𝐃𝐢𝐞𝐳 𝐝𝐢𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐬𝐩𝐮𝐞𝐬. || 𝐆𝐮𝐢𝐝𝐨 𝐀𝐫𝐦𝐢𝐝𝐨 𝐒𝐚𝐫𝐝𝐞𝐥𝐥𝐢

24.

Mientras estábamos abrazados en mi cama, la película continuaba, pero nuestras cabezas estaban en otro lugar. Guido acariciaba mi pelo suavemente, y yo disfrutaba de la tranquilidad que se respiraba en el aire. Sin embargo, había un trasfondo de melancolía que comenzaba a hacerse presente.

— Sabés no que esta es nuestra última noche así, no? —dijo Guido, rompiendo el silencio, su voz un poco más seria.

Me separé un poco para mirarlo a los ojos, sintiendo un nudo en el estómago.

— Sí, ya sé. —respondí, con una mezcla de tristeza y aceptación. Habíamos llegado a un punto en el que habíamos explorado lo que era estar juntos, y ahora debíamos volver a ser solo amigos.

— No quiero que esto se sienta como un adiós. —dijo él, con un tono de preocupación. — Me gustó lo que compartimos, pero también sé que debemos seguir adelante.

— Yo también.. —dije. — fue muy linda  experiencia, pero quiero que sepas que siempre será importante para mí.

Guido sonrió, aunque había un brillo de tristeza en sus ojos.

— La idea de volver a ser solo amigos me asusta un poco. —admitió—. No quiero perder lo que tenemos, pero entiendo que esto tiene que ser así.

— Nos tenemos que dar una oportunidad para seguir adelante, pero siempre me voy a acordar de esta noche. —le dije, sintiendo que las lágrimas estaban a punto de salir. — Nunca me voy a olvidar lo que compartimos.

— Yo tampoco. —respondió, acercándose más a mí. — Quiero que sepas que siempre estaré aca para vos, sin importar cómo cambien las cosas.

Nos miramos en silencio por un momento, reconociendo la profundidad de lo que habíamos vivido juntos.

La noche estaba llena de emociones contradictorias: la alegría de haber compartido algo tan especial y la tristeza de que todo tuviera que llegar a su fin.

— Entonces, hagamos que esta última noche cuente. —dijo Guido, con una sonrisa que iluminó su cara.

— bueno dale. —asentí.

Nos abrazamos con más fuerza.
Guido rompió el silencio con una pregunta que había estado en el aire desde el principio.

— Camila, ¿vos estás segura de que vas a estar bien cuando yo me vaya y todo vuelva a la normalidad? —su voz era suave, pero había un tono de preocupación en ella.

Lo miré, sintiendo que el nudo en mi estómago se apretaba un poco más. Sabía que ese momento iba a llegar, pero escuchar su pregunta me hizo reflexionar sobre lo que realmente significaba para mí.

— No estoy segura. —respondí honestamente—. La verdad es que me va a costar. Esta noche fue increíble, y no puedo evitar sentir que estoy perdiendo algo valioso.

Guido asintió, y su expresión se tornó seria.

— Entiendo lo que sentís. —dijo—. Para mí también es difícil.

— Pero, ¿y si es demasiado difícil? ¿Y si todo se siente raro después de esto?

— No quiero que te sientas sola. —dijo él, tomando mis manos—. sos una persona fuerte, y sé que vas a salir adelante. Pero también quiero que me lo digas si alguna vez te sentis abrumada.

— Prometo que lo voy a hacer. —le dije, sintiendo que su apoyo me daba un poco más de confianza. — Solo espero que podamos manejar esto con madurez.

— Lo vamos a hacer. —respondió, esbozando una sonrisa que, aunque era un poco triste, tenía un toque de esperanza. —

Nos abrazamos de nuevo.