11.

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— Che, para... ¿dónde querés merendar? ¿Querés salir o a mi casa? No sé, me ocurre adónde podemos ir, te juro que no es de rata. —dijo Guido y empecé a reírme.

— Me leíste la mente, che. Vamos a tu casa, que es más tranquilo. —contesté.

— ¿Dónde estás viviendo? —preguntó Guido.

— Y... cuando conocí a Facu, volví acá. Me había mudado por el tema de la universidad, viste. —Llegamos al edificio y me bajé del auto, esperándolo a él que se bajara.

— ¿Ustedes están conviviendo juntos? —negé.

— No, vamos despacio.

Lo seguí y entramos al ascensor.

— Me acordé de algo... —lo miré y él me miró también.

— ¿Qué cosa?

— No me odies por lo que te voy a decir, pero tengo una excusa. Cuando estábamos en contacto cero, fui a uno de los recitales de ustedes. —Él sonrió—. Pero yo no sabía que tocaban ustedes; fue Fátima quien me llevó ahí.

— ¿Y qué te pareció?

— Me puse a llorar, Guido. No los pude ver completos... Me acordé de que Fátima una vez me dijo que vos escribiste un tema para mí. —El se me quedó mirando.

— Ah, sí... tres en realidad.

— ¿Cuáles?

— "Diez días después", "Todo pasa" y el otro no me acuerdo. Era un pendejo de mierda. —rió él.

— Yo no podía escucharlos, me acordaba de vos y me dolía el alma. Aunque lo intentara, no podía. —salimos del ascensor y seguí a Guido.

— Es entendible igual. —Abrió su departamento y me hizo seña para que pase.

— Permiso. —Entré y empecé a mirar alrededor.

— Perdona el desorden. —dijo y yo me senté en el sofá.

— Ya que hoy estábamos hablando de mi novio, ¿no tenés alguna novia? —pregunté. Él apareció con una lata de Coca para mí.

— No me gusta tener novia, creo que soy terrible en una relación. La última relación que tuve fue un desastre; pierdo el interés muy rápido. Estar con una mina no es lo mío.

— ¿Y no te gusta nadie? —pregunté y él negó.

— Es que no tengo tiempo. No salgo de joda porque estoy con las giras y me da paja conocer a alguien. Prefiero quedarme así como estoy, solo.

— Bue, se ve que perdiste el encanto ese que tenías en la secundaria. Qué vago sos, Armido, no podés. —reí.

— Bue, ¿te pensás que porque tenés novio podés descansarme? —dio un puño suave a mi brazo y fingí que me dolió.

— Ay, qué bruto. —me quejé y él se reía, hasta que me entró un llamado de Facundo.

— Hola, amorcito. —contesté—. ¿Todo bien? Perdona, ahora ando con Guido merendando. No te avisé... Sí, me parece perfecto que a la noche comamos milanesas con puré. Bueno, dale amor, te amo, nos vemos después. —corté la llamada.

— Mua mua mua. —me hacía burla Guido y tomé la lata de Coca—. Son muy lindos. Más te vale ser yo el primero en saber cuándo sean padres, eee Quiero ser tío.

— Para, es una banda lo que decís.

——

Con Guido nos habíamos puesto a ver los Simpsons, recordando los momentos que compartimos de chicos. Faaa, qué recuerdos.

𝐝𝐢𝐞𝐳 𝐝𝐢𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐬𝐩𝐮𝐞𝐬. || 𝐠𝐮𝐢𝐝𝐨 𝐚𝐫𝐦𝐢𝐝𝐨 𝐬𝐚𝐫𝐝𝐞𝐥𝐥𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora