Me quedé pensativo hasta que sentí unos labios contra los míos. Al abrir los ojos, vi que era Camila.
Me estaba besando.
Agarré sus hombros con suavidad y me alejé despacio. Ella hizo un puchero y, en ese instante, me di cuenta de que había cometido un grave error al venir aquí con ella y dejarla tomar tanto. Ya sabía cómo se iba a poner si tomaba de más.
— Tenes novio, Camí. —la miré mientras seguía sosteniendo sus hombros, aunque la verdad es que me moría de ganas de besarla otra vez. No podía seguirla.
— Es un beso nada más, un beso no lastima a nadie. —dijo, y yo negué con la cabeza—. Me daba curiosidad saber cómo besabas, pero bueno... perdón. —agregó con una sonrisa.
La abracé y le di unas palmaditas en la espalda.
— Estás re en pedo, Camila. Ahora tengo que cuidar de que no hagas ninguna cagada. Tranquila, acá no pasó nada; no le voy a decir nada a Facundo. —ella correspondió al abrazo y se quedó en silencio.
Veinticinco años tiene esta criatura, y se está comportando como una nena. Ahora estaba actuando de niñero, cuidando a una borracha.
La seguí abrazando y empecé a moverme lentamente, como si estuviéramos bailando.
Apoyé mi cabeza contra la suya.
— Borracha, ¿cómo te va a dar curiosidad cómo besa tu mejor amigo? —acaricié su pelo mientras seguía moviéndome.
— Facundo, vos no sos mi mejor amigo, sos mi novio. —dijo, y me separé de ella. La puta madre, qué pelotuda.
— Soy Guido, Camila.
— Qué rompe bolas sos con eso, Facundo. Todo el día con Airbag, me tiene las bolas llenas. —ella se empezó a acercar a mí y yo me alejaba. La respetaba demasiado a ella y a su relación.
Aunque quisiera besar a Camila, no podía. Está de novia, y no quiero ser el culpable de una ruptura. Me pareció que la mejor idea era ir a mi casa y que ella descanse. Camila había llegado al punto de ebriedad en el que ya comenzaba a confundirme con su pareja.
Todo lo que pasó esa noche fue demasiado rápido. Yo esperaba que todo fuera más lento, un proceso natural. ¿De qué hablo? Si sé que Camila y Facundo nunca se van a separar.
Para Camila, yo no sería ni una opción ni una prioridad.
——
Llegamos a mi casa, y Facundo ya estaba informado de la situación, aunque no sabía nada del beso, claro. No tuvo drama en que ella se quedara a dormir en mi casa. La llevé a mi habitación, y cuando me estaba por ir, ella agarró mi mano y me miró.
— Dale, amor, dormí conmigo. —me quedé mirándola; por la forma en que me miraba, parecía que pensaba que yo era Facundo, cuando en realidad no lo era. Negué y sonreí.
— Buenas noches, dormí bien. —me despedí y me fui a dormir en el sofá, quedándome mirando al techo.
Hace tres meses volví a juntarme con mi mejor amiga de la secundaria, después de tantos años. Hoy fue raro regresar a un boliche con ella, porque me recordó aquella noche en Carlos Paz.
Cuando me besó, no quise aprovecharme como lo hice en su momento. Lo que tocaba era fingir que nada pasó hoy, seguir actuando normal con ella porque somos amigos.
Tampoco es que deba dramatizar tanto solo porque me gusta. Tengo que aceptar que ella tiene una pareja y respetarlo. No puedo hacer nada en su contra.
Me acomodé en el sofá y, después de un rato, logré quedarme dormido.
——
— Guido, tengo hambre, forro, cocíname. —abrí los ojos y vi a Camila enfrente mío. Me caí del susto, y ella comenzó a reírse.
— Al fin te despertás. —se paró, ya que estaba arrodillada—. Estuve un buen rato diciendo lo mismo.
Me senté en el sofá y me estiré.
— ¿Te acordás de algo de lo que pasó anoche? —le pregunté, y su cara pasó de una sonrisa a una expresión seria.
— ¿Qué pasó anoche? —preguntó, y suspiré. Qué suerte que siempre está tan despistada, siempre se olvida.
— Nada, nada. Casi te caes a una zanja anoche y bueno... —mentí.
— ¿En serio? Qué pelotuda que soy. La próxima no me dejes tomar tanto. —sonrió Camila, y... obvio que no te dejo tomar, Camila, si sos un peligro con alcohol corriendo por tus venas.
Me levanté del sofá y fui al baño a cepillarme los dientes.
Cuando salí, me encontré con Camila esperando el desayuno. Fui a la cocina y empecé a hacer unas tostadas y café para la señorita.
La miré y estaba distraída; lo hermosa que es recién despierta, Dios. Qué suerte la de Facundo al despertarse a su lado, dormir abrazados juntos... Ay, basta Tengo que dejar de pensar en situaciones tiernas porque me vuelvo envidioso.
Terminé de preparar el desayuno y se lo entregué a Camila. Ella me sonrió y le devolví la sonrisa. Basta, hija de puta, trato de negar que me gustas y vos seguís dándome razones para GUSTARME.
Odiaba ser así. Soy la persona que quiere las cosas ahora, no quiere procesos, pero con Camila es todo diferente. Es incomparable con otras chicas. Pero bueno, está el detalle del novio.
— En unas horas viene Facu a buscarme. —dijo ella, y asentí, mientras miraba mi celular para ver unos TikToks.
— Quiero aprender a tocar la guitarra. —dijo Camila de la nada, y yo me sorprendí.
— Es difícil igual, no esperes resultados rápidos.
— Me da igual, yo quiero aprender. Dale, enséñame, no te pongas ortiva, Armido. Dale
Me quedé pensativo, pero terminé aceptando.
— ¿Cuándo querés empezar? —pregunté.
— Y podríamos empezar hoy, mientras esperamos a Facu. Pero primero, déjame terminar el desayuno. —dijo, y terminé mi plato, levantándome para lavar.
Hasta que se apareció Camila al lado.
— ¿Te ayudo? —pregunté, y ella negó.
— Está bien, yo puedo. —agarré el plato de ella y lo lavé. Ella se quedó parada mirándome y yo la miré.
— ¿Pasa algo?
Negó con la cabeza y se fue al living.
— ¿Hoy trabajas? —pregunté, y negó.
— ¿Te pensás que hubiera salido al boliche y tomado tanto para después ir a trabajar?
— Sos capaz, igual. ¿Para qué querés que te mienta? —me reí.
— Camila, levántate del sofá. —le hice señas y agarré la guitarra. Ella se levantó y se puso enfrente mío, le pasé la guitarra.
— Banca. —dije y me puse detrás de ella. Me acerqué a ella y acomodé sus manos en la guitarra. Me apoyé en su hombro y la miré. Nos quedamos mirando un rato.
— Bueno... mira. —empecé a mover sus manos para que pudiera tocar un poco las cuerdas. Le comencé a explicar cada cosa.
Ella empezó a hacerme caso y comenzó a tocar la guitarra. En un momento, me puse nervioso y hice que la mano de Camila hiciera un desafinado con la guitarra. Ella se asustó y me miró.
— ¿Qué pasó?
— Nono, nada. Me distraje, perdón. —la miré y se notaba que ella estaba atenta a mí, a lo que hacía o algo. Que venga siempre, entonces, que le doy las clases que sean necesarias. Aunque llegue a aprender a tocar, quiero ver siempre a Camila para tenerla así de cerca.
![](https://img.wattpad.com/cover/376943642-288-k524445.jpg)
ESTÁS LEYENDO
𝐃𝐢𝐞𝐳 𝐝𝐢𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐬𝐩𝐮𝐞𝐬. || 𝐆𝐮𝐢𝐝𝐨 𝐀𝐫𝐦𝐢𝐝𝐨 𝐒𝐚𝐫𝐝𝐞𝐥𝐥𝐢
FanfictionDos mejores amigos de la secundaria, que estaban inseparablemente unidos por un asunto algo absurdo, terminaron distanciándose. Años después, se reencuentran, pero uno de ellos se lleva una sorpresa. "𝐫𝐞𝐜𝐮𝐞𝐫𝐝𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐨𝐥𝐯𝐢𝐝é 𝐝𝐞𝐜𝐢𝐫𝐭...