir que se había vuelto mi primer amor.

Algunos de mis compañeros se metieron a la pileta, mientras que otros estaban con su pareja besándose en la vereda. Yo decidí sentarme en la vereda y meter los pies en el agua.

—¿Vos decís que algún día el que me gusta me va a dar bola? —dije mientras miraba a Guido. Él siempre era lindo, pero hoy estaba… no sabía ni cómo describirlo.

—¿Quién te gusta? —preguntó él.

—Un egresado del año pasado de sociales. —estaba mintiendo, pero era lógico. Estaba cuidando nuestra amistad de años.

—Encaratelo, ya fue, no tengas miedo. —dijo él.

—Yo creo que no le gusto. —dije mientras miraba el agua de la pileta, comenzando a sentirme deprimida.

—¿Por qué no lo intentas, Camila? ¿Cómo vas a saber si no lo intentas?

No respondí a eso porque estaba a punto de soltarle cualquier cosa a Guido, y lo que menos quería era verlo irse y que comenzara el regreso a clases de la peor manera.

Por suerte, la fiesta terminó temprano, y como mis compañeros eran un poco vagos, decidimos dormir en el living, todos en el piso.

Guido se acostó boca arriba mirando el techo, y yo lo abracé. Extrañaba dormir con mi perrita, y se me había hecho costumbre.

Esa fue la primera y última vez que dormí abrazada a Guido, pero eso no cambió nada en nuestra amistad. A él le daba igual, supongo, o era normal que su amiga lo tratara así.

Al día siguiente, todos fuimos juntos a la escuela con pocas ganas. Me senté en mi lugar y apoyé la cabeza en la mesa.

Cada vez que me acordaba de que había dormido abrazada a Guido, me daba una vergüenza increíble, porque seguro parecía una tonta.

𝐝𝐢𝐞𝐳 𝐝𝐢𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐬𝐩𝐮𝐞𝐬. || 𝐠𝐮𝐢𝐝𝐨 𝐚𝐫𝐦𝐢𝐝𝐨 𝐬𝐚𝐫𝐝𝐞𝐥𝐥𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora