XXVI

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Bebi nuevamente de mi copa de vino, la tibieza del líquido se extendió desde mi boca hacia mi pecho. Sentí la mirada impaciente de Elia Martell sobre mi persona. La ignore centrando mi atención en nuestros invitados. Los Stark y Baratheon parecían demasiado silenciosos para mi gusto. Aunque los Stark ya eran conocidos por sus pocas palabras.

- Espero que hasta ahora todo este siendo de su gusto, mis señores – murmuro la Princesa Martell rompiendo el silencio.

- Todo ha estado exquisito, mi Princesa – agradeció Robert Baratheon, claramente ya con unas copas encima.

- Estamos agradecidos por la invitación a esta cena, Princesa – hablo Brandon Stark con tranquilidad, sin ninguna emoción en sus rasgos norteños.

Mire al heredero de Invernalia notando sus similitudes con cierta norteña que era actualmente la fuente de mis desgracias. El mismo color castaño, la cara alargada sin emociones y el tono moderado de su voz. Me pregunte que era lo que me atraía de ella con tanta intensidad. Si realmente era por la profecía, o estaba idiotizado por algo más.

- Es bueno ver que Lord Baratheon logro estar a tiempo para esta cena – murmure cortando la carne sobre mi platillo.

Mi tono sonó levemente irritado, esperaba que aquello pasara desapercibido para todos. Sin embargo, no pude ocultar mi molestia con el hombre. Había encontrado al Lord de Bastión de Tormentas mirando furtivamente en dirección a mi norteña favorita. Y esperaba de todo corazón que se mantuviera alejado de ella, al menos, si no quería encontrar su muerte a través de mis manos.

- Tuve unos asuntos que atender en los barrios de Desembarco del Rey – musito el enorme hombre tomando de su copa – Me distraje torpemente.

- Lord Baratheon es conocido por ser distraído – murmuro una voz ligeramente encrespada – No debería de ofenderles su naturaleza, mi Príncipe.

Mi atención viajo a la emisaria de tales palabras. La mujer era hermosa como pocas. Y ella era una Stark, sin duda. Lyanna Stark, la prometida de Robert Baratheon. Sus ojos grises brillaron con algo que solo podía ser disgusto. Parecía poco contenta con la "naturaleza distraída" del Baratheon. Pude ver a su hermano mayor darle una mala mirada, pero ella ni se inmuto.

- No hay ofensa, mi señora – respondí con una sonrisa por ver su actitud desafiante – No tiene que preocuparse por su futuro esposo.

- Por supuesto que lo hago, sus errores están destinados a perseguirme a mí también – soltó sin pena.

- ¡Lyanna! – regaño Brandon Stark – Lo mejor será que vuelvas a tus habitaciones, sin duda el viaje te ha sentado mal.

La chica Stark bajo la mirada ante las represalias de su hermano. Mire a Robert Baratheon esperando verle con algún signo de molestia. Sorprendentemente lo encontré mirando a la mujer norteña con tristeza. Lo poco que había escuchado de esta peculiar pareja era que ella lo toleraba y el la idolatraba. Que tragedia.

- Lya – dijo Eddark Stark intentando tranquilizarla, él era más silencio de ese peculiar grupo – Te escoltare a tus habitaciones, parece ser que el calor del sur te ha abrumado.

- No hace falta, hermano – dijo ella levantándose rápidamente – Conozco el camino a mis habitaciones. Con su permiso, altezas.

Lyanna Stark realizo una corta reverencia que Elia correspondió con simpatía. No aparte mi mirada de la "Loba" del norte hasta que desapareció detrás de las enormes puertas. Ciertamente la joven tenía la personalidad fuerte y vivaz con la que solían definirla. Suspire pensando si era una característica de todas las mujeres del norte poseían.

FatalidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora