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Camila se quedó al lado de Guido, abrazándolo mientras ambos contemplaban el cielo estrellado.

Te amo, gorda —dijo Guido, tomando su mano y entrelazando sus dedos con los de ella.

Yo más, gordo —respondió Camila con una sonrisa, apoyando su cabeza en el hombro de él.

Después de un breve silencio, Guido rompió la tranquilidad con una pregunta que resonó en el aire como una melodía inesperada.

—¿Querés ser mi novia? —dijo Guido de repente.

Camila se incorporó rápidamente, sorprendida por la propuesta, pero también deseando escuchar esas palabras nuevamente.

—¿Cómo? No escuché bien —dijo Camila, aunque en realidad, solo quería que él lo repitiera.

Guido la miró con una sonrisa sincera y repitió con claridad: —¿Querés ser mi novia?

—Sí, quiero —respondió Camila, sin dudar, sentándose sobre él y rodeándolo con un abrazo—. Obvio que quiero.

Ambos se quedaron en silencio un momento. La transición de mejores amigos a novios había sido un camino lleno de altibajos, pero cada paso los había llevado a este instante.

—¿Quién se iba a imaginar que nosotros dos pasaríamos de ser mejores amigos a novios? —reflexionó Guido, con una mezcla de asombro y alegría en su voz.

—Creo que siempre hubo algo especial entre nosotros, dale no me mientas —dijo Camila, mirando a Guido con ojos llenos de ternura—. Desde aquellos días en que nos conocimos, cuando éramos solo unos pendejos que hablaban de la moda del momento, siempre supe que había una conexión única. Aunque el tiempo y la distancia nos separaron, hubieron Miles de cosas en el medio, parece que el destino tenía otros planes para nosotros.

—A pesar de todo lo que pasó, aca estamos miamor, más fuertes que nunca. Hubo momentos en que pensé que te había perdido para siempre, y me dolía pensar en eso. no podía pensar en un futuro sin vos.

Camila acarició suavemente el rostro de Guido, comprendiendo el peso de sus palabras. —Y yo también pensé que te había perdido, especialmente en esos años en que estuvimos separados. Pero acá estamos, enfrentando nuestras dudas, miedos y aceptando que a veces hay que dejar ir para encontrar el camino de vuelta.

Guido la miró con admiración. —cambiamos,  crecimos, pero lo más importante es que seguimos eligiéndonos. Soy afortunado de tenerte a mi lado, y prometo que siempre voy a estar para vos.

Camila sonrió, sintiendo que su corazón se llenaba de amor y esperanza. —Y yo para vos, Guido. Estoy feliz por lo que viene, estar a tu lado.

Mientras permanecían abrazados bajo el vasto manto estrellado, el murmullo del océano proporcionaba una banda sonora suave y reconfortante, envolviendo a Camila y Guido en una atmósfera casi mágica. Era un momento de quietud y conexión profunda, donde las palabras parecían casi innecesarias, pero al mismo tiempo, había tanto que decir.

—¿Sabés? —dijo Camila, rompiendo suavemente el silencio—. Siempre pensé que el amor verdadero era algo que solo existía en las películas o en los libros. Pero estar con vos, después de todo lo que pasamos, me hace darme cuenta de que a veces la realidad puede superar cualquier fantasía.

Guido la miró, con ternura reflejando en sus ojos el mismo sentimiento. —Nunca pensé que podrías decir algo tan cursi —bromeó, buscando aligerar el tono, aunque sabía que ella hablaba en serio.

Camila rió, dándole un suave golpe en el brazo. —Bueno, a veces me inspiras a ser cursi. Pero hablando en serio, me haces sentir segura, amada y comprendida. Y eso es algo que no cambio por nada.

Guido suspiró. —Lo mismo siento yo. con vos, no tengo que fingir ser alguien que no soy. Siempre me aceptaste con mis defectos y virtudes, y eso es lo que más valoro de nuestra relación. porque a pesar de las actitudes de mierda, vos te quedaste.

—Supongo que es porque nos conocemos desde hace tanto tiempo —reflexionó Camila—. vimos lo mejor y lo peor del otro, y aun así, aca estamos, decidiendo ser más que amigos.

—tenes razón. Pero cada pelea, cada momento de duda, solo nos hizo más fuertes. Aprendimos a hablar, a ser pacientes y, sobre todo, a perdonarnos.

Camila sonrió, asintiendo. —Perdonarnos, sí. Creo que esa es la clave. Porque nadie es perfecto, y a veces cometemos errores. Pero lo importante es aprender de ellos y seguir adelante juntos.

Guido la miró con una expresión seria, pero llena de amor. —Prometo que voy a hacer lo mejor para ser el novio que te merecés. Y aunque pueda tropezar en el camino, siempre voy a encontrar la manera de levantarme y seguir adelante con vos a mi lado.

Camila sintió un nudo en la garganta. —Y yo prometo apoyarte siempre, estar a tu lado en las buenas y en las malas, y luchar por nosotros pase lo que pase.

Se quedaron en silencio nuevamente, disfrutando de la cercanía y la comprensión mutua. El futuro era incierto, pero la certeza de que estaban juntos, enfrentando el mundo como equipo, les daba una sensación de paz y esperanza.

Finalmente, Guido habló, con un tono más ligero. —Bueno, ahora que somos oficialmente novios, ¿cuál es el siguiente paso? ¿Deberíamos hacer una lista de cosas de pareja que tenemos que hacer?

Camila se rió, encantada por su entusiasmo. —Tal vez podríamos empezar con algo simple, como un viaje juntos, o incluso cocinar algo especial el uno para el otro.

—Me parece un buen plan —respondió Guido—. ya que estás de vacaciones, porque no me acompañas a Mendoza?

—Me gusta cómo suena eso —asintió Camila, con una sonrisa de punta a punta.

—Ahora estoy alegre por las cosas que van a venir —dijo Guido, mirándola con una sonrisa pícara.

—Ay, Guido, qué pajero —rió Camila, sin poder evitar contagiarse de su buen humor.

Un rato después, los demás chicos regresaron. Pato los miró con una expresión divertida y comenzó a hacer caras burlonas.

—Mirá a estos dos, bien juntitos —dijo Pato, provocando que Meli le diera un codazo suave.

—Qué mal pensado que sos, Pato. ¿Te pensás que me voy a aguantar hacerlo dos veces seguidas? —bromeó Guido, mientras Pato levantaba una ceja.

—¿Quién dijo que ustedes cogieron? Vos solito te mandás al frente —rió Pato, disfrutando de la situación.

—Ahora es mi novio —intervino Camila, sonriendo mientras abrazaba a Guido.

—Uuuh, ahora hay que bancarlo al enamorado este en el estudio. Lo que te van a gobernar, Guido —dijo Gastón, riéndose y sacudiendo la cabeza.

—Mientras me gobierne Camila, no me quejo —respondió Guido, devolviendo el abrazo con cariño.

—Al final, fue una buena idea que Camila viniera a Punta del Este —comentó Meli con una sonrisa cómplice, mirando a la pareja feliz.

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⏰ Última actualización: Jan 27 ⏰

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𝐃𝐢𝐞𝐳 𝐝𝐢𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐬𝐩𝐮𝐞𝐬. || 𝐆𝐮𝐢𝐝𝐨 𝐀𝐫𝐦𝐢𝐝𝐨 𝐒𝐚𝐫𝐝𝐞𝐥𝐥𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora