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Creo que no hay cosa más horrible que darse cuenta de que la persona indicada es alguien con quien estuviste peleado durante siete años. Para Camila, fue bastante duro. Si no hubiera existido ese conflicto, tal vez se hubieran dado en su momento. Pero, lastimosamente, las cosas siempre pasan por algo. Siete años en los que, a veces, la nostalgia la golpeaba con fuerza.

A su alrededor, todos se dieron cuenta de la forma en que ella miraba a Guido. Aunque ella lo negara, dijera que no, que todo era mentira, sus ojos no mentían. En la actualidad, se podría decir que estaba perdidamente enamorada de él.

Era el momento más equivocado para enamorarse, y justo de él. Para una mujer, la persona que te gusta y te hace sentir tantas cosas, la peor situación es escuchar al varón que te atrae hablar de otra, que esté en pareja con alguien más.

Mientras tanto, él, desde chico, sabía que ella era la indicada, pero que nunca la tendría. Siete años en los que la pensó tanto, donde tuvo una relación, donde intentó olvidarla, donde fue frío. Tomó la decisión de dejar a otra y perdió el interés, ni siquiera le prestaba atención a su pareja de aquel momento. Tenía la mínima esperanza de que algo pudiera surgir entre ellos, hasta hace poco, cuando se dio cuenta de que ella era muy cambiante en sus sentimientos. Decidió dejar ir esos sentimientos para luego irse con Noelia.

Camila no pasó siete años de contacto cero esperándolo como pareja. Ella siguió con su vida, sus estudios, y su prioridad en ese momento era su pareja. Pero para él, fueron siete años, siete años de cartas, de dedicarle tantas cosas, donde hubo momentos en que no sentía la mano de tanto escribir lo que sentía por ella. Estuvo en relaciones que fracasaron por su comportamiento, el comportamiento de alguien que no sentía lo mismo, que no experimentaba esa adrenalina cada vez que Camila estaba cerca. Para Camila, en esos siete años, él fue simplemente un amigo, pero él no; ella lo dejó con el amor en manos.

Cuando él se fue del hogar de Camila, fue directo a un bar a ahogarse en vodka, a brindar porque todo con Camila había terminado. Dijo que el destino hiciera lo que quisiera, pero ya estaba harto de esperar algo de parte de ella. Camila se dio cuenta de lo que sentía por él cuando tomó la decisión de irse de casa. Dos días fueron suficientes para hacerla reflexionar, dos días en los que estuvo fuera de foco, donde le dio igual lo de afuera, y disfrutó esos momentos solo con él.

Eso bastó para que se diera cuenta de lo tonta que fue hace siete años al haberse peleado con él.

En la actualidad, él tenía la cabeza en otras cosas, un lío total, lidiando con los problemas de la insoportable de Noelia. Mientras tanto, Camila estaba ahí, quieta, apreciando la belleza de él, escuchándolo quejarse de su novia, pero le dio menos importancia al tema de la pareja del chico. Ella lo miraba y ni siquiera sabía a dónde ir.

Aunque hablando de irse, si él le pidiera que abandonara todo, que se fuera a otro continente, ella lo haría con gusto, sin pensarlo dos veces, solo por estar a su lado.

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Camila separó sus labios de los de Guido y lo miró fijamente.

- Estás muy en pedo, Guido. Tenes pareja. -fue lo que dijo la pelinegra, observándolo con una mezcla de preocupación y cariño.

Guido se quedó callado, perdido en sus pensamientos. En ese momento, Alexander se acercó a ellos.

- Che, Camí, ¿queres volver conmigo? -preguntó el castaño, y Camila asintió.

- Sí, Guido que se vuelva con Fátima. Pero en un rato vamos a casa, ahora es medio temprano para irnos. -dijo Camila, llevándose a Guido al sofá del VIP.

Guido estaba pensativo y seguía tomando un poco más de alcohol. Por la expresión en su rostro, parecía tener ganas de desahogarse.

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Camila se despertó y fue directo al baño. Se cepilló los dientes, hizo sus cosas y salió. Cuando volvió a la habitación, se sentó en las piernas de Guido y acarició su abdomen.

- Anoche la vuelta fue incómoda. -dijo Camila, mientras hacía dibujos imaginarios en el lugar mencionado.

- Estamos atrapados en un bucle. Primero era yo el amante, y ahora sos vos mi amante. Vos tenías novio y lo engañabas conmigo, ahora es al revés. -dijo Guido, acomodándose encima de sus brazos.

Ella lo miró y mordió su labio.

- Pienso en lo de anoche con esos brazos y...

Guido la miró y sonrió levemente.

- Me peleé con mi mujer, Camila, y la forma de desahogarme no era escucharme, sino... ¿cogerme? -bromeó Guido, y Camila se rió.

- No soy psicóloga cuando estoy contigo, así que hago lo que me plazca.

Guido tomó la cintura de la chica y, con un movimiento, se colocó arriba de ella.

- Esta vez sí tiene que ser la última vez que lo hacemos, Camila.

En ese momento, Camí sintió una punzada de tristeza.

- Tengo novia, lo tenes que entender. Discutí con mi mujer. Fue solo una crisis. Venimos bien, Camí, siendo amigos. -dijo, dejando un suave pico en los labios de Camila.

El teléfono de Guido empezó a sonar, y se notó que estaba molesto. Se levantó de la cama para atender el llamado.

Camila no quería hacerse ilusiones, pero ¿cómo no hacerse ilusiones cuando él hacía eso?

- Noelia, estoy en lo de un amigo. Anoche me quedé sin batería, por eso te daba como apagado. -dijo Guido, con un tono de voz impaciente-. Sos una rompe bolas, Noelia. Ahora voy, ¿podés al menos dejarme desayunar, flaca? -cortó el llamado, agarrando su remera del piso.

- Perdón, Camí, estaba muy en pedo. ¿Esto no va a afectar nada entre vos y Alexander? -preguntó Guido, con un atisbo de preocupación en su mirada.

- Tranquilo, no fue nada lo de anoche. -sonrió Camila, intentando calmar la situación.

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Camila llegó al trabajo y se acercó a Fátima.

- Gorda, no sabes lo que pasó anoche. -dijo, con una mezcla de emoción y nerviosismo.

- Alexander y yo te vimos que te fuiste con Guido. ¿Qué onda, lo cuidaste? -preguntó Fátima, mirándola con atención.

- Anoche fuimos a casa y... sin querer me senté arriba de sus piernas y garchamos. NO FUI YO, ÉL EMPEZÓ -exclamó Camila, mientras Fátima la miraba sorprendida.

- ¿Pero sos tonta? Tiene novia, Camilaaaaaaa, ayer te beso y vos misma le dijiste, tenés noviaaa le dijiste.

Justo cuando Camila estaba por contestarle, apareció Noelia de la nada. La rubia la saludó con una sonrisa de oreja a oreja y se dirigió a anotarse en recepción.

- Bueno, amiga, tengo que ir a atender a Noe. Más tarde hablamos y te cuento mejor.

-Más tarde vamos a tener una sesión vos y yo. Te voy a matar, Camila, ¿qué hiciste? -advirtió Fátima, con un tono de broma pero con un trasfondo de preocupación.

Camila se fue a su consultorio con una sonrisa en el rostro.

- Bueno, Noe, ¿intentaste lo que te dije? -preguntó, buscando establecer un ambiente de confianza.

- Creo que él me miente. Se está viendo con otra. -respondió Noelia, con un tono de frustración en su voz.

𝐃𝐢𝐞𝐳 𝐝𝐢𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐬𝐩𝐮𝐞𝐬. || 𝐆𝐮𝐢𝐝𝐨 𝐀𝐫𝐦𝐢𝐝𝐨 𝐒𝐚𝐫𝐝𝐞𝐥𝐥𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora