Después de presenciar aquella escena, me dirigí al lugar del after con una cara de pocos amigos. Me dejé caer en el sofá y crucé los brazos, mirando al vacío, reflexionando. Una vez más, me dejé engañar por esta chica, que parece disfrutar de que le rueguen.
Siempre detrás de una mujer como un pelotudo. Estaba harto de todo. Trataba de no pensar, de disfrutar el after, de celebrar que cerramos el año, pero la indignación que sentía era demasiado grande. No tenía ganas de hablar con nadie porque estaba sumido en mis pensamientos. ¿Qué iba a hacer si Camila aparecía? ¿Hacerle un drama delante de todos y hacerla pasar vergüenza? No. Trataba de calmarme, de mantener la compostura y decidir qué decirle. ¿Decirle que no quiero hablarle más? ¿Que no quiero que se relacione conmigo?
¿Era correcta esa decisión? Me dolía la situación, pero después de diez años de estar tan loco por ella, donde supuestamente había amor correspondido, todo resultaba ser una farsa. Otra vez, como siempre, en segundo plano. Primero Facundo, donde tuve que aguantar ser el amante, y ahora bancarme al idiota de Nicolás.
Mientras pensaba qué hacer, para mi buena suerte (ironía), vi cómo Camila aparecía con Nicolás, saludando al equipo. Mis hermanos se pararon frente a mí.
—Che, ¿qué pasó? Recién estabas bien y ahora tenés cara de que viste lo peor —dijo Pato, y lo miré.
—Camila volvió con Nicolás —dije después de un rato, aunque me dolió demasiado decirlo, intenté que mi voz no temblara.
—¿Recién... ahora te diste cuenta? —preguntó Gastón, levantando una ceja.
—¿Ustedes ya lo sabían?
—Cuando fuimos a comer la otra vez, los habíamos visto. Por suerte, ellos no nos vieron... —admitió Pato, y yo coloqué mi mano en mi frente.
—Che... ¿viste lo de Punta del Este? —dijo Gastón, y asentí—. Bueno... habíamos invitado a Camila antes de todo este quilombo. Y ustedes dos van a dormir juntos.
—¿Vos me estás tomando el pelo, Gastón? No la quiero ver ni en figurita y ahora me la tengo que fumar en Uruguay —dije, levantándome algo enojado.
—Acordate, Guido, que Camila es mi amiga. Que vos tengas conflictos con ella no significa que yo también los tenga que tener —dijo Patricio—. No seas caprichoso, bancatela.
—Chupala, boludo —dije mientras me iba, escuchando a lo lejos un "inmaduro".
Fui a la mesa a agarrar algo para comer y tomar, y alguien me tocó el hombro. Era Camila, con una sonrisa.
—¡Cerraron el año en Vélez! ¿Vos entendés eso? —dijo Camila. Me quedé callado mientras comía a bocados la picada, no le preste atención a lo que me decía porque mi mirada estaba fija en Nicolás, un hijo de puta con esa sonrisa.
—La memoria del celular casi llena de todas las fotos y videos que te saqué —dijo Camila, mostrando toda su galería. Respiré profundo y la agarré levemente del brazo.
—¿Podemos hablar? —dije, tratando de sonar tranquilo, aunque por dentro estaba lleno de bronca. Ella asintió y la llevé a un pasillo alejado de la gente.
—Camila, me decepcionaste muchísimo. No sé por dónde empezar o qué decirte, pero, ¿cómo podés caer tan bajo? ¿Qué te hice yo para que me engañes así? Te di todo, te di mi amor, te esperé en varias ocasiones, respeté tus relaciones y a vos te importó un carajo.
—¿Qué? No te entiendo, Guido —dijo Camila, con una cara confusa.
—Flaca, dejá de hacerte la pelotuda. Estoy harto de estar atrás tuyo rogándote. Yo, como un idiota, te invito a los recitales, te doy un pase VIP y caés con tu ex pareja, y después te lo besás enfrente mío.
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𝐃𝐢𝐞𝐳 𝐝𝐢𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐬𝐩𝐮𝐞𝐬. || 𝐆𝐮𝐢𝐝𝐨 𝐀𝐫𝐦𝐢𝐝𝐨 𝐒𝐚𝐫𝐝𝐞𝐥𝐥𝐢
FanfictionDos mejores amigos de la secundaria, que estaban inseparablemente unidos por un asunto algo absurdo, terminaron distanciándose. Años después, se reencuentran, pero uno de ellos se lleva una sorpresa. "𝐫𝐞𝐜𝐮𝐞𝐫𝐝𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐨𝐥𝐯𝐢𝐝é 𝐝𝐞𝐜𝐢𝐫𝐭...