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Después de una tarde disfrutando del sol y el mar en la playa, el grupo decidió volver a la casa para relajarse. Guido, sentía la necesidad de aclarar ciertos temas. tomó suavemente la mano de Camila y la llevo hacia el área de la piscina.

—¿Podemos hablar un momento? —le preguntó Guido con un tono sereno, buscando su mirada—. perdón por haberte llamado botinera, insinuar que eras fácil, y decirte que te buscaras otro hombre.

Guido se dirigió a la reposera y se sentó, sus ojos fijos en Camila, que permanecía de pie. Ella esbozó una ligera sonrisa y se acomodó a su lado, dispuesta a escuchar.

—Me dolió un poco que me digas que estaba con Nicolás solo por su plata —confesó Camila—. Para mí no importa cuánto ganen los dos. Te elegí a vos por lo que realmente siento.

Guido se inclinó hacia ella y la envolvió en sus brazos, susurrándole con sinceridad:

—Perdón, mi amor, de verdad, lo siento mucho.

Camila lo miró con ternura y sonrió, aceptando su disculpa.

—Estás perdonado, eh...

Juntos, se metieron en la casa. Guido se dirigió al baño a pegarse una ducha, mientras Camila se quedó en la sala, esperando.

—¿Ya son novios? —preguntó Pato con curiosidad, a lo que Camila respondió negando con la cabeza.

—Todo está tranquilo por ahora.

—Solo te pedimos, Camila, que no vuelvas a desaparecer. Mi hermano enloquecería. Ya lo hizo hace unos años cuando pasó meses buscándote por Palermo.

Camila se dejó caer en el sofá, mirándolos sin pronunciar palabra. Con Guido, aún no habían tocado el tema de lo que sucedió hace tres años. Desde que se reencontraron, la comunicación había sido tensa. despues vino su ruptura con Nicolás, los eventos en casa de Nicolás, la situación con los Vélez, y ahora, estaban en Punta del Este.

La curiosidad de Camila sobre aquellos años que pasaron separados crecía cada segundo. Quería entender cómo había estado Guido, qué había sido de su vida en su ausencia. Aunque intuía que Guido había atravesado una mala experiencia, lo cual fue parte de la razón por la que dejó el país, sentía que era necesario discutirlo abiertamente.

Camila permaneció en silencio, y Gastón, percibiendo la incomodidad, comentó:

—¿Nunca hablaron de lo que pasó, verdad? —dijo Gastón, y ella asintió—. Antes de avanzar en su relación, creo que es importante que conozcan ambas versiones de la historia.

—Claro, deberían aprovechar este momento —añadió Meli—. Nosotros tendríamos que ir al centro a comprar algunas cosas y después pedir algo para comer, ¿no creen?

Con la decisión tomada, los demás se levantaron y salieron de la casa.

Camila se quedó en el sofá, perdida en sus pensamientos sobre cómo abordar el tema con Guido, la curiosidad picándole en el interior.

Guido salió del baño, con una musculosa blanca, su cabello atado y un pantalón de camuflaje. Le entregó la toalla a Camila, quien se dirigió al baño.

Mientras el agua corría sobre su piel, Camila reflexionaba sobre cómo plantear el tema. ¿Sería bien recibido por Guido? ¿O reaccionaría mal?

Al terminar su ducha, se vistió y salió al exterior, encontrando a Guido tomando algunas fotos. Se acercó a él con cariño y lo abrazó por detrás.

—Guido, te amo. ¿Podemos hablar? —dijo ella suavemente, y él la miró con seriedad, aunque con calidez en sus ojos.

Guido se acomodó en la reposera, Camila a su lado, buscando las palabras adecuadas para sacar el tema.

𝐃𝐢𝐞𝐳 𝐝𝐢𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐬𝐩𝐮𝐞𝐬. || 𝐆𝐮𝐢𝐝𝐨 𝐀𝐫𝐦𝐢𝐝𝐨 𝐒𝐚𝐫𝐝𝐞𝐥𝐥𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora